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InflaciónEl gobierno sigue mintiendoLa semana que viene se conocerá el Indice de Precios al Consumidor (IPC) de agosto. Ya no hay sorpresas: todos sabemos que el dato “dará” entre 0,5 y 0,6%. Obviamente no tendrá nada que ver con la realidad. En los primeros siete meses del año la suba “oficial” lleva 4,4%. Y los alimentos en particular, para los elaboradores del índice trucho, solo crecieron un 5,4%. Siempre según estos datos oficiales, las verduras habrían subido un 17,6% y la carne un 2%. Ridículo con sólo pasar por la puerta de una verdulería o ver los precios de los cortes en cualquier carnicería o supermercado. Cualquier dato realizado por consultoras privadas, aún el más conservador, dice que la inflación está por lo menos en el doble. Así, Ecolatina calcula que la de este año ya llegó al 9,6%. En las mediciones de inflación provinciales, no “retokadas”, (ya que las calculan las direcciones de estadísticas provinciales), las diferencias son mayores. San Luis registra 13,2% y Mendoza, la provincia del candidato a vicepresidente del oficialismo, reconoce una inflación del 13,5%. En las últimas dos semanas, los aumentos fueron infernales, en especial en el rubro alimentos. Se calcula que en promedio el alza alcanza un 11,2% (Consultora Equis). Y si lo contamos desde el principio de julio, ya lleva un 16,8%. Así, en las últimas dos semanas, el aceite mezcla subió un 53,3%, la papa un 38,3%, la lechuga (que ya venía por las nubes) otro 28,6%, los jugos para diluir un 21%, las galletitas saladas un 20,5%, el queso fresco 16,1% y el pan un 10% (el mismo que Moreno dice que “sale” 2,50 cuando en todas partes promedia entre 4 y 5 pesos el kilo). La semana pasada, en el INDEK metieron mano en otros dos indicadores. Uno fue el Estimador Mensual Industrial, que marca cómo va creciendo la actividad industrial mes a mes. El dato se tenía que dar a conocer el jueves, e iba a reflejar cómo había afectado la crisis energética. Pero el gobierno no tiene vergüenza: decidió presentar los números, sin la siderurgia, para que no se reflejara el parate. Así, “mágicamente” nos enteramos que las horas no trabajadas por los cortes de julio, “no influyeron en nada”. Los memoriosos recuerdan a otro Ministro de Economía que también había partido en dos un indicador del INDEC: fue en la época de la dictadura, cuando Martínez de Hoz decidió que se medía la inflación “sin la carne”, porque ésta había subido mucho. Se lo conoció como “el índice descarnado”. El otro indicador “retokado” fue el dato del desempleo: los trabajadores del INDEC denunciaron, y fueron ferozmente reprimidos, que este indicador –que según el gobierno bajó al 9,5%-, también estaba dibujado. El gobierno puede seguir publicando números de fantasía. Pero los trabajadores vemos como cada día la inflación se come nuestros sueldos. Los magros aumentos conseguidos este año ya fueron devorados por la suba de precios. Tenemos que salir a pelear por recuperar lo que es nuestro, exigiendo aumentos de salarios hasta alcanzar el valor de la canasta familiar, hoy ya en 2.600 pesos, y haciendo que éste se reajuste automáticamente según el aumento de la inflación. Al mismo tiempo denunciamos que el gobierno no pelea de verdad contra la carestía. Si quisiera, lo primero que tendría que hacer es eliminar el IVA a los productos de la canasta familiar, congelar sus precios y aplicar efectivamente la Ley de Abastecimiento, que permite multar, clausurar, expropiar y encarcelar a todo el que viole los precios máximos, acapare o venda en el mercado negro. |
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