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Aluar - Puerto MadrynLos obreros se mueren, los empresarios amasan fortunasNuevas muertes se han producido en el Sur. La causas hay que buscarlas en la superexplotación y las deficientes condiciones laborales a las que nos someten las empresas para “optimizar” sus inescrupulosas ganancias. Aluar es el modelo del empresariado “nacional” defendido por Kirchner. Gobernantes, empresarios y burócratas sindicales, son claramente los responsables.
El techo de un silo de 30 metros de altura se desplomó repentinamente. Los trabajadores que lo construían, de la UOCRA, murieron en el acto por la caída, otros aplastados por el material y tres se encuentran heridos de gravedad. Estaban empleados por la empresa Cadel, subcontratada por otra (INFA), que a su vez fue contratada por Aluar para realizar la obra. Este tipo de cadena de tercerizaciones, rasgo predominante del modelo económico que Kirchner mantiene a rajatablas, demuestra una vez más que también sirve para diluir y deslindar responsabilidades. Con ellas los únicos que pierden, como siempre, son los del último eslabón: los trabajadores. El dirigente local de la UOCRA se apresuró a salir al cruce de cualquier acusación que pudiera recibir la patronal, asegurando que tenían arneses apropiados para protegerse. Pero los mismos estaban sostenidos de vigas de hormigón de varias toneladas que se rompieron por su mala calidad, provocando el derrumbe. La causa está caratulada como “homicidio culposo”, lo que presupone que el hecho ocurrió por una “falla humana”. ¿Falla humana de quién? ¡No vaya a ser cosa que responsabilicen a algún trabajador! ¿Algo dirá la Justicia del ritmo de explotación al que someten a los trabajadores para que la obra esté lista para el 20 de julio, fecha prevista para que viaje Kirchner a inaugurarla, a beneficio de su campaña electoral?. Nada se investigará de los 700 millones que recibe Aluar de Kirchner en subsidios -aunque sólo el 30% de su producción esté destinada al consumo interno y el resto a exportación, con los empresarios como únicos beneficiarios de las colosales ganancias-. Con tanto dinero bien podrían garantizar excelentes condiciones de trabajo, y muy bien remunerado por cierto. Aluar, en los últimos años, multiplicó sus ganancias, pero se niega a ajustar los devaluados salarios debido a lo cual sus trabajadores se encuentran en conflicto reclamando el 45% de aumento de salario. Si hay “fallas humanas”, éstas son de los dueños de Aluar, INFA y Cadel, del gobierno que los subsidia, y de los burócratas sindicales como Martínez que los encubren y enmudecen a la hora de defender los derechos de quienes debieran representar. “La UOCRA se solidariza con los familiares de las victimas y reclama que se investiguen las causas del accidente”, afirmó su vocero, Ricardo Caamaño, horas después (Página/12, 21-06). Sólo dispuso un minuto de silencio en todas las obras del país. Ningún llamado a luchar para exigir que paguen los responsables y evitar que sigan las muertes y accidentes en las obras. La única garantía para que estos hechos no sigan ocurriendo es terminar con el trabajo en negro, la flexibilización laboral, los regímenes de superexplotación, el negocio de las ART y lograr que los mismos trabajadores sean quienes controlen las condiciones de su seguridad en el trabajo. ¿Cuánto vale para Aluar la vida de un obrero?Cuando un obrero muere por accidente de trabajo, su familia recibe un pago único por la suma de $50.000, más otra cifra cuyo monto total varía según la edad y el sueldo del fallecido, y que en general es de otros $50.000. Esta última queda en poder de la ART, y la familia la va cobrando en cómodas cuotas mensuales, como una “renta”. Vale decir que para Aluar, en este caso, la pérdida de dinero que representa la muerte de los 10 compañeros ronda el millón de pesos. Comparemos esta cifra con otros datos. Aluar (empresa del Grupo Madanes, también propietaria de Fate) se instaló en Puerto Madryn en 1971 bajo la dictadura de Lanusse. Y en 1974 ya producía 140 mil toneladas anuales de aluminio. Gracias al auge que tuvo durante la siguiente dictadura y con los gobiernos posteriores, hoy llega a producir 275 mil toneladas. Pensemos cuántos millones de pesos pueden éstas representar. La misma empresa ha declarado que las obras de ampliación que está por finalizar -y que ya costaron la vida de 10 trabajadores-, le permitirán incrementar sus exportaciones en 220 millones de dólares más por año (o sea, 660 millones de pesos). O, en otros términos, 659 veces más que la ínfima suma que debe pagar por la muerte de los trabajadores. El gobierno le otorgó subsidios que ascienden a 700 millones de pesos, por la vía de desgravaciones fiscales. O sea, recibió el dinero equivalente a 700 veces la pérdida que le produjo el accidente. ¿Para qué seguir sacando cuentas?. Es claro que este millón de pesos es un dinero insignificante comparado con los números multimillonarios que percibe de sus suculentas ganancias y subsidios del Estado. Siendo así, ¿para qué la empresa “gastaría” en seguridad para los trabajadores, si las muertes no le cuestan casi nada? ¿Para qué “malgastar” más allá de lo indispensable, en prevenir accidentes de trabajo?. El valor de la vida de un obrero es entonces para la empresa, una cifra despreciable. Evidentemente, de igual manera lo es para quienes administran la economía y la justicia en nuestro país. J.P. |
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