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Escribe:
Juan Carlos Giordano

¡Que vuelvan al Estado! bajo control de trabajadores y usuarios

Las privatizadas son un desastre. Hay que reestatizarlas bajo control de trabajadores y usuarios. Una reciente encuesta muestra que más del 50% de la población opina que tienen que volver a manos del Estado.

Millones sufrimos todos los días el saqueo de los recursos naturales y los malos servicios que prestan las privatizadas. Son las que se quedaron con las empresas del Estado en la década menemista, con nuestro petróleo, ferrocarriles, gas, luz, teléfonos, aviones, agua. Y prestando servicios públicos denigrantes para quienes los tenemos que usar diariamente.

Kirchner re-privatiza

El presidente se preguntó recientemente: “¿Dónde estaban los políticos en los 90 cuando se privatizaba?”. Si se refiere a los políticos como él, estaban siendo cómplices del saqueo (ver “Kirchner socio...”). Pero no se trata de hablar del pasado. Si no de lo que está haciendo el gobierno ahora.

Kirchner le viene dejando las manos libres a los privatizadores para que sigan llevándose el petróleo y el gas, como lo está haciendo Repsol- YPF. Y subsidiando a empresarios como Taselli, que si no fuera por la furia de los usuarios en Constitución, este caradura, responsable además de las 14 muertes de los mineros de Río Turbio, seguiría prestando un servicio deplorable y cobrando suculentos subsidios. ¿Qué hizo el gobierno con la línea Ex Roca? ¿La reestatizó? No. Se la dio para que la exploten otros empresarios similares como Metrovías y TBA. Una vergüenza.

Reestatización bajo control obrero

Los recursos naturales y los servicios públicos privatizados deben ser puestos nuevamente en manos del Estado. ¿Por qué? Porque los capitales privados, sean extranjeros o “nacionales y populares”, como le gusta decir al presidente, son sinónimo de lucro, ganancia, robo y saqueo. Solo el Estado puede invertir sin ánimo de lucro. Porque se trata de brindar un beneficio social para todos, no para unos pocos.

El propio presidente reconoce, por ejemplo, que si se reestatizara YPF el país ganaría 30.000 millones de dólares anuales. Pero Kirchner sigue siendo socio de Repsol. Y si el Estado volviera a tener el control del ferrocarril, se podrían recuperar kilómetros de vías, decenas de miles de puestos de trabajo, permitiría transportar dignamente a millones e integrar las economías regionales.

Para ello hay que anular las privatizaciones y concesiones, sin indemnización, y volver a poner lo que tienen las privatizadas en manos del Estado. Y para que no haya corrupción, todo debe estar controlado por trabajadores y usuarios, no por burócratas del gobierno de turno, socios de los privatizadores. ¿Quién mejor que los trabajadores ferroviarios que vienen luchando contra la privatización, o las organizaciones de usuarios que necesitan ese vital medio de transporte, para hacer andar y controlar los trenes? ¿Quién mejor que los trabajadores petroleros y técnicos especializados de la ex YPF para extraer el oro negro, el gas y demás recursos naturales? ¿Quiénes otros que los empleados de las ex empresas estatales de luz y agua podrían evitar los apagones y posibilitar que el vital elemento llegue a las familias más carenciadas?

Para ello hay que exigir que el gobierno invierta en esos rubros estratégicos los millones de dólares del superávit que van para la deuda externa, o las recaudaciones récord, lo que redituaría un enorme beneficio social para los trabajadores y el pueblo. Por esto hay que luchar.

Aumentan las garrafas y falta el gas

La semana pasada aumentó el gas envasado en un 20%, faltó GNC, se paralizaron los taxis y remises y se racionó el gas a las industrias. Un verdadero colapso energético.

Esto trae tremendas consecuencias. En el país hay 4.558.894 hogares (que albergan a más de la mitad de la población, esencialmente pobres), que consumen gas en garrafas de 10 o 15 kilos y cilindros de 45 kilos. La garrafa de 10 kilos que costaba entre 21 y 23 pesos, pasó a valer entre 25 y 28 pesos. La misma estaba a $ 9 pesos antes de la devaluación y ahora está un 300% más cara. El precio actual del gas envasado es 6 veces más alto que el del gas en red.

