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Juan Carlos Giordano
Escribe:
Juan Carlos Giordano

Las Tres A y los genocidas

¡Cárcel ya!

Se pidió la extradición de Isabel Perón a España y se ha enjuiciado a varios integrantes de la Triple A. Los acusan de delitos de lesa humanidad. Kirchner quiere usar el tema electoralmente. A más de treinta años la pelea contra la impunidad sigue abierta. Debemos seguir movilizados por cárcel común para todos los asesinos de ayer y de hoy.

López Rega e Isabel Perón durante un discurso

López Rega e Isabel Perón durante un discurso

Gobierno de Isabel Perón. A la izquierda se los ve a Carlos Ruckauf y Antonio Cafiero junto a Isabelita (1975)

Gobierno de Isabel Perón. A la izquierda se los ve a Carlos Ruckauf y Antonio Cafiero junto a Isabelita (1975)

A esta altura no importa si Isabel Perón nació en La Rioja, fue bailarina de un club nocturno, amante durante décadas del general Perón o una “débil mujer”, dedicada los últimos años a obras de caridad. Lo cierto es que desde que asumió como presidenta el 29 de junio de 1974, bajo sus 632 días de gobierno hasta el 76, desapareció el estudiante Héctor Fagetti, se torturó al entonces menor de 17 años Jorge Verón, a manos de la Triple A, una verdadera asociación ilícita pergeñada para asesinar a más de 2.000 luchadores sindicales y sociales en esos años, dentro de los cuales estaban nuestros queridos compañeros del PST (ver recuadro).

El juez Oyarbide catalogó estos hechos como de lesa humanidad, por tratarse de “homicidios agravados, privaciones ilegítimas de la libertad, desaparición forzada de personas perpetrados por funcionarios que usaban el dinero del Estado argentino para sus objetivos, y sus instalaciones para cobijarse…” (Clarín, 15/2).

“Aniquilar” es mandar a asesinar

Italo Luder asumió la presidencia temporaria cuando Isabel se ausentó cuarenta días para ver a un dentista en Córdoba. En esos días firmó junto a Antonio Cafiero y Carlos Ruckauf, entonces ministros, tres decretos que ordenaban no sólo aniquilar el “accionar” de la subversión, sino “de sus miembros”. Era el cheque en blanco para asesinar. Y así lo hicieron. La Triple A perpetró la masacre previa al genocidio.

Isabel alega ahora que “no sabe nada de ello”. Y se quiere escudar en que no firmó los decretos. Pero en las causas judiciales está probado que López Rega elaboraba la lista de los “blancos” de la Triple A en las reuniones de gabinete en las que ella participaba. A Ruckauf se le oía decir: “Mi opinión es que el país está en guerra…”.

Dicen que la estrategia de Isabel para evitar la extradición será alegar “problemas psiquiátricos”, que no “recuerda nada”. La misma aberración utilizada por Pinochet. Por eso un juez español la citó y le dio la libertad provisoria, el máximo y más benigno beneficio judicial, a pesar de que su abogado defensor confesó que “está bien de la cabeza”. Cafiero también fue citado en la Argentina pero quedó libre pagando una fianza de 200.000 pesos. A Ruckauf no se lo puede tocar porque tiene fueros parlamentarios, y a los detenidos de la Triple A les dieron prisión domiciliaria, cuando los ladrones de gallinas se pasan años presos, aun siendo inocentes, por delitos que nunca se prueban y a veces ni cometieron. Por eso la lucha contra la impunidad debe seguir.

La utilización del hecho por Kirchner

El presidente dijo que su intención es lograr “reconciliación con verdad y sin impunidad para nadie”. Y dicen que desde la Casa Rosada aspiran a dejar correr algunas causas como la de Isabelita porque “no sensibilizan a nadie” y, de paso, simular que está dispuesto a ir incluso contra dirigentes de su mismo PJ para enarbolar una “nueva política”. A renglón seguido se sabe que Kirchner apaña a Cafiero y lo respeta como veterano cacique justicialista, y de Ruckauf no se harían problemas porque no seguiría la suerte de Isabel. Es decir, la pareja presidencial está haciendo un uso electoral del tema, lejos de combatir la impunidad de estos años.

