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Mercedes Petit

1956: Egipto derrotó a imperialistas y sionistas

La guerra por el canal de Suez

A fines de octubre de 1956, hace cincuenta años, el ejército israelí, impulsado y protegido por Inglaterra y Francia, invadió Egipto. El objetivo era recuperar el control imperialista sobre el estratégico canal de Suez, nacionalizado por Nasser tres meses antes. No lo lograron.

Gamal Abdel Nasser anunciando la nacionalización. 26 de julio de1956

Gamal Abdel Nasser anunciando la nacionalización. 26 de julio de1956

Canal de Suez

canal de Suez

El canal de Suez une el mar Mediterráneo con el mar Rojo, permitiendo el viaje directo de los barcos entre Europa y el sur del golfo Pérsico, India, Japón y China. La travesía es de 161 kilómetros. Fue construido por el ingeniero Fernando de Lesseps y se inauguró en 1869. Hasta 1956 perteneció a una compañía anglo-francesa que tenía 99 años de “concesión”, protegida por tropas imperialistas.

La nacionalización del canal

Desde fines de la Segunda Guerra Mundial el mundo árabe formó parte del gran ascenso de masas que sacudió a todo el llamado Tercer Mundo. En 1948 los principales países árabes fueron derrotados en la guerra contra la implantación del Estado de Israel en tierra palestina. Pero esto provocó la crisis de los viejos regímenes y el surgimiento de movimientos nacionalistas burgueses, en particular en Egipto, que era una semicolonia británica gobernada por la monarquía corrupta de Faruk. En 1952, en medio de movilizaciones populares, triunfó un golpe militar encabezado por Gamal Abdel Nasser, apoyado por sectores burgueses, de clase media y los oficiales más plebeyos.

El nuevo gobierno fue tomando medidas para impulsar la industrialización, avanzar con la reforma agraria y negociar con Inglaterra el retiro de sus tropas. En 1955 Egipto comenzó sus primeros pasos en la investigación atómica y en el proyecto de construir la gran represa de Asuán, sobre el Nilo.

Los Estados Unidos, la nueva potencia imperialista hegemónica, buscaban desplazar la influencia británica en Oriente Medio. Negociaba con Nasser con el objetivo de defender sus intereses petroleros (pidiendo protección para su empresa, Aramco) y alquilar una base militar, ofreciendo financiación para Asuán. Pero no llegaron a un acuerdo. También la Unión Soviética comenzó a negociar con Nasser y a venderle armas.

El 26 de julio de 1956, luego de que el Banco Mundial le rechazó un pedido de crédito para hacer la represa, el gobierno egipcio nacionalizó el canal. El 28 hubo en todo el país movilizaciones entusiastas y masivas.

Israel: gendarme contrarrevolucionario

Además de masacrar y echar de sus tierras al pueblo palestino, Israel se instala en Oriente Medio como un ariete de la dominación imperialista sobre el mundo árabe. En 1955/6 el ejército sionista hacía permanentes incursiones contra las aldeas palestinas de Gaza, que por entonces era parte territorial de Egipto. Ante la nacionalización del canal, los imperialistas ingleses y franceses alentaron al gobierno sionista para que invadiera la península del Sinaí. Así pretendían avanzar en su sueño racista del Gran Israel, del “Nilo al Eufrates”, que anunciaba en sus discursos su primer presidente, Ben Gurión. El 29 de octubre los israelíes invadieron por el sur el Sinaí para atacar Ismalia (a mitad de camino de ambos extremos del canal) y Suez (acceso sobre el mar Rojo). Para apoyarlos, el 31 Inglaterra y Francia bombardean El Cairo, Ismalia, Suez y Port Said (el acceso sobre el Mediterráneo).

El 5 de noviembre, paracaidistas anglofranceses ocuparon, luego de cruentos combates y enfrentamientos con la población, la ciudad de Port Said. A pesar de ese logro militar no pudieron avanzar más. Los Estados Unidos, el nuevo amo del mundo, no los apoyaron, y tampoco la Unión Soviética. Israel no pudo ocupar el Sinaí (hasta once años después). El 23 de diciembre los paracaidistas se fueron de Port Said. Nasser y el pueblo egipcio habían triunfado. Ingleses y franceses perdieron casi toda su influencia en Oriente Medio.

Cara y cruz del nacionalismo burgués

La nacionalización del canal de Suez y la derrota de las tropas israelíes y de las potencias europeas causaron una nueva y renovada oleada de entusiasmo nacionalista y antiimperialista en el mundo árabe. Nasser era el líder popular indiscutido. Fueron cayendo viejas monarquías y surgiendo gobiernos parecidos al egipcio en Irak, Irán, Siria y Yemen del Norte. En 1962 fue expulsada la dominación francesa en Argelia.

La inconsecuencia de esas corrientes nacionalistas burguesas, temerosas de la movilización independiente de las masas, las fue llevando a frenar el ascenso y a capitular nuevamente a las potencias imperialistas. El hecho más ilustrativo fue que el sucesor de Nasser (fallecido en 1970), Anwar el-Sadat, pasó a la historia como uno de los más grandes traidores del pueblo árabe. En 1978, luego de que le fue devuelto el Sinaí (lleno de pozos petroleros…), llevó a Egipto a ser el primer país árabe que reconoció la existencia del genocida Estado de Israel.


El apoyo del trotskismo argentino al pueblo egipcio

Aunque en la Argentina el año 1956 estuvo marcado por el inicio de la resistencia del movimiento obrero contra la “Revolución Libertadora” de septiembre de 1955, Nahuel Moreno y su grupo seguían día a día los grandes hechos de la revolución mundial. Ante la nacionalización de Suez, llamaron de inmediato a la solidaridad con los egipcios.

En Unidad Obrera Nº 2, de septiembre de 1956, decía: “¡Apoyemos con todas nuestras fuerzas al pueblo egipcio contra la canalla imperialista!

“La nacionalización del canal de Suez constituye un importante paso hacia adelante en la difícil pero victoriosa lucha de los pueblos coloniales, semicoloniales y dependientes del Medio Oriente, Asia y Africa […]”

El artículo denunciaba que, a la larga y dolorosa explotación de los países árabes por los viejos imperialismos inglés y francés, se sumaba el hecho de que los Estados Unidos estaban avanzando para ocupar su lugar en la región. Y alertaba sobre las limitaciones inevitables que tenía el movimiento nacionalista árabe por su carácter burgués, llamando a la solidaridad antiimperialista y de clase.

“En nuestro país debemos promover en todo el movimiento obrero y estudiantil una intensa agitación en favor de Egipto […]”

 

* Ernesto González (coordinador). El trotskismo obrero e internacionalista en la Argentina. Antídoto. Tomo 2 (1955-59).


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