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Editorial
¡Por salarios y jubilaciones iguales a la canasta familiar!
Con las primeras luces del nuevo año comenzaron a vislumbrarse las posiciones de las principales piezas que intervendrán en la partida de ajedrez que se disputará en la Argentina durante el 2007. Los jugadores ya están distribuidos en el tablero y empezaron a moverse.
Por un lado, los precios de los alimentos básicos continúan aumentando. Y los sugeridos por el gobierno no se encuentran por ningún lado. El gobierno aprovechó, en medio de las fiestas, para fijar aumentos de 35% en el gas, 20% en la electricidad y 22% en las prepagas, subas que, dicen, no se trasladarán al consumidor final, cuando sabemos que eso se dará más temprano que tarde. Y si alguien pudo lograr sus merecidas vacaciones, se habrá encontrado con que alquilar o pagar un hotel es sólo a precios exorbitantes. Los pasajes de larga distancia aumentaron en algunos casos entre el 50% y el 100%. Mientras, en muchos casos, más que viajes placenteros han sido viajes a la muerte, con accidentes fatales ocasionados por el deficiente mantenimiento de las unidades, jornadas explotadoras de los choferes, estado calamitoso de las rutas, trenes y líneas férreas. Tema que no preocupa a los ricos, ya que viajan al extranjero por avión en primera clase porque están subidos a otra Argentina. La que muestra cotidianamente la vergonzante brecha que crece entre ricos cada vez más ricos y pobres cada vez más pobres.
En el otro sector del tablero están los trabajadores y jubilados con ingresos por debajo del nivel de la inflación. La mayoría de las jubilaciones siguen siendo de extrema pobreza, a pesar del insuficiente 13% otorgado por el gobierno. Los salarios, de conjunto, continúan un 9,2% por debajo del poder adquisitivo que tenían en 2001, antes de la devaluación. Ni qué hablar de los que lo hacen en negro, mucho menos del trabajo esclavo que por estas horas sigue siendo noticia, como los trabajadores que lo hacen para grandes marcas, como Cheeky, vanguardia en vestimenta para niños.
Las patronales siguen apoyándose en los datos mentirosos del INDEC, que indican que la inflación de 2006 fue de un 9,8%, para decir que esto es lo que aceptarán como referencia para las actualizaciones de sueldos del presente año. Por tanto -dicenno habrá aumentos superiores a dos o tres puntos por sobre esta cifra. Esto es un 11% o 12%, a lo sumo. Hector Méndez, presidente de la UIA, calificó de “disparate” la idea de que los aumentos de 2007 sean otro 19%. Y la Cámara Argentina de Comercio se pronunció en el mismo sentido.
Hugo Moyano, de la CGT, dijo al despedir los restos de Saúl Ubaldini, a fines del año pasado, que “nada ni nadie nos va a poner un techo”, para luego aclarar su segundo, Luis Lingeri, “que quede claro: tampoco podemos pedir cosas que pueden terminar en inflación” (La Nación, 7-1). Muy cauto, comprensivo y respetuoso éste para con las ganancias patronales, agregó: “Hay que ver cómo empieza el año y qué pasa con la economía”, antes de fijar los pedidos de aumentos.
Por otro lado, si de la patronal estatal se trata - encabezada por el propio presidente Kirchner, gobernadores e intendentes-, a pesar de que anuncia todos los días que el superávit y las recaudaciones son históricos, tiene a sus empleados en la más absoluta miseria. Los estatales son los peor pagos del país. Y esto es porque ese dinero que rebasa las arcas oficiales se va desenfrenadamente a subsidiar a grandes empresarios y privatizadas y a pagar la deuda externa. El gobierno anunció que ya está negociando para pagar sin quita los más de 6.000 millones que le debe al Club de París -es decir, a las potencias más grandes del planeta-, mientras en la Argentina siguen la desocupación y la pobreza y, por ejemplo, los pobladores de Tucumán tienen que verse con la muerte a costa de inundaciones que causan, no la naturaleza, sino la desidia de empresarios depredadores y gobiernos insensibles que no construyen las obras necesarias que evitarían miles y miles de desamparados.
Por eso, del lado de los trabajadores se esbozan los primeros movimientos que anuncian su disposición para intentar avanzar sus piezas contra los empresarios y el gobierno, a pesar de que la burocracia sindical les juega en contra.
Los compañeros de LAN volvieron a ganar otra jugada, logrando que un aumento se incorpore al básico. Los choferes de la UTA Córdoba están peleando por un 19% y le declararon la conciliación obligatoria. Los choferes de larga distancia están pidiendo aumentos y más seguridad. Los ferroviarios del Metropolitano (ex Roca) están luchando contra los despidos. En La Rioja, trabajadores de la industria del vestido tomaron una fábrica por distintas demandas y contra las cesantías. Empiezan las paritarias de los docentes bonaerenses y también esta semana inician la discusión salarial los trabajadores de los hospitales bonaerenses nucleados en la CICOP, reclamando salarios equivalentes al costo de la canasta familiar ($2.400). Y así existen otros reclamos.
Para avanzar es indispensable, en primer lugar, apoyar cada uno de los reclamos obreros y populares empujando para extenderlos y coordinarlos. Porque cada lucha es la lucha de todos.
A la vez, hay que rechazar el nuevo techo salarial y exigir paritarias libres, sin tope, con paritarios elegidos en la base. Que la CGT y CTA rompan la tregua con el gobierno y las patronales y llamen a unificar las luchas en curso. Basta de despidos y trabajo en negro. Que ningún trabajador y jubilado gane menos que el costo de la canasta familiar. Con esas consignas sí estaremos más cerca de poder ganar esta dura partida.
Te pedimos un aporte para seguir apoyando las luchas de los trabajadores.
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