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Gabriel Catalano

Lingieri de la CGT

Burócratas millonarios

El número dos de la CGT y titular del sindicato de Obras Sanitarias, José Luis Lingeri, tiene un auto de carrera, una 4 x 4, un auto minicooper, un lujoso chalet en Bariloche y un piso de 214 m2 en Pueyrredón al 1900 de Capital Federal. Hace unos meses cayó Juan Manuel Palacios -de la conducción de la UTA y CGT- por sus vinculaciones con la propiedad de estancias. ¿Pueden estos señores seguir siendo dirigentes de los trabajadores?

Lingieri y una de sus fabulosas mansiones en Bariloche

Lingieri y una de sus fabulosas mansiones en Bariloche

Las propiedades de Lingeri fueron denunciadas en una investigación que realizó el diario Clarín, y también hay una causa judicial en su contra por el “desvío” de un crédito de 285 millones del Banco Mundial para las Obras Sociales. Amigos y parientes directos de Lingieri aparecen al frente de empresas beneficiadas. Una de esas, Mailén, es presidida directamente por él.

“Esa empresa es mía, mía. La abrí para mis hijos por si quieren hacer un emprendimiento en el día de mañana. ¿Esto significa que los sindicalistas tenemos que vivir en la Villa 21?” (declaraciones de Lingeri, Clarín 6/3). Sobre la casa en Bariloche respondió: “Es la casa donde vive mi hijo. ¿Los sindicalistas tampoco podemos tener casa? No pueden meterse en mi vida privada....” (Idem). El “chalecito” de Bariloche es enorme y lujoso. ¿Acaso algún trabajador de base de su gremio tiene una casa siquiera parecida a esa?

“Yo no soy funcionario público. Soy de un sindicato privado”, contesta Lingeri, ya enojado. ¡El tipo se cree dueño del sindicato porque está atornillado a sus sillones desde hace 30 años! Es decir, desde 1977, en plena dictadura.

Durante el menemismo fue parte de la entrega privatista, apoyó la liquidación de Obras Sanitarias y la entrega al grupo Suez (que luego llevara al desastre hídrico en Provincia de Buenos Aires y otros lugares). Además fue premiado con la superintendencia de Obras Sociales. Ahora, con Kirchner, vuelve a ser presidente de AySA, la nueva empresa estatal que surgió del derrumbe y fuga de Aguas Argentinas.

La burocracia sindical es una casta de privilegiados y vendidos. Los gobiernos y las patronales los mantienen bien coimeados y les permiten meter la mano en la lata en las obras sociales a cambio de que traicionen a los trabajadores. Esa es la única explicación de que manejen bienes que son inalcanzables para cualquier trabajador aunque ahorre 300 años. Por eso no se los ve apoyando los reclamos salariales. Es que ellos no viven del salario obrero y no quieren enfrentar a los gobiernos o patronal. Es por eso también siempre se acomodan con el poder de turno y se mantienen con fraude y apoyo del Ministerio de Trabajo. Muchos ya vienen desde la dictadura, luego fueron menemistas, duhaldistas y ahora kirchneristas.

Por eso hay que echarlos y reemplazarlos por nuevos dirigentes honestos y combativos, que practiquen la democracia sindical, luchen contra las patronales y los gobiernos de turno, ganen lo mismo que los trabajadores que representan y vuelvan a trabajar.


¿Qué hicieron en la dictadura?

La mayor parte de los dirigentes sindicales burocráticos colaboraron en forma directa con la represión y el asesinato de activistas obreros bajo el gobierno de Isabel-Lopez Rega, a través de la Triple A. Entre los primeros asesinados, con la complicidad de la burocracia metalúrgica, estuvieron los militantes sindicales del PST, el “Indio” Fernández, “Hijitus” Meza, “Tano” Zidda y “Tony” Moses.

Lorenzo Miguel y ‘las 62’ financiaron el pasquín de la Triple A: la revista El Caudillo. Desde allí se sostenía el lema ‘el mejor enemigo es el enemigo muerto’, y difundía listas negras, de los que luego asesinaban.

Y aunque la dictadura, en su orgía de sangre, llegó también a asesinar a un dirigente burocrático como Oscar Smith de Luz y Fuerza, una parte importante de los dirigentes sindicales colaboraron abiertamente con el régimen militar, mientras que otros se “borraban”. El caso más notorio es el del secretario general de SMATA, José Rodríguez con los desaparecidos en la empresa Mercedez Benz. Ante una huelga de los trabajadores en octubre del 75, bajo el gobierno de Isabel, el Consejo Directivo de SMATA saca una solicitada calificando a los huelguistas de «grupo de provocadores aliados a la subversión», «sicarios del marxismo esclavizante » (solicitada en Clarín 22/ 10/75, firmada por el Consejo Directivo y la Lista Verde de SMATA). Varios documentos prueban que por pedido de José Rodríguez y Ruckauf, Mercedes Benz-Argentina en octubre del 75 despidió 115 obreros como ‘elementos radicalizados’. Casi todos los desaparecidos después del golpe estaban entre esos despedidos. Aunque el gremio estaba intervenido, José Rodríguez seguía teniendo una actuación como dirigente y ni siquiera denunció esas desapariciones, de las que fue claramente cómplice. Ante la investigación y denuncia de la periodista alemana Gaby Weber, el escándalo fue de tal magnitud, que por petición de los trabajadores alemanes, José Rodríguez fue expulsado en mayo del 2002 de la FITIM (Federación mundial Trabajadores Industria Metalúrgica).


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