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¿Iglesia perseguida?El cardenal Jorge Bergoglio, en su disputa política con el presidente por las elecciones de Capital, afirmó que “la Iglesia siempre fue perseguida”. Semejante afirmación en nuestro país, es una burla a los que de verdad fueron perseguidos por la dictadura militar apoyada ésta por la Iglesia Católica. Ciertamente hubo sacerdotes que individualmente fueron perseguidos e incluso asesinados desde el 76, como el obispo Enrique Angelelli o los curas palotinos. Pero, la Iglesia como institución no solo no salió en su defensa, sino que apoyó abiertamente a la más sangrienta dictadura que vivió la Argentina. Antonio Quarracino, el cardenal antecesor y maestro de Bergoglio, fue el que dijo que “los desaparecidos viven en el exterior”. Y desde la caída de la dictadura, con el argumento de la “reconciliación”, la Iglesia trata de salvar a los genocidas de los juicios. Recientemente el papa Benedicto XVI felicitó al obispo castrense Antonio Baseotto por su “dedicación al cuidado y progreso espiritual de los soldados”. Baseotto es el que afirmó que había que “tirar al mar con una piedra al cuello” al ministro de Salud, Ginéz González García, en una abierta reivindicación de los “vuelos de la muerte” con los que la dictadura asesinaba opositores. El propio Bergoglio fue militante de la organización peronista fascista Guardia de Hierro. En 1976, un mes antes del golpe, como máximo jerarca de los jesuitas, pidió a dos sacerdotes, Orlando Yorio y Francisco Jalics, abandonar las comunidades en las que trabajaban. Como estos sacerdotes -quienes militaban en la llamada “teología de la liberación”- se negaron aduciendo su “trabajo a favor de los pobres”, Bergoglio logró que el arzobispo de Buenos Aires les retirara la autorización para oficiar misa. Fue una clara señal. A los pocos días del golpe ambos sacerdotes, fueron secuestrados y enviados a la Esma, adonde estuvieron 6 meses sometidos a torturas. Bergoglio, claro, como Pilatos, se lavó las manos… La supuestamente “perseguida” Iglesia recibe multimillonarios subsidios estatales para mantener el negocio de sus escuelas privadas y cada obispo, incluyendo a Bergoglio, cobra un sueldo de $7287,13 libre de impuestos, pagado por el Estado nacional. Los obispos que se retiran cobran $6376,24, incluso los que renunciaron por estar enjuiciados por violación de menores como Edgardo Storni. |
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