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Propuesta de Cristina

La trampa del “pacto social”

En el lujoso acto de lanzamiento de Cristina Fernández de Kirchner como candidata a presidente, ésta propuso, en medio de papelitos de colores, un “pacto social” entre trabajadores y empresarios. La propuesta, lanzada ante industriales, grandes empresarios y la CGT, tuvo rápida y favorable acogida. Esto sería, en boca de la casi segura presidenta de los argentinos, para garantizar un “modelo de acumulación y de inclusión social” en los próximos años.

“Nos parece muy positivo el diálogo social”, dijo Luis Pagani, titular de la Asociación Empresaria AEA, que nuclea a los ejecutivos de las empresas más grandes del país. Cristiano Ratazzi, de Fiat, consideró “muy importante que Cristina haya resaltado que hace falta un país con mayor presencia institucional”. Jorge Brito, representante de ADEBA y de los Bancos Macro y Bansud, señaló: “Comparto en un ciento por ciento el discurso”. Y así representantes de la Bolsa, industriales y privatizadas.

La CGT también apoyó. Hugo Moyano señaló que le pareció “muy inteligente la propuesta de diálogo social... En 2004 nosotros estábamos con la UIA tratando de diagramar una especie de pacto o acuerdo social. Tal es así, que en algún momento, gente del consejo económico social de España se reunió con nosotros para ver la forma de implementar un acuerdo de esa naturaleza en nuestro país, teniendo en cuenta la experiencia del Pacto de la Moncloa -ver ¿Qué fue el..."” (Diario Perfil, 22-07). La CTA también dio su aceptación. Su secretario adjunto, Pedro Waslejko, señaló: “nosotros venimos reclamando instancias de diálogo formales... el diálogo social planteado para el largo plazo sería útil para todos los sectores...” (Clarín, 21-07-07).

Hay un dicho: cuando las patronales y el gobierno hablan tan bien de algo... ¡agarrémonos los bolsillos!.

 

¿Qué quieren con esto del “pacto social”? ¿Acaso en estos años no hubo “pactos sociales” entre empresarios y la CGT? ¿Acaso el techo salarial del 19% para las paritarias en el 2006, y el del 16,5% para este año, no fue en acuerdo entre las patronales y dirigentes sindicales burocráticos? ¿Acaso en la última reunión de la OIT no viajó Cristina con la UIA y la CGT? ¿No fueron los empresarios y las cúpulas sindicales quienes se reunieron en el Consejo del Salario para llevar el mínimo a novecientos miserables pesos?

Si esto no les alcanzó, es porque el gobierno necesita algo más sólido. Quieren un pacto más permanente y estable, “institucionalizado”, entre empresarios y burócratas sindicales, para, en primer lugar, mantener los pilares del modelo económico. Esto significa, para seguir garantizándoles a los grandes empresarios, privatizadas, multinacionales y acreedores externos, la “torta” del crecimiento y el superávit fiscal, con bajos salarios, pobreza y desigualdad social. En segundo lugar, el pacto social tiene el objetivo esencial de intentar frenar las luchas de los trabajadores. Esto es lo que trae un permanente dolor de cabeza al gobierno y las patronales. Miremos de nuevo Santa Cruz. Los trabajadores marítimos se rebelaron y protagonizaron una nueva pueblada en Puerto Deseado (ver otro día de...). Antes habían sido los docentes santacruceños los que tiraron abajo a un gobernador kirchnerista y los petroleros de Las Heras los que dieron el ejemplo contra el pago salarial del impuesto a las ganancias. Ascenso obrero que recorre el país desde hace años, lo que impide a los grandes empresarios tener “seguridad” para sus ganancias e inversiones. Hoy reclaman los docentes de Entre Ríos, Corrientes y San Juan; los estatales de La Rioja, trabajadores del Banco Nación; viales de 16 provincias; trabajadores y profesionales de los hospitales, en Telefónica, entre otros.

 

Cómo contener la protesta social es clave para el segundo mandato de la señora Cristina. Por eso se abrió un debate en el gobierno sobre “quiénes son los dirigentes sindicales más capaces de garantizar mayores niveles de disciplinamiento del movimiento obrero”, ya que algunos “no están convencidos que Moyano pueda volver a cumplir el papel de “contenedor” del conflicto de los trabajadores ocupados” (Clarín, 22-07). Por eso hablan de una mayor influencia, acorde con el “perfil industrialista” del nuevo ministro de Economía, del dirigente de la UOM, Antonio Caló. Y de dirigentes que se han mostrado “eficaces para mediar”, entre ellos Gerardo Martínez (UOCRA) o el ex menemista Andrés Rodríguez, de UPCN.

El “pacto social” propuesto por Cristina es una trampa y va en contra de los trabajadores. Ya hubo muchos pactos que intentaron gobiernos anteriores y quedaron en el basurero de la historia fruto de las luchas obreras y populares. Hay que rechazarlo desde cada asamblea y lugar de trabajo, seguir apoyando a los que luchan y a los nuevos dirigentes combativos, y exigir que la CGT y CTA rompan su pasividad y tomen alguna medida. Dejando en claro que éste nuevo “pacto social” no pasará.


Te pedimos un aporte para seguir apoyando las luchas de los trabajadores.

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