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EditorialTraspié electoral de los KirchnerMás que gris, este domingo fue negro para la familia presidencial. Los candidatos del gobierno fueron derrotados en Capital y Tierra del Fuego. Ya antes habían perdido en Misiones con Rovira -obligando a archivar las re-reelecciones-, y recientemente en Neuquén. A esto se le suma la crisis energética, la inflación, y los reclamos salariales que no cesan. El gobierno se encuentra en problemas. Daniel Filmus sacó un afiche para la segunda vuelta diciendo “nada es imposible”. Hablaba de una “epopeya” para poder ganar. Recibió el apoyo del presidente e intentó polarizar con su ayuda, entre la derecha de Macri y el supuesto “progresismo” oficial. Nada le bastó. Creía que perdía 55 a 45. Pero no llegó al 40 %. Cifra que además es mentirosa, ya que muchos votaron a Filmus para que no gane Macri. Su verdadero caudal electoral es el 23% que sacó en la primera vuelta, casi lo conseguido por Bielsa en 2005. No es un “triunfo histórico del peronismo en Capital”, como dijo el gobierno. Y menos que ese 40% va a respaldar a Kirchner en las presidenciales. Por eso ni Cristina, ni Kirchner, ni Scioli fueron a saludar a Filmus por su “triunfo moral”. Solo se veían a su alrededor las caras largas de los Fernández y el resto del gabinete, mientras se escuchaba el pase de facturas. A esto se le sumó que el ARI le ganó al candidato del Frente para la Victoria en Tierra del Fuego. Y si agregamos que en algunas provincias donde ganaron políticos que se dicen kirchneristas ninguno pertenece a ese nucleamiento, esto prueba que la estructura política pingüina es muy endeble y sólo está cimentada alrededor de viejos caudillos del PJ o “radicales K”, ligados a la Casa Rosada por la “unidad de la A esto se le sumó que el ARI le ganó al candidato del Frente para la Victoria en Tierra del Fuego. Y si agregamos que en algunas provincias donde ganaron políticos que se dicen kirchneristas ninguno pertenece a ese nucleamiento, esto prueba que la estructura política pingüina es muy endeble y sólo está cimentada alrededor de viejos caudillos del PJ o “radicales K”, ligados a la Casa Rosada por la “unidad de la A esto se le sumó que el ARI le ganó al candidato del Frente para la Victoria en Tierra del Fuego. Y si agregamos que en algunas provincias donde ganaron políticos que se dicen kirchneristas ninguno pertenece a ese nucleamiento, esto prueba que la estructura política pingüina es muy endeble y sólo está cimentada alrededor de viejos caudillos del PJ o “radicales K”, ligados a la Casa Rosada por la “unidad de la billetera”, a cambio de obras. Esto no quiere decir que el gobierno vaya a perder las elecciones nacionales. Otra cosa es que pueda controlar todo el panorama electoral a su antojo. Macri ganó. Y no hay que negar que se fortalece en Capital una variante de centroderecha. Esto obedece, en primer lugar, al pésimo gobierno de la Ciudad encabezado en su momento por los supuestos “progresistas” Ibarra, y luego Telerman. Ya hay un afiche callejero que dice “Con Ibarra volvió Macri”. También, el triunfo de Macri se debe a las particularidades de Capital, distrito donde históricamente tuvo peso el voto conservador. Logró hasta un 80% en los barrios de clase alta y mediaalta. Y en los populares se impuso encubriendo su verdadero rostro. Su triunfo no representa un giro a la derecha. No hizo campaña enfrentando explícitamente a los que luchan o llamando a profundizar el modelo de los 90. Se cuidó como “de orinarse en la cama”, como decían las abuelas. Propuso más salud y educación gratuita, usó la figura “moderada” de Michetti -ligada a la Iglesia-, confundió a la clase media postulándose como “independiente” de los aparatos partidarios, y se mostró como empresario emprendedor aprovechando los éxitos de Boca, con el verso de que se preocupa por los problemas de la gente, con una campaña vecinalista, encubriendo su verdadero rostro ligado a los negocios con la dictadura y las prebendas del Estado. Eso no quiere decir que no represente un voto conservador y perjudicial para los trabajadores. Pero si intenta aplicar la letra chica de su programa -ya dijo que para protestar habrá que pedir permiso, pidió el traspaso de la policía, habla de despedir empleados de la Ciudad, o de rebajar el “gasto social”-, se la tendrá que ver con la resistencia popular. Tampoco Macri representa un fenómeno nacional. En Tierra del Fuego ganó la centroizquierda con el ARI. López Murphy, quien sería el candidato presidencial de la centroderecha, está muy bajo en las encuestas. Sobisch, del mismo palo, es un cadáver político. Y Blumberg ya sufrió un gran traspié con su propia torpeza mintiendo sobre su título. Ni Kirchner, ni la centroderecha, ni la centroizquierda son alternativa para los trabajadores. Por eso hay que enfrentarlos en las luchas y en las elecciones. La realidad está cruzada por reclamos importantes, como la de telefónicos por un aumento del 25%, entre otros. O los secundarios contra la escuelas que se caen a pedazos. La inflación no cesa, y en algunas provincias, como Mendoza, va a llegar al 20% anual, índice que sería el real para todo el país, sólo que está tapado por la intervención del gobierno en el INDEC. Y la crisis energética, después de ser desmentida por el gobierno, recrudeció de la peor forma: no hay gas, en muchos lugares falta luz, y empezaron las suspensiones en las fábricas donde las patronales aprovecharán para reducir salarios o despedir personal. Las tareas para los trabajadores, los luchadores y la izquierda son varias. Seguir apoyando a los que luchan y al nuevo sindicalismo combativo. Y desde el punto de vista político, rechazar en las elecciones a los candidatos de los partidos tradicionales, sean de centroderecha, centroizquierda o del falso progresismo. Para ello hay que bregar por la unidad de la izquierda. Izquierda Socialista y el Partido Obrero han constituido el Frente de Izquierda y los Trabajadores en Córdoba para las próximas elecciones en esa provincia. Un ejemplo y aliciente para aquellos que reclaman que la izquierda se tiene que unir para enfrentar a los candidatos patronales. Llamamos a imitar el ejemplo de Córdoba para las presidenciales, construyendo un Frente de Izquierda para octubre. |
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