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El segundo éxodo palestinoA cuarenta años de la Guerra de los Seis DíasEn una operación militar sorpresiva y contundente, en junio de 1967, Israel expandió su ocupación, provocando miles de muertos en los pueblos árabes, el éxodo de otro medio millón de palestinos, y pérdida de territorios para Egipto, Jordania y Siria. La resistencia del pueblo palestino, lejos de retroceder, se mantuvo y fortaleció. Israel viene retrocediendo y debilitándose desde hace décadas. Partes de las tierras tomadas entonces fueron devueltas.
En 1947-48 se consumó la invasión sionista de Palestina, con la implantación a sangre y fuego del Estado de Israel. La población originaria fue despojada de sus derechos y sus tierras. Millones fueron obligados a emigrar a países árabes vecinos. Los que quedaron dentro de las fronteras del nuevo estado fueron desde entonces “ciudadanos de segunda”, oprimidos por los invasores. Estados Unidos ayudó económica y militarmente a Israel, un verdadero “portaaviones” terrestre, un gendarme contrarrevolucionario contra los pueblos árabes. El mito de “una tierra sin pueblo para un pueblo sin tierra” Las décadas del cincuenta y sesenta fueron la “edad de oro” del sionismo. Se amparaban para ocultar su carácter genocida, racista e invasor, en los horrores del Holocausto, la protección y el apoyo de EE.UU. y otros imperialismos europeos, y la pasividad e inconsecuencia de las burguesías árabes. Israel se justificaba poniéndose como víctima de un nuevo racismo: “los árabes quieren echar a los judíos al mar”. Los EE.UU. lo alababan como la “única democracia del Medio Oriente”. Ante la izquierda, se difundía el mito de un “movimiento de liberación nacional” de un pueblo oprimido que se refugiaba en los “desiertos” de una Palestina deshabitada. El sufrimiento del pueblo palestino, con sus refugiados y con sus aldeas masacradas, tenía poca prensa y menos apoyo. Pero ya en los sesenta fue tomando forma su resistencia, al fundarse la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), la “nación sin territorio” que iba surgiendo al calor de la lucha contra Israel y los Estados Unidos.* La pesadilla del “Gran Israel” intentó hacerse realidad Desde 1956, cuando el nacionalismo burgués egipcio de Gamal Abdel Nasser se quedó con el Canal de Suez, las grandes potencias imperialistas quedaron con la sangre en el ojo. En 1967, cuando Johnson continuaba la agresión a Vietnam iniciada por Kennedy, los sionistas tuvieron la oportunidad de aprovecharse de esa política ofensiva del imperialismo. Ellos pretendían mucho más territorio del logrado en 1948. El “Gran Israel” debía extenderse del Nilo al Eufrates. El fascista genocida Moshe Dayan salió de su retiro como legendario jefe de los militares israelíes y encabezó un fulminante y victorioso ataque a los países árabes vecinos. Gracias a la utilización de la tecnología y el apoyo militar yanqui, el 5 de junio de 1967, unos doscientos aviones israelíes en vuelo rasante lograron sobrepasar sin ser vistos los radares egipcios. Con un bombardeo letal a los aeródromos militares, destruyeron casi todos los aviones de combate egipcios (319 de 340). Sus fuerzas terrestres rápidamente ocuparon la Península del Sinaí. En sólo 6 días, se apoderaron de Gaza (también egipcia) y le quitaron a Jordania la ribera occidental del río Jordán, Cisjordania (incluyendo Jerusalén oriental, donde se ubican los lugares sagrados árabes y el Muro de los Lamentos). También le arrebataron a Siria las alturas del Golan. La expansión del sionismo logró 45.000 kilómetros más (casi el doble de lo que tenía), con petróleo y agua. Medio millón de palestinos fueron obligados a emigrar, y los que quedaron dieron abundante mano de obra barata a los invasores. Los imperialistas quedaron muy contentos por el golpe propinado a los regímenes nacionalistas de Egipto y Siria. Los árabes tuvieron pérdidas muy altas en territorios, y con un total de 50.000 heridos (casi todos árabes) y 11.000 prisioneros. Egipto perdió 11.000; Jordania, 6.000; Siria, 1.000. Israel tuvo solo 700 muertos. Los invasores sin tregua El sionismo creyó tocar el cielo con las manos. Hubo un período de prosperidad económica y aparente “estabilidad”. Sus vecinos árabes quedaron humillados y arrinconados. Pero el pueblo oprimido sacó fuerzas de su sufrimiento y fortaleció su resistencia. Yasser Arafat ganó la conducción de la OLP, que adoptó la consigna “Por una Palestina laica, democrática y no racista”. La guerra de guerrillas de las masas palestinas contra los invasores se fue fortaleciendo. Israel tuvo que ir retrocediendo y negociando la devolución de territorios (“paz por tierra”) intentado legitimarse. El presidente Anwar Al Sadat traicionó la causa palestina. De la mano del presidente yanqui James Carter, en 1978, Egipto fue el primer país árabe que reconoció al Estado de Israel. Este, por su parte, le devolvió el Sinaí. Años después, la OLP logró la recuperación parcial de Gaza y Cisjordania, con el precio de que Arafat también reconoció a Israel. Pero mientras el pueblo palestino siga luchando, no habrá tregua para los invasores, a pesar de las traiciones y las agachadas de los dirigentes árabes. Sectores religiosos que no aceptaron la traición de legitimar a Israel se fueron fortaleciendo. Hamas ganó por primera vez las elecciones en Gaza y Cisjordania en enero de 2006. El aniversario de los 40 años de la Guerra de los Seis Días encuentra a Israel en crisis política, económica y social. Fue derrotado militarmente en el Líbano el año pasado. Su bombardeo sistemático de los territorios de Gaza y Cisjordania, su detención de los integrantes del gobierno elegido democráticamente en ellos, el muro que construye desde 1992 intentando cercar a la población palestina, están indicando que no habrá paz en la región hasta que sean derrotados los invasores sionistas.
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