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Escribe:
Jose Castillo
Procesan a Cavallo y De la Rúa
Otro fallo contra la deuda externa
El juez Ballesteros acaba de pronunciarse contra la operación del Megacanje de la Deuda Externa en el 2001, definiéndola como “fraude a la administración pública”. Se termina por reconocer judicialmente la existencia de un fabuloso negociado que terminó aumentando la deuda en 50.000 millones de dólares. Ya en el 2000, otro fallo la había declarado ilegítima e ilegal. Sin embargo, los gobiernos siguieron pagando. Kirchner, más que ninguno.
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Portada de nuestro periódico de diciembre de 2001, donde ya denunciabamos el fraude del megacanje |
Domingo Cavallo y Fernando De la Rua acaban de ser embargados por 30 millones de pesos cada uno. A su vez el ex Secretario de Finanzas Daniel Marx y el ex Secretario de Hacienda Jorge Baldrich, lo fueron por 25 y 10 millones respectivamente. El juez afirmó que no se trató de una simple decisión de política económica equivocada: “Es posible sostener, con la certeza que la etapa procesal requiere, que los imputados obraron con absoluta conciencia de que actuaban en perjuicio de los intereses nacionales”.
El fiscal de la causa, Federico José Delgado, señaló que se cerró el canje “a sabiendas de que sería perjudicial para el Estado” y que “generaron un lucro indebido a favor de los tenedores de bonos”. Los considerandos del procesamiento, así como el trabajo de los peritos es impecable. Lo único que podemos criticar es que se le permita a los involucrados esperar el juicio oral en libertad, ya que el juez no dictó la prisión preventiva, incluso a pesar de las declaraciones públicas de Cavallo, que anunció que la semana próxima se vuelve a los Estados Unidos.
La historia de la estafa
Ya en el 2000, según el propio Banco Mundial, la Argentina era el país más endeudado del planeta y se estaba al borde de la cesación de pagos. En diciembre de ese año, se anunció un acuerdo por el que se le prestaba al país 40.000 millones de dólares. Fue el famoso “blindaje”. Pero no todos los fondos llegaron. En el 2001 vencían 21.789 millones de dólares. El gobierno de De la Rúa estaba dispuesto a cualquier cosa con tal de seguir pagando. Por eso sacaron a Machinea (Ministro de Economía “ultraquemado”) y trajeron a López Murphy, que pretendió hacer pasar un fenomenal ajuste. No pudo. Una rebelión popular, que preanunció la que estallaría en Diciembre, lo volteó en una semana. Entonces recurrieron a la “experiencia” y el “prestigio” internacional del autor de la convertibilidad. Volvía Domingo Cavallo al Ministerio de Economía.
Era un hecho que no había salida si se seguía pagando la deuda. La única forma de hacerlo era metiendo un ajuste atroz, como reclamaba el FMI, pero el pueblo venía resistiendo y no lo dejaba pasar.
Pero Cavallo tenía “contactos” internacionales. Fue el propio David Muldford, banquero del First Boston,el que propuso “un canje” de la deuda argentina. Cavallo aceptó y ofreció cambiar los bonos que vencían por otros a más largo plazo, con una super tasa de interés. Habría además, una jugosa comisión para los “amigos” que lo ayudaran en la operación. El propio Muldford fue el encargado de colocar los nuevos bonos en los mercados mundiales.
Así, a principios de junio del 2001, la Argentina refinanció vencimiento de deuda externa por 30.000 millones de dólares a una tasa de interés del 16% anual (hasta ese momento se venía pagando el 9%). Esto implicó un aumento inmediato del endeudamiento en 55.000 millones de dólares, a cambio de “correr” los vencimientos por 5 años. Como si eso fuera poco se puso como “garantía” al cobro de esos bonos la propia recaudación de impuestos. Según explicó por televisión el propio Cavallo, cualquier acreedor iba a tener prioridad para cobrar, antes que los empleados públicos y los jubilados. A estos, al mes siguiente, se les efectuó una reducción de sus haberes del 13% para demostrar la efectividad de la transacción.