Por otro lado, hay un sector del gobierno que dice que “es malo revolver el pasado”, esto es algo “muy serio” que puede afectar a todos, y columnistas especializados de medios importantes hablan de que se podría seguir destapando la caja de Pandora en caso de que las causas avancen mucho más allá de la punta del ovillo que ahora está despuntando.

Si no hubo juicio y castigo para los crímenes de las Tres A en estos años es porque hubo un pacto entre el PJ y la UCR para evitarlo. El mismo que tejieron con la Multipartidaria para intentar salvarle la ropa a la dictadura.

Si después de treinta años esa impunidad se rompe parcialmente, no es porque hay jueces buenos ni porque el gobierno quiere ajustar cuentas con el pasado, sino en primer lugar por la lucha popular, y porque el gobierno intenta usarlo para lavarse la cara mientras sigue pactando con los viejos gobernadores e intendentes del PJ.

¡Cárcel a todos!

Siempre hemos dicho que la represión empezó con la Triple A, mucho antes del golpe del 76. Y que los cómplices de la dictadura enquistados en los viejos partidos (antes, durante y después del golpe), siguen en la impunidad. Todos golpearon los cuarteles y en treinta años se esmeraron en brindarles impunidad tanto a los crímenes de la Triple A, como a los cometidos con Videla, Massera y Martínez de Hoz.

A los mismos que se quiere enjuiciar hoy el PJ los premió. Cafiero fue senador y gobernador de la provincia de Buenos Aires por el PJ. Ruckauf otro tanto. El represor Luis Patti fue en las listas del PJ, al igual que Rico.

Alfonsín le otorgó la Obediencia Debida y Punto Final a los genocidas, Menem los indultó, y sólo la lucha popular, no la política de Kirchner, está revirtiendo ese manto de impunidad paso a paso.

Encarcelar a los asesinos de ayer y de hoy es una necesidad. Los ex miembros de la Triple A siguen prestando servicios en empresas de seguridad privada, como el represor Rovira, denunciado por cuidar las espaldas de Metrovías. Haciendo sucias tareas en las fuerzas de seguridad o en bandas impunes como los que secuestraron a López. Prestando servicios en los partidos tradicionales para aplicar planes de hambre al servicio del imperialismo.

Se acerca otro 24 de marzo y nuestro grito se tendrá que hacer sentir nuevamente a lo largo y ancho del país. ¡Cárcel común a Isabelita, Cafiero, Ruckauf, la Triple A y todos los asesinos de ayer y de hoy! ¡Nulidad de los indultos a los genocidas!


¿Y el genocidio económico?

Juzgar a los cómplices civiles y políticos de la dictadura es una tarea pendiente. Como por ejemplo, encarcelar a Domingo Felipe Cavallo, quien estatizó la deuda privada en los 80, y luego, siendo ministro de Menem y de De la Rúa-Chacho Alvarez, aplicó el corralito y severos planes de ajuste para pagar una deuda externa fraudulenta contraída con desaparecidos.

La deuda en los 70 era insignificante. Cuando se fue la dictadura llegó a 45.000 millones de dólares. Alfonsín la renegoció y al final de su mandato subió a 63.000 millones. Con Menem siguió en ascenso y se remataron todas las empresas del Estado. Hoy, con Kirchner, quita mediante, la Argentina debe la friolera de 120.000 millones de dólares, es decir, casi 400.000 millones de pesos. Una hipoteca para millones de argentinos.

Kirchner no sólo pagó de contado al FMI con plata de los trabajadores y jubilados argentinos, sino que se niega a volver atrás con las privatizaciones de los 90. Quienes pergeñaron planes de saqueo para cumplir con los usureros internacionales siguen sueltos. Son los responsables de un genocidio económico que se sigue cometiendo, del cual Kirchner no sólo quiere impunidad sino que es parte de esa cadena de responsables por los cuales hoy hay millones en la pobreza y desocupación.

Contra ellos hay que seguir apuntando la lucha popular. Para que se deje de pagar esa deuda y sus ejecutores vayan presos.

J. C. G.


Escribe:
Miguel Sorans

¿Qué fue la Triple A?

Las Tres A fueron las bandas fascistas que asesinaban impunemente a luchadores sociales y dirigentes políticos de izquierda bajo la dirección del ministro de Bienestar Social, el ex cabo de policía José Lopez Rega, bajo el gobierno de Isabel Perón y a su amparo.

