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Se complica la bolsa de MiceliA medida que pasan los días, se hace cada vez más oscuro el caso de la bolsa con dinero que encontraron en el baño del despacho de la ministra de Economía Felisa Miceli. Lo que está claro es que la corrupción acecha al gobierno.
Miceli argumentó que dejó los 100.000 pesos y 31.000 dólares en el placard del baño y no en la caja fuerte, que tiene en el antedespacho, porque ella está “acostumbrada” a guardar el dinero así. Primero dijo que era “su” dinero, que lo podía justificar y que era para una operación inmobiliaria que se canceló. Luego, cuando quedó claro que aún ahorrando su sueldo íntegro no llegaba a esta suma, dijo que era prestado por su hermano para comprar una casa, pero que todavía no tenía ninguna en vista. Siguiendo su “lógica” se deduciría que pensaba dejar el dinero en el placard del baño hasta que encontrara alguna casa. A todo esto, el acta que hicieron los bomberos cuando la encontraron, desapareció. Según el diario Perfil, aquellos declararon que la custodia de Miceli les exigió que le entregaran el acta. Se siguen sumando cosas raras. El dinero, en un fajo de 100.000 pesos, estaba precintado por el Banco Central. Hasta ahora el hermano de la ministra no demostró cuándo retiró el dinero (que por el fajo debería ser recientemente). Pero además ningún particular puede ir directamente a sacar dinero del Banco Central... ¿Una pequeña distracción? Entre tantas declaraciones contradictorias sobre la famosa bolsa, la ministra intenta defenderse con el estilo que caracteriza a todo el gobierno. Argumenta que la persiguen, que “quieren quedarse con el ministerio”. Dice que fue un “error” guardar los billetes en el baño. Lo que no es un error, sino una evidente intención de falsear la realidad, es lo que ocurre con el INDEC. El falseamiento de las cifras de inflación, valientemente denunciado por los propios empleados del organismo oficial, es un intento de fraude a todo el pueblo argentino. Las sospechas populares de corrupción no nacen sólo de una bolsa “olvidada” en un baño. Hasta podría ser cierto que la ministra fuera distraída y le diera poca importancia al dinero. Pero hay en danza casos que involucran mucho más dinero, que lejos de esclarecerse, apuntan cada vez más a la responsabilidad oficial. Uno es el de la empresa Skanska, que emitió facturas truchas por 15 millones de pesos y confesó haber pagado coimas a funcionarios para adj u d i c a r s e obras públicas. Ahora dos diputados denunciaron ante la Justicia que el gasoducto de El Calafate, realizado por esa empresa en el 2006, está sobrefacturado en 137 millones de pesos. En Santa Cruz, ya es un escándalo la renovación de la concesión, con pleno apoyo del matrimonio Kirchner, a la empresa multinacional petrolera Pan American Energy por 30 años, para seguir saqueando los recursos de la provincia. Insólitamente la renovación se hizo 10 años antes de que venciera la deconcesión vigente. ¡Se trata de miles de millones de dólares en recursos petroleros! Hasta el ex gobernador kirchnerista Sergio Acevedo lo denunció como una “profundización del menemismo”. Ante estos hechos, la bolsita con billetes en el baño parecería un pequeño vuelto. El matrimonio Kirchner y sus funcionarios se escudan en un sup u e s t o “progresismo” y hasta un pasado “montonero”, que los colocaría por fuera de toda sospecha. Pero, más allá de cual haya sido el pasado personal de cada uno de ellos, los hechos del presente desmienten todo progresismo. Lo que va q u e d a n d o claro es que multinacionales, oligarcas y banqueros siguen mandando en Argentina, y que el gobierno de Kirchner les sirve eficientemente hoy. En ese contexto, ocurre lo de siempre: las coimas a funcionarios son el “lubricante” que facilita los grandes negocios. |
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