Tanto la falta de gas como el brutal aumento del precio de las garrafas tienen una sola causa: la privatización de Gas del Estado, la cual, se hizo con 5 “diputruchos”. Los pulpos privados solo actuaron, como es lógico, para aumentar sus ganancias. Ganaron mucho sin necesidad de invertir. El último gran caño construido para abastecer el mercado interno fue con el Neuba II (Neuquen- Buenos Aires), en 1988 y por Gas del Estado. Casi no hicieron nuevos salvo 9 para exportar, y nada de pozos petrolíferos. Usaron con intensidad todos los que ya había hecho la YPF estatal, aprovechando su herencia. Resultado: declina la producción. Tampoco extendieron las redes de gas natural. Prefieren vender el gas envasado varias veces más caro.

A esta falta de inversiones se une la anarquía en la distribución propia de los intereses capitalistas en danza: distribuidores, intermediarios, transportistas (dueños de las cañerías) y las petroleras. Si estuviera estatizada la producción y distribución, se podría planificar proveyendo fuel o gas oil a las centrales eléctricas para que no usen gas en los dos meses pico de consumo. Pero lo que ahora ocurre es que YPF Repsol exporta el fuel oil que podría usarse para las usinas.

La Fetera (Federación de trabajadores de la Energía) denunció: “Los apagones acompañados de la escasez de gas y otros combustibles, son consecuencia del modelo privatizador iniciado con Menem y sostenido por todos los gobiernos posteriores hasta el día de hoy” (Página/12, 2-5).

Es bueno recordar que el gasoducto troncal General San Martín que viene de Tierra del Fuego hasta Buenos Aires, fue el primero hecho en el país en la primera presidencia de Perón. Si esto se hizo en los años 40... ¿cuántos podríamos hacer hoy con nuevas tecnologías, experiencia y un enorme superávit? Pero Kirchner sigue defendiendo a los intereses privados.

Escribe:
Claudio Fourcade
Directivo DGI-Capital

Kirchner fue socio en la entrega de YPF

Reestatizar ya a Repsol

“Nosotros ya sabemos el genocidio que pasó nuestra industria petrolera, la increíble privatización… Estas son las cosas que se olvidan, pero pasaron… Si YPF hubiera quedado en manos nuestras estaríamos recaudando entre 20, 25 y hasta 30.000 millones de dólares por año, que irían a las arcas argentinas para la reconstrucción, la repotenciación del país”. Palabras de Kirchner pronunciadas en la Casa Rosada el pasado jueves 22 de febrero.

Corrían los 90 y Menem, fiel agente de las multinacionales, quería seguir entregando el patrimonio nacional. Ahora le tocaba el turno al petróleo. Para sancionar la ley privatizadora de YPF, debía trabajar sobre la opinión pública y fundamentalmente sobre los propios legisladores, para lograr los votos necesarios en el Congreso de la Nación.

El 22 de septiembre de 1992 los gobernadores de Neuquén, Río Negro, Chubut, Santa Cruz, Tierra del Fuego, Salta, Jujuy, Formosa, Mendoza y La Pampa, miembros de la OFePHi (Organización Federal de Productores de Hidrocarburos), se reúnen con Manzano para llevarle una propuesta: “si la privatización era reclamada por la propia OFePHi, se vencerían muchas resistencias”, dijeron.

Al otro día el diario Clarín informaba: “Provincias petroleras hacen lobby por la aprobación”. El artículo además hacía referencia a la conferencia de prensa ofrecida por Néstor Kirchner, por entonces presidente de la OFePHi, en la que defendía y solicitaba ardorosamente apoyar la privatización de nuestros hidrocarburos. Recordemos cuando el actual presidente fletó un avión cuando era gobernador de Santa Cruz para que sus diputados votaran la privatización de YPF.

Hubo otros que escribieron una historia distinta, coherentes con lo que declamaban. Decía Enrique Mosconi: “Resulta inexplicable la existencia de ciudadanos que quieren enajenar nuestros depósitos de petróleo acordando concesiones de exploración y explotación al capital extranjero para favorecer a éste, con las crecidas ganancias que de tal actividad se obtiene, en lugar de reservar en absoluto tales beneficios para acrecentar el bienestar moral y material del pueblo argentino. Porque entregar nuestro petróleo es como entregar nuestra bandera”.

Kirchner ahora afirma, como si se tratara de otra persona distinta a aquel gobernador cómplice de Menem y Repsol, que Argentina pierde hasta 30.000 millones de dólares al año por culpa de esa privatización. Estamos de acuerdo señor presidente que después de gobernar cuatro años se haya dado cuenta. Pero luego de que Bolivia, Ecuador y otros países latinoamericanos han tomado medidas parciales de nacionalización de sus hidrocarburos, a Usted ni se le ocurre transitar el mismo camino. En cambio le da el lujo a Repsol que venda el 45% de sus acciones como si fueran los dueños de nuestro petróleo.

