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Escribe:
Julio Poblesec
¡No al nuevo techo salarial!
Los empresarios reunidos en el Coloquio de IDEA, realizado la semana pasada, coincidieron en que la suba salarial para el 2007 debería rondar un 10%, pues esa sería la inflación prevista para el próximo año. Un nuevo techo salarial que quieren pactar con la CGT en perjuicio de los trabajadores. De este modo estarían “marcando la cancha” para las negociaciones que se avecinan. En cada lugar de trabajo debemos prepararnos para evitar que este acuerdo se consolide, y dar batalla para que nuestros salarios lleguen al nivel del costo de la canasta familiar.
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Rechazar el nuevo techo y pelear por la canasta familiar |
Dicen que el 19% otorgado en 2006 compensó la falta de aumentos de los últimos años. Y que el nuevo tope del 10% volvería a equilibrar los salarios, en virtud de la inflación prevista para el año que viene. Si bien el aumento de este año mejoró un poco la situación en la que se encontraban muchos compañeros, -en especial los registrados de empresas privadas-, muy lejos estuvo de equiparar los ingresos del conjunto de los trabajadores con el costo de vida.
La mitad de los que lo hacen en negro perdieron un 18,6%. Los estatales un 26% mientras el presupuesto 2007 no contempla ningún aumento para ellos. Y los jubilados tienen la promesa de otro magro 13%, llevando sus haberes al 42,5% del sueldo que percibían cuando estaban en actividad, casi la mitad menos de la relación históricamente reclamada de un 82% móvil.
Un tope del 10% agravaría la situación
Basta con un vistazo a las últimas estadísticas publicadas por el INDEC para rebatir los falsos argumentos de las patronales y el gobierno. Ni la inflación será sólo de un 10%, ni los salarios se recuperaron al nivel que deberían estar con los aumentos otorgados este año, ni lo harán con el que pretenden imponer para el 2007.
Unos pocos números lo demuestran. La participación de los asalariados en el PBI cayó, entre 2001 y 2005, del 42,1% al 38,6%. El ingreso medio de los ocupados todavía permanece 23,8% por debajo de 1998. La tasa de pobreza hoy es 35,7% superior a ese año, lo que equivale a 4,2 millones de pobres más. La tasa de indigencia subió un 114% (vale decir 2,7 millones de personas más en situación límite).
Simultáneamente, por ejemplo, en un sólo mes -octubre de 2006-, 38 productos de la canasta familiar subieron un 7,8%, marcas líderes fabricadas por empresas que firmaron el falso “acuerdo de precios”. Tan sólo este dato desmiente que la inflación de este mes haya sido del 0,9% como dice el gobierno. Y confirma que las empresas continúan incrementando sus ingresos, mientras que tanto ellas como el Estado pretenden disciplinar a los trabajadores en sus intentos de mejorar su situación económica, argumentando que no tienen plata. Es la historia de siempre: Kirchner se llena la boca cuando le conviene hablando del superavit fiscal y el crecimiento de la economía. Pero a través de sus discípulos -como Solá- dice que no hay plata cuando se trata de dar aumento.
Sabemos que antes de los episodios de San Vicente, los industriales ya habían enviado señales a la burocracia de que aceptarían un tope de 13%.
Ahora comienzan a decir que debería ser un 10%. Este aumento sólo implicaría consolidar aún más la redistribución regresiva del ingreso. Vale decir, más ganancias para el Estado y los empresarios, menos poder adquisitivo para los trabajadores.
Por aumentos acordes a la canasta familiar
Muy diferente sería la situación de no mediar estos acuerdos que la CGT y la CTA vienen pactando con el gobierno y las patronales.
La burocracia y las centrales sindicales han sido una pieza clave en la estrategia de “pacto social” con Kirchner, que consistió en aceptar los acuerdos de precios con los empresarios hasta después de las próximas elecciones, y el arbitrario 19% de 2006. El gobierno pretende ahora repetir lo mismo para el 2007.
Afortunadamente, en muchos lugares los trabajadores continúan dando pelea por salarios dignos. Muchos ejemplos demuestran que luchando se puede ganar y saltar las barreras de estos acuerdos. Más aún en aquellos lugares donde existen dirigentes sindicales combativos y representativos.
Se puede, compañeros. Debemos prepararnos en cada lugar de trabajo y en cada gremio, para dar batalla. No debemos aceptar ningún acuerdo sin consulta a la base, ni aceptar argumentos engañosos. Una de las reivindicaciones históricas más importantes de la clase trabajadora ha sido la escala móvil de salarios, basada en la inflación. Hacia esa meta hay que seguir luchando.
El gobierno habla de que para salir de la pobreza hay que ganar $ 869. Pero lo que no dice es que la canasta familiar, para que una familia tipo se sostenga mínimamente, llegó a $ 2.200, único parámetro que hay que tener en cuenta a la hora de reclamar.
Hay que luchar entonces por un aumento de emergencia para que todos los trabajadores y jubilados alcancen a cubrir el costo actual de la canasta familiar. Y para que dichos ingresos se indexen automáticamente de acuerdo a la variación de la inflación.
Te pedimos un aporte para seguir apoyando las luchas de los trabajadores.
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