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Brasil: habrá segunda vuelta electoralCastigo electoral para LulaLula no pudo imponerse en la primera vuelta. Ganó, pero no logró superar el 50% y habrá segunda vuelta. Por otra parte, perdió en San Pablo y en toda la región más industrializada del sur del país. Hubo polarización y voto castigo capitalizado por el neoliberal Geraldo Alckmin.
Las elecciones brasileñas tuvieron un resultado relativamente sorpresivo. Hubo un vuelco del electorado que impidió que Lula ganara en la primera vuelta. Sacó el 48,6%, y también perdió diputados. Este vuelco benefició en primer lugar a Geraldo Alckmin, el candidato de la derecha, que contó con enormes recursos mediáticos y económicos. También hubo un notable cambio de composición del voto. Lula ganó en los estados más pobres del norte, pero perdió en las grandes ciudades industriales que fueron el baluarte obrero del PT histórico. La explicación es que el gobierno de Lula no solucionó prácticamente ninguno de los problemas de los trabajadores, salario, empleo, vivienda, tierras. Lo único que hizo fue un plan de ayuda social miserable de 50 reales (23 dólares) mensuales por familia, para los más pobres. De esta forma logró mantener su caudal electoral, aunque perdió a una parte importante de la clase trabajadora. Un sector significativo de ella apoyó la candidatura de Heloisa Helena (ver nota). El Manifiesto del Frente de Izquierda calculó en 238 mil millones de dólares lo que pagó el gobierno de Lula en concepto de intereses de la deuda a los banqueros. En cambio, el total de la ayuda social no llegó a los 2.500 millones de dólares (el real vale un poco más que el peso). Por otra parte, mantuvo los pilares del plan neoliberal, comenzando por las privatizaciones. Y profundizó el neoliberalismo con reformas como en Previsión Social. Esta reforma fue el punto de ruptura de los diputados que formaron el PSOL y dio origen a huelgas de trabajadores estatales. La corrupción desenfrenada fue la consecuencia lógica de esta entrega total a los intereses imperialistas y oligárquicos. Estos fueron los hechos que llevaron a millones de trabajadores a dejar de votar al PT, el partido que construyeron durante 20 años. Además, el sector mayoritario que sí lo siguió votando, lo hizo en forma mucho más pasiva, sin entusiasmo. Por eso, esta campaña fue de casi nula participación popular. En todas las elecciones anteriores, el PT se había caracterizado por un intenso activismo de decenas de miles de trabajadores que apoyaban a lo que consideraban su partido. Esta vez tuvo mucho dinero para la campaña, aportado por los oligarcas y banqueros, mucha televisión, y nada de activismo popular. Muy probablemente Lula ganará en la segunda vuelta. Pero, en su nuevo mandato, va a tener que enfrentar un creciente descontento, y luchas obreras y populares, contra su política económica y social. La candidatura del PSOL y el Frente de Izquierda
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