Los alimentos básicos siguen subiendo

Para el gobierno hay “deflación” ¡Una vergüenza!

El gobierno dice que la canasta básica alimentaria bajó en marzo. Pero todo sube. Los productos a precios regulados desaparecen de los negocios. Hay que poner un verdadero control de precios y castigar el desabastecimiento.

Uno llega a las góndolas y sale espantado

Kirchner ya no sabe cómo hacer para que su dibujo de la inflación no genere más escándalo. El 1,1% de enero pareció una cargada. En febrero, el gobierno se envalentonó más y “decidió” que el índice sólo debía subir 0,2%.

En marzo volvió a subir todo. Los números que salían de las estadísticas eran claros. La canasta básica alimentaria daba un alza del 3,6%. El gobierno entonces apeló a inventar un número y darlo a conocer contra viento y marea: 0,8%. Pero fueron tan brutos, que no retocaron el resto de los indicadores, y entonces “se les escapó” el valor de la canasta básica alimentaria: 3,6%. Al otro día todos los economistas salieron a hacer ver la incongruencia: uno de los dos números estaba “dibujado”. Era obvio para cualquiera que el falso era el 0,8%.

Pero la caradurez del gobierno no tiene límites. Le echó la culpa a los trabajadores del INDEC, y cambió el número de la canasta básica alimentaria. Ahora resultó que no sólo los precios de los alimentos no habían subido un 3,6%, sino que habían bajado un 0,2%. Todo es tan desprolijo que de nuevo se olvidaron de retocar otros números. Así “alimentos y bebidas” subió el 1,1%, mientras todos los estudios dicen que con ese número la canasta básica no puede dejar de subir al menos un 1,7%. Con los números falsos ya no se sabe cuantos pobres o indigentes hay en la Argentina. Se está demoliendo todo el conocimiento estadístico que costó décadas construir.

Hay desabastecimiento

No sólo los precios suben desaforadamente. Ahora estamos asistiendo a otro fenómeno: aquellos productos con precios regulados - los únicos que se toman en cuenta para fijar la inflación-, están desapareciendo de las góndolas. Los famosos “cortes populares” de carne no se encuentran en los supermercados. Sí se consiguen, aunque a un valor tres o cuatro veces superior. Con la leche y los yogures pasa lo mismo. No existen los lácteos de consumo más popular con precio sugerido, pero sí están todos los otros, inalcanzables para el bolsillo trabajador. Además falta lavandina, insecticidas, varios tipos de café, tomate en lata, entre tantos otros productos.

¿Cómo combatir la inflación?

Los trabajadores ven que cada vez su salario alcanza para menos. La canasta familiar ya supera los $2.400, y en provincias como Neuquén está arriba de los $2.800, y en Santa Cruz, en $3.500. Por eso cada vez suena más fuerte el reclamo de salario igual a la canasta familiar, ajustable mensualmente según la inflación.

Pero también hay que tomar medidas concretas contra la suba de precios. No va más lo de “precios sugeridos”, sin ningún tipo de sanción para el que los viole. Hay que fijar precios máximos para todos los productos de la canasta familiar y establecer un estricto control, bajo la Ley de Abastecimiento. Que todo aquel que lo viole, o, como sucede actualmente con los grandes supermercados, produzca desabastecimiento, sea multado, clausurado o incluso expropiado. Anular el IVA de los productos de la canasta familiar y a la vez, terminar con la intervención del INDEC. Exigimos que se vayan los funcionarios puestos a dedo por el gobierno y los matones del Instituto, y que bajo control de sus trabajadores y técnicos, se recalculen todos los índices desde diciembre pasado al valor real de los productos y no los que elige arbitrariamente el gobierno.

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