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Se fue MiceliSigue la corrupciónRenunció “la mujer de la bolsa”. Un fiscal acusó a la ministra de “incumplimiento de los deberes de funcionario público” -figura elegante para referirse a la corrupción-, y dimitió en forma indeclinable. Felisa Miceli no pudo justificar los miles de dólares encontrados en su baño. ¿Una coima? ¿Sobresueldos? ¿Lavado? Lo cierto es que no pudo explicar la ruta de un dinero que debía terminar, según sus dichos, en el sueño de su casa propia. Hace poco saltó el caso Skanska. 17 millones fueron a parar a manos de funcionarios pingüinos para beneficiar a la multinacional sueca en la adjudicación de un gasoducto. Ahora, bajo la modalidad de “corruptela familiar”, la antiecologista Picolotti -sacada de la asamblea de Gualeguaychú y llevada a la Rosada para que Kirchner muestre su “sensibilidad social”-, repartió varios millones de verdes dólares (¿ecologistas?) entre familiares y amigos. El Secretario Moreno está acusado de adulterar las estadísticas oficiales en el INDEC. Y así seguirán saltando otros nuevos casos. Porque el modelo kirchnerista es el que destila corrupción al mejor estilo de los 90.
Corrupto es este modelo capitalista donde la economía sólo crece en beneficio de los grandes empresarios, multinacionales y acreedores externos. Esa es la verdadera ruta del dinero que hay que parar. Esta semana el gobierno le dio 1.000 millones en subsidios a las petroleras - dentro de ellas Repsol-, para que “garanticen” luz y gas. ¿No era acaso esa su función? En éstos meses vencen 8.000 millones de dólares de deuda externa, para lo cual el gobierno viene usando el superávit fiscal o emitiendo nuevos bonos que terminarán pagando nuestros hijos y nietos. ¿No era que nos habíamos desendeudado? Y mientras el gobierno dice que bajó la pobreza, que los salarios le estarían ganando a la inflación y que bajó el trabajo en negro (en realidad es peor que cuando estaba De la Rúa), vemos que no sólo es corrupto el modelo, sino la “nueva política” de Kirchner que trata de encubrir los males con un doble discurso que empieza a hacer agua. La renuncia de Miceli, además, demostró dos cosas. Que era una figura decorativa, ya que todas las decisiones económicas las tomaba el hegemónico, personalista y verticalista presidente de la Nación. Y que en el gabinete se están matando por el control de la torta (entre De Vido, Moreno y los Fernández), para ver quién tiene el poder del manejo de los subsidios, quién beneficia más a tal o cual empresario, y quién también se queda con algunos vueltos que después no pueden justificar. La prueba que Miceli no es una oveja negra es que el presidente y Alberto Fernández hasta último momento la quisieron salvar. La ex ministra participó del acto junto a Kirchner el 9 de Julio en Tucumán, e inauguró el tranvía junto al matrimonio presidencial en Puerto Madero.
Para intentar tapar este escándalo, junto a los otros que ya venían como la inflación, la crisis energética y los bajos salarios, es que se lanza Cristina. Cosa que le resultará muy difícil. Desde la derrota de Rovira en Misiones, el gobierno está quedando muy comprometido en la realidad nacional. Las expectativas en Néstor y Cristina están decreciendo. Millones empezaron a ver que con doble discurso “no se come, se cura, ni se educa.” Las derrotas en Capital, Tierra del Fuego y otros distritos prendieron nuevas luces amarillas. La inflación y la crisis energética están generando un profundo malhumor social. La gente comienza a decir “este gobierno se empieza a parecer mucho a los anteriores”. Difícilmente el acto de lanzamiento de Cristina pueda tapar semejante realidad. “Empezó la declinación del imperio kirchnerista”, se escuchó decir en el preciso momento en que Argentina perdía con Brasil. Y no era por el resultado futbolero. Sino por esta cruda situación que empieza a ser divisada por miles y miles.
El gobierno se asienta en los holgados números de la economía para tejer alianzas políticas atadas a la billetera oficial. De “nueva política” no tiene nada. Pacta con radicales K, gobernadores ex menemistas, la CGT y el viejo aparato del PJ. El Frente para la Victoria es eso. Un nuevo envase donde se mete todo lo viejo, mostrándolo como algo distinto. Cristina no significa ningún cambio. En su lanzamiento hablará de mejorar la justicia; la “calidad institucional” y las relaciones internacionales en su segundo mandato. Pero los pilares del modelo a favor de los de arriba seguirán intactos. Lo que la beneficia es que la oposición parece un barrilete emparchado. No remonta. Lavagna, Carrió, López Murphy, más que para las presidenciales, están para jugar en la B. No tienen ninguna ascendencia hacia el pueblo trabajador. No son salida. Todos defienden el modelo de las multinacionales y el imperialismo. Los cambios de fondo sólo vendrán con la movilización obrera y popular. Para eso se necesitan nuevos dirigentes políticos dispuestos a emprender ese camino. En ese marco es importante aprovechar las elecciones para brindar una alternativa, con un programa anticapitalista, antiimperialista y de clase. Por eso es tan importante, además de apoyar los reclamos cotidianos, dar pasos para conformar un frente de Izquierda para las presidenciales. ¿Quién puede luchar contra la corrupción, los salarios miserables, la crisis energética y un modelo económico al servicio de los trabajadores, sino la izquierda? En estos años sólo los que luchan junto a la izquierda han enfrentado a cuanto modelo explotador hubo. Es la izquierda la que se pronuncia por terminar con el robo de las privatizadas, los pagos de la deuda y por una nueva política al servicio de los trabajadores y el pueblo. Por eso la izquierda tiene que hacer un gran esfuerzo por unirse para enfrentar esta crisis y a los candidatos del sistema en las presidenciales. Nuestro partido, Izquierda Socialista, acaba de conformar un Frente con el Partido Obrero en Córdoba. Ya antes conformó el único frente de izquierda en Capital. Hacemos desde éstas páginas un urgente llamado para conformar un Frente de Izquierda para las presidenciales. Todos sabemos que si la izquierda va dividida, se dificulta presentar un fuerte polo electoral que canalice el voto de luchadores y trabajadores contra el gobierno, los Macri, López Murphy o Carrió. Para enfrentar a Cristina, al Frente para la Victoria, a los radicales k, a la centroderecha y centroizquierda, hay que lograr la unidad de la izquierda. Hacemos este llamado a más de un mes del vencimiento para inscribir las alianzas. Tiempo suficiente para acordar un programa y debatir las ubicaciones de cada candidato de acuerdo a la representatividad de cada fuerza. En Córdoba el FIT ha sido un gran aliciente para aquellos que querían la unidad y ahora la tienen. Con ese ejemplo avancemos a nivel nacional. ¿Quién es el nuevo ministro?El reemplazante de Miceli es Miguel Peirano. Trabajó para Techint y la Unión Industrial Argentina (UIA), la misma entidad patronal que acompañó a Cristina a la OIT, acordó con la CGT y el gobierno un miserable salario mínimo de 900 pesos, y estuvo al lado de cada gobierno de turno usufructuando de la flexibilización laboral, jugosos subsidios y de cada modelo, sea con convertibilidad o devaluación, en dictadura o democracia. Peirano recibió el beneplácito “exultante” de los industriales, y hasta de la Confederaciones Rurales Argentinas. Saque Usted las conclusiones. |
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