Su accionar fue creciendo desde 1974 y más desde la muerte de Perón. La Triple A era parte del plan político que tenía un sector del peronismo que encabezaba López Rega, con el apoyo de Isabel Perón, de generar un golpe de Estado antidemocrático y antiobrero desde el propio gobierno. Fue la primera expresión del “terrorismo de Estado”. Se apoyaba en el jefe de la Policía Federal, Alberto Villar, y un sector de sus comisarios y servicios como en grupos fachos del PJ y de sectores de la burocracia sindical. Su política la sintetizaba la consigna de su vocero, la revista El Caudillo: “El mejor enemigo es el enemigo muerto”.

El Pacto Social había fracasado por el ascenso del movimiento obrero. La situación económica se deterioraba cada vez más. Por eso, si bien la Triple A iba contra la guerrilla, el centro era golpear y aplastar al movimiento obrero y a los sectores populares.

El plan del ala López Rega buscaba estabilizar la situación con ese golpe semifascista. En marzo del 75 la huelga de los metalúrgicos de Villa Constitución, aunque se pierde, marca el grado del ascenso obrero. López Rega e Isabel tratan de dar un paso decisivo en la derrota de los trabajadores anulando las convenciones paritarias de junio del 75 en el marco de un brutal tarifazo, aumentos de precios y un intento de congelamiento de salarios, del llamado Plan Rodrigo. El tiro le salió por la culata. Empezaron las huelgas por abajo y la CGT se vio obligada a convocar a una huelga general con concentración en Plaza de Mayo el 27 de junio. La huelga (el Rodrigazo) provocó la homologación de los convenios, caída del plan de ajuste y de López Rega, el jefe de la Triple A.

Los trabajadores al derrotar al lopezreguismo y al Plan Rodrigo hirieron de muerte al gobierno peronista de Isabel. Pero la traición de la burocracia sindical, unida a sectores del PJ, como Italo Luder, Cafiero y Ruckauf, salvaron al gobierno de su caída. Siguieron la crisis política, económica y las luchas obreras. El vacío de poder para la burguesía y el imperialismo crecía. Esto abrió el camino para el golpe militar genocida de marzo del 76 que hizo que todo el Estado fuera una Triple A.


Nuestros compañeros del PST asesinados

companeros desaparecidos del PST

La Masacre de Pacheco fue la primera acción de las luego famosas Tres A. El 29 de mayo de 1974 varios compañeros que se encontraban en el local de Pacheco de la Regional Norte del PST (Partido Socialista de los Trabajadores, antecesor de Izquierda Socialista), fueron secuestrados. En la mañana del 30 de mayo los cadáveres de los compañeros “Hijitus” Meza, “Tano” Zidda y “Tony” Moses aparecieron acribillados a balazos.

Veinte días antes había sido asesinado el obrero metalúrgico “Indio” Fernández, subdelegado de Cormasa y afiliado del PST. Meza era obrero del Astillero Astarsa y Moses, de Wobron. Eran miembros de la Lista Gris opositora a la burocracia. El 30 de mayo empezaron las huelgas de protesta en Corni, Wobron, Astarsa, EMA, Tensa, Del Carlo, Cormasa, entre otras fábricas. En el local central del PST, de Once, se hizo un acto con más de cinco mil personas. Entre los oradores estuvo presente el dirigente peronista combativo Ortega Peña, que dos meses después, el 31 de julio, también sería asesinado por las Tres A.

A lo largo de ese año también fueron asesinados figuras como el padre Mugica y Silvio Frondizi. El PST seguiría sufriendo los embates de las Tres A. Los días 3 y 4 de noviembre del mismo año serían asesinados el dirigente nacional César Robles y los compañeros Rubén Boussas y Juan Carlos Nievas. En 1975, otros compañeros de La Plata, que actuaban en apoyo a huelgas obreras. El PST combatió en esa etapa por la independencia de clase cuando la vuelta de Perón de su exilio de 18 años hizo que millones creyeran que un dirigente y un partido patronal, el justicialista, eran una salida. A su vez, el PST llamó a la más amplia unidad obrera y popular para combatir a las Tres A y las bandas fascistas.

La investigación por los asesinatos del PST deben ser parte de las causas abiertas contra la Triple A, por lo cual reclamamos juicio y castigo a todos los asesinos de sus dirigentes y militantes, así como también para los de todas las demás víctimas.


Te pedimos un aporte para seguir apoyando las luchas de los trabajadores.

IS

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