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Murió el chacal PinochetSu nombre es sinónimo de las peores monstruosidades que ha dado la humanidad. Se lo puede considerar a la par de Hitler o Bush, y superando en fama a sátrapas tan infames como Videla, Stroessner o Somoza. El general que ocultaba sus ojos no quiso tumba porque, con razón, temió que se la fueran a escupir. Ambicionó pasar a la historia como un héroe, pero lo hizo como genocida y ladrón. Murió Pinochet, pero ya hace años era un muerto político, acorralado por la rebelión mundial contra los genocidas. Por eso fue detenido en Inglaterra, aunque no murió en la cárcel como se lo merecía. Dejó cría y herencia. Su funeral congregó a algunos miles de partidarios. Y su nieto, ahora capitán, reivindicó al golpe del 73 y a su abuelo, en un discurso que pronunció nada menos que durante una ceremonia militar en homenaje al asesino serial y general corrupto. Esta ceremonia se hizo autorizada por el gobierno de Bachelet, que envió a la ministra de Defensa para participar en el homenaje. Mientras el gobierno homenajeaba a Pinochet, miles de personas lo hacían por Salvador Allende. Pinochet no actuó sólo. Obró por cuenta y orden del imperialismo norteamericano y con el apoyo total de la clase capitalista, para aplastar a los trabajadores e implantar el más crudo neoliberalismo. Aunque repudiado por el pueblo chileno, y procesado, la Justicia de su país nunca lo condenó. Y los gobiernos de la Concertación le cubrieron las espaldas. Pinochet ya está convertido en cenizas. Pero su herencia queda. Un país terriblemente injusto, con una minoría “globalizada” de millonarios de exportadores y un pueblo trabajador sin derechos y hambreado, sin educación ni salud gratuitas, como tuvieron hace treinta años. Los estudiantes secundarios pusieron en pie a un gran movimiento para terminar con la ley de educación, la LOCE, que puso Pinochet. Los trabajadores están reclamando restaurar las leyes laborales que Pinochet eliminó. Ahora hay que terminar con su herencia nefasta y castigar a todos los genocidas que los gobiernos de la Concertación protegieron. |
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