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EditorialEl triunfo de Macri y las perspectivasLos resultados de las elecciones a Jefe de Gobierno y a legisladores de la Ciudad de Buenos Aires del pasado 3 de junio, abren interrogantes entre los trabajadores y los sectores populares que es importante responder. El triunfo de Macri, ¿significa un giro a la derecha de un sector de masas? ¿Cuáles son las causas de este triunfo? La entrada de Filmus a la segunda vuelta, ¿fortalece al gobierno nacional? ¿Qué pasó con la izquierda? ¿Cambia la coyuntura de luchas? Es evidente que Macri y el PRO hicieron una gran elección, que sorprendió con el 45% de los votos. Y es muy posible que ganen la segunda vuelta. Esto impacta sobre muchos compañeros que identifican estos resultados como un giro a la derecha, y como un retroceso en la conciencia de una franja de masas. Sin duda Macri y el PRO representan una fuerza política de centro derecha. Pero no creemos que el panorama sea de un giro a la derecha y de un cambio de este tipo en la conciencia popular, que vaya hacia el apoyo a políticas de derecha entre los trabajadores y sectores populares. Comprendemos el impacto y las dudas de miles de compañeros. Pero en primer lugar, queremos recordar que no es una novedad que Macri gane elecciones en la Capital. Ya ocurrió en dos oportunidades anteriores. En el 2003, como candidato a Jefe de Gobierno le ganó a Ibarra, y éste sólo lo pudo derrotar en la segunda vuelta con el apoyo directo de Kirchner. También ganó las últimas legislativas de 2005. Aunque no vemos que esto indique un crecimiento de la centro derecha en el conjunto del país. Muchos comentaristas señalan que PRO solo es fuerte en la Ciudad de Buenos Aires. En segundo lugar, no hay que perder de vista las características propias de la Capital Federal. El voto porteño tiene rasgos particulares. Empezando por tomar en cuenta la historia electoral de la Capital, donde existe una fuerte base social de clase alta y clase media alta y acomodada, que siempre ha votado a políticos conservadores o gorilas. Históricamente, la Capital la ganaba la UCR, que hoy día es un partido en extinción. Basta recordar que en 1973, en el apogeo del tercer triunfo de Juan Perón, ganó la senaduría porteña el joven Fernando de la Rúa, frente a Sánchez Orondo, el candidato apoyado por el propio Perón. Además siempre fueron electoralmente fuertes movimientos ahora casi inexistentes, como la Ucedé de Álvaro Alsogaray, la Democracia Progresista o la Democracia Cristiana. Hoy esa base social la capitaliza Macri. También es cierto que en este caso Macri triunfó en todos los barrios, incluidos los más populares y de concentración obrera de la zona sur. El voto a Macri de esa franja popular se explica por el fracaso de los proyectos supuestamente “progresistas” de la centro izquierda, que vienen gobernando hace ocho años con Ibarra y Telerman, del casi desaparecido Frepaso y del ARI ahora, al que se suma el descrédito parcial del gobierno de Kirchner y la propia crisis del peronismo. En tercer lugar tenemos que señalar que Macri logró confundir a esa franja popular del electorado en la medida que no hizo un discurso reivindicando las privatizaciones, la represión o enfrentando a los que luchan. Más bien habló permanentemente de fortalecer la salud y la educación públicas. Su propia candidata a vice, Gabriela Michetti, viene del supuesto progresismo y fue la que más se mostró durante toda la campaña.
El gobierno logra un modesto triunfo al entrar Filmus a la segunda vuelta. Decimos modesto porque se trata de un 23,8%. Apenas superó en un 3% la floja votación de Rafael Bielsa a diputado nacional en el 2005. Pero tomando en cuenta que Filmus arrancó bastante por detrás de Telerman, y chamuscado como ministro de Educación por los conflictos docentes de Santa Cruz y Neuquén, logró zafar. Filmus y Kirchner van a la segunda vuelta (aunque saben que lo más probable es que no ganen), para buscar una polarización con su doble discurso, supuestamente progre y “antineoliberal”, con frases tales como que Macri encarna “el modelo de los noventa”, para tratar de llegar a un cuarenta o cuarenta y cinco por ciento de votos y mostrarlo como un triunfo de Kirchner en la Capital y fortalecer su campaña presidencial hacia octubre. En realidad el kirchnerismo apenas superó el 20 por ciento de los votos. Lo que si lograron es barrer a Telerman, cuyo triunfo era barajado por Lavagna y por el duhaldismo como una posibilidad. También lograron reducir a Carrió y al ARI a su mínima expresión. Son los dos grandes derrotados. Todo indica que Telerman se hundió a partir de su acuerdo con Carrió, que no fue visto como alternativa política por los sectores que luchan y enfrentan al gobierno.
Por su parte, la izquierda hizo una elección modesta frente al hecho objetivo de que casi el 90% de los votos se lo llevaron las tres principales fuerzas políticas patronales. No logró mantener el caudal de votos de 2005, que ya fue bajo, si tomamos en cuenta el pico de la elección legislativa del año 2001, donde la izquierda en sus distintas variantes logró más de 10 legisladores entre el zamorismo, Izquierda Unida y PO. Lo más destacado en esta elección es que Patricia Walsh logró entrar, conquistando la única banca de izquierda. Hay razones objetivas y subjetivas que explican esta débil elección. La principal causa objetiva es que todavía Kirchner mantiene ciertas expectativas en sectores de masas y no se ha producido un nuevo giro a izquierda, como equivocadamente lo vienen vaticinando el MST y PO. El factor subjetivo que no contribuye a combatir esta realidad es la falta de unidad de la izquierda (ver nota página 4), en lo que tienen gran responsabilidad el MST y PO, que deberían reflexionar y cambiar de actitud. Los resultados electorales de Capital no van a cambiar lo más importante, el crecimiento sostenido de las luchas por el salario o contra la impunidad. Este es el punto más dinámico en el cual deben apoyarse los trabajadores y la izquierda para enfrentar al gobierno, y replantearse formas unitarias para las elecciones presidenciales y las provinciales aún pendientes, en especial en Córdoba. Izquierda Socialista seguirá bregando por lograr un frente de izquierda, llamando al MST, al PO y demás fuerzas de izquierda para lograr un frente unitario para las presidenciales, en Córdoba y los demás distritos. El frente logrado en Capital, aunque pequeño, mostró que fue positivo. Ahora hay una oportunidad para dar un paso más en la unidad de la izquierda en la Capital para llamar en la segunda vuelta a no votar ni a Macri ni a Filmus, proponiendo el voto en blanco o la abstención. |
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