Los acreedores hicieron un negocio redondo: canjearon papeles sin valor y con un interés bajo por otros “nuevos”, garantizados por la recaudación impositiva argentina y con lo que era entonces la mayor tasa de interés del planeta.
Los bancos Galicia, BBVA, Río Santander, Credit Suisse First Boston, HSBC, JP Morgan Securities y Salomón Smith Barney, que se beneficiaron no sólo por ser los que cobraron 168 millones de dólares de comisiones, sino también con la “autoventa” de bonos por 13.000 millones de dólares, ahora fueron citados a declarar ante el juez.
Cada vez más fraudulenta, ilegal e inmoral
Año a año se siguen acumulando las pruebas sobre el carácter usurero de nuestra deuda externa. Ya tenemos el fallo del 2000, donde el juez envió sus conclusiones al Congreso para que “tomara las medidas que correspondieran”. Ahora, también el megacanje es sentenciado como un robo. A esto se suman los innumerables estudios sobre la subvaluación de las empresas públicas, vendidas a cambio de “papeles incobrables” a principios de los 90 y las denuncias sobre todas y cada una de las maniobras con que se incrementó el endeudamiento en estas décadas.
Sin embargo, todos siguieron pagando. Y este gobierno más que ninguno. Despotrica contra el FMI, pero le pagó por adelantado, hasta el último centavo. Así, a principios de este año, desembolsó casi 10.000 millones de dólares. Ya antes, había denunciado a los fondos buitres, para terminar renegociando en el 2005 con los acreedores privados, garantizándoles jugosos intereses hacia el futuro. Ahora está arreglando como pagar los 6.500 millones de dólares con el Club de París (deudas con los gobiernos de Alemania, Japón y España, que incluye parte de los fondos del blindaje del 2004). E incluso volvió a reconocer que quiere reabrir la negociación por los 20.000 millones de dólares con los acreedores que no entraron en la reestructuración de deuda de comienzos del 2005. Los años pasan, los negociados con los pulpos siguen, la deuda se sigue agrandando, y los gobiernos pagando. Kirchner no es la excepción.
De una vez por todas, dejar de pagar
Lo venimos diciendo desde 1982: no hay salida para los problemas de la economía argentina ni esperanza para su clase trabajadora sin dejar de pagar la fraudulenta, ilegal, inmoral e impagable deuda externa.
Tenemos todos los argumentos, legales, políticos y económicos. Ahora se suman los del megacanje. Pero también tenemos a nuestro favor la historia reciente. Ya que eran muchos los que decían que “no se podía dejar de pagar la deuda”. Sin embargo, cuando tras el default de fines del 2001, en que se dejó de pagar una parte de la misma, los que amenazaron con represalias y embargos no las pudieron llevar adelante.
Por supuesto, a la cesación de pagos debemos sumarle un llamado a todos los países latinoamericanos para conformar un Club de Deudores, que enfrente de conjunto a los grandes acreedores y que ponga en común los inmensos recursos económicos, energéticos y naturales del subcontinente.
La deuda externa no solo es una hipoteca por lo que pagamos. Es también una herramienta de chantaje por medio de la cual los organismos internacionales nos terminan fijando la política económica. Así, los distintos gobiernos terminan llevando adelante planes de ajuste diseñados por esos organismos, que someten a los pueblos al hambre y la marginación. Por eso se impone romper con el FMI, el Banco Mundial y todos los Organismos Financieros Internacionales.
Recuperar los fondos que hoy se van al agujero negro del pago de la deuda y la capacidad soberana de llevar adelante una política propia, son los prerrequisitos para lanzar un auténtico plan de emergencia, que comience con un gran plan de obras públicas al servicio de terminar con la desocupación, pero que también implique plata para salud, educación, aumentos de salarios y jubilaciones.
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