Para nosotros hay que reestatizar de inmediato Repsol-YPF, sin pagarle un solo dólar a esos ladrones, y hacer la cuenta de lo que nos deben por el despojo de los últimos 15 años. Podríamos así refundar YPF y Gas del Estado, para que, con el control de sus trabajadores y el aporte de los viejos técnicos y obreros ypefianos defensores del interés nacional, se convierta en un poderoso instrumento económico al servicio de las mayorías obreras y populares.

Ferrocarriles

El fracaso anunciado del modelo privado

Kirchner anunció un sistema mixto para los ferrocarriles. Aquí reproducimos extractos de un artículo más extenso, donde Juan Carlos Cena, miembro fundador del MoNa- ReFa y autor del Ferrocidio, se opone contundentemente a dicho proyecto. Titula el trabajo “¿Sistema Mixto?: D´ande (*) Paisano”

“El Ferrocarril, cuando era un servicio público, ayudó a combatir el mal de Chagas, la tuberculosis y censó la salud, descubriendo el raquitismo de nuestros hermanos aborígenes y la falta de salud de nuestros niños. Hace más de 12 años se concedían los Ferrocarriles Argentinos a operadores privados en forma escandalosa.

En todo este período la realidad demostró que el eficientismo de estos empresarios parasitarios, fue un rotundo e integral fracaso. Además, destruyeron y saquearon la infraestructura ferroviaria en forma impiadosa y con saña. Actuaron sin que nadie los controle. Ningún gobierno les puso frontera. Todo fue cubierto por complicidades y corporaciones mafiosas entre el Estado, los sátrapas gremiales y empresarios nacionales cipayos.

Cuantiosas sumas fueron otorgadas en subsidios y prebendas, avalados por el silencio colectivo de la clase política nacional y los medios de comunicación. Alberto Fernández le decía al diario La Nación -19/12/04-: “No somos estatistas... Queremos que las empresas estén en manos privadas, y mejor aún si continúan en las manos actuales…” Hoy, con este nuevo proyecto, el presidente lo legitima.

En una entrevista Kirchner manifestó que “no necesariamente” los ferrocarriles deben ser gestionados por el Estado “porque ahí no está el núcleo del problema”. Pues sí, le contestamos desde el Mo.Na.Re.FA: ese es el núcleo del problema y no otro.

Agregó que se está “estudiando bien [el tema] para que haya una participación del Estado y puedan existir también operadores privados de calidad”. ¿Cómo puede mencionar el presidente la existencia de “operadores privados de calidad” ignorando la realidad ferroviaria? ¿Sabe que los ferrocarriles que nombra como “modelo” (franceses y españoles) son estatales? ¿Y que en la Constitución de la República Española, los ferrocarriles españoles figuran como un bien nacional? Que el proyecto de constituir una Agencia Nacional de Transporte es una mala fotocopia de los ferrocarriles españoles... A pesar de estas consideraciones el gobierno lanza en forma espasmódica, después de los sucesos de la Estación Constitución, dos empresas que se encargarán de la administración ferroviaria; tendrán participación los gobiernos provinciales y municipales y también serán tenidos en cuenta los actuales concesionarios. Vale la pena recalcar las palabras del Ministro de Vido: “No es una reestatización... Queremos llevar el nivel de los ferrocarriles argentinos a los mejores del mundo”, señaló.

Según indicó, las dos sociedades van a ser 100% del Estado. Sin embargo, las concesiones privadas seguirán funcionando normalmente y podría haber concesiones mixtas. Defendió la política de otorgar subsidios a los ramales en manos privadas.

La constitución de estas dos empresas estatales, la Administración de Infraestructuras Ferroviarias (AIF) y la Operadora Red Ferroviaria (ORF), es la herramienta para continuar la sociedad entre el gobierno y los empresarios parásitos. Todo cambia para que todo siga igual.

Los 150 años de experiencia de técnicos idóneos, profesionales y trabajadores no son tenidos en cuenta. La actitud presidencial se transforma en un total y absoluto desprecio por ellos, ignorando que fuimos la red y la industria ferroviaria nacional más importante de América Latina.

Hoy dicen que van a contratar a ferroviarios españoles para rediseñar nuestros ferrocarriles. Es decir, a técnicos que responden a la metrópoli colonial. Desde el Mo.Na.Re.FA seguimos afirmando que nuestros Ferrocarriles Argentinos deben ser una herramienta para el crecimiento y desarrollo del país, y ese instrumento debe ser reconstruido de acuerdo a nuestras verdaderas necesidades, y no las del imperio colonial...”

(*) Criollismo que significa descreimiento

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