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12 de diciembre de 1917: hace 90 añosComenzaba la agresión imperialista a la revolución rusaLa primera revolución socialista de la historia, que triunfó en Rusia en 1917, tuvo que enfrentar rápidamente una cruenta guerra civil. Las principales potencias imperialistas ayudaron son sus ejércitos invasores a la contrarrevolución burguesa rusa. Pero los obreros y campesinos movilizados los pudieron vencer.
Hace 90 años las comunicaciones eran muchísimo más lentas que ahora. De todos modos, los gobiernos imperialistas de Francia e Inglaterra muy rápidamente pudieron tomar nota de que había surgido en la joven república soviética un poder revolucionario de obreros y campesinos. Las noticias sobre los decretos sobre el reparto de la tierra, sobre la paz para retirar las tropas de la carnicería interimperialista, del control obrero sobre la producción, la nacionalización de la banca, la formación de las milicias (véase a href="http://izquierdasocialista.org.ar/cgi-bin/elsocialista.cgi?es=085¬a=16">El Socialista 85), llegaban a Londres y Paris. Las primeras llamaradas de la guerra civil El 12 de diciembre de 1917, a poco más de un mes de instalado el gobierno de los Soviets (el 7 de noviembre según el calendario occidental) tropas inglesas y francesas ocuparon el puerto ruso de Murmansk, sobre el río Kola, que desemboca en el Mar de Barents, en la región polar ártica. En ese momento el hecho tuvo poca repercusión. Pero fue una clara señal de aliento hacia la contrarrevolución burguesa dentro de Rusia, un primer anticipo de lo que vendría. Los generales del viejo ejército zarista Kaledin y Kolchak ya preparaban la ofensiva militar, mientras Krasnov insurreccionaba a los cosacos. Los partidos reformistas, mencheviques y socialrrevolucionarios se les sumaban. Su máximo dirigente, Kerenski, se había refugiado entre los cosacos de Krasnov. Al mismo tiempo, el ejército alemán iba ejerciendo una presión cada vez mayor ocupando territorios del antiguo imperio zarista. La principal preocupación de Lenin y el gobierno soviético era lograr un tratado de paz con Alemania, aún en las condiciones leoninas que les imponían. El conflicto armado que debió afrontar desde 1918 el pueblo soviético lo enfrentó durante casi tres años con tropas alemanas, inglesas, francesas, japonesas, estadounidenses, checoeslovacas, polacas… El gobierno revolucionario impulsó una movilización de masas Las medidas socialistas se fueron implementando consecuentemente aún en medio de las dificultades y el creciente enfrentamiento militar con la contrarrevolución. La movilización de las masas se iba fortaleciendo con esas medidas, que se implementaban con la democracia de los soviets. El 18 de diciembre de 1917, un decreto del gobierno soviético declaró la independencia de la república de Finlandia. Ese total respeto a la libertad de las naciones oprimidas por el zarismo era una expresión práctica de lo que significaba la democracia soviética y leninista. Las tropas que ocupaban el puerto de Murmansk estaban muy cerca de la frontera finlandesa, pero eso no impidió la liberación del país. Lenin dijo que se otorgaba a “Finlandia plena libertad de vivir en alianza con nosotros o con otros, garantizamos un apoyo completo a los trabajadores de todas las nacionalidades contra la burguesía de todos los países. Esta alianza no descansa en convenios, sino en la solidaridad entre los explotados contra los explotadores” (5/12/17). La burguesía finlandesa, fiel a su carácter de clase, se alió a los ejércitos imperialistas para atacar a los Soviets en sus fronteras del Ártico durante la guerra civil. Pero el mensaje de Lenin era claro: “la revolución socialista desencadenada en Rusia representa únicamente el comienzo de la revolución socialista mundial. Paz y pan, derrocamiento de la burguesía, medios revolucionarios para curar las heridas causadas por la guerra, victoria completa del socialismo: tales son los objetivos de la lucha” (27/12/17). La burocracia aplastó la revolución La guerra civil impulsada por la burguesía rusa y la invasión imperialista logró ser derrotada, al cabo de tres años y con incalculables sacrificios. Los obreros y campesinos rusos, organizados en los soviets y dirigidos por el Partido Bolchevique de Lenin y Trotsky, entregaron toda su energía en la lucha. El Ejército Rojo fue organizado y dirigido por Trotsky, que pasó todos esos años recorriendo los puntos neurálgicos de los frentes de batalla en un tren blindado y acondicionado especialmente para que funcionara el comando militar. Al mismo tiempo, los trabajadores del resto del mundo iban sumando su apoyo a la Revolución en Rusia. En noviembre de 1918 finalmente cayó el militarismo alemán por el triunfo de la revolución obrera. Las huelgas y movilizaciones de trabajadores franceses e ingleses dificultaban el abastecimiento de las tropas invasoras, hasta que finalmente se retiraron del suelo ruso. De todos modos, el cansancio de las masas y el aislamiento en que quedó la URSS (no triunfó entonces otra revolución socialista, como lo esperaban los dirigentes bolcheviques) dieron lugar a que la burocracia que encabezó Stalin aplastara al partido de Lenin, la democracia obrera y el programa revolucionario. La URSS se fue transformando en una “cárcel de pueblos”. La conciliación con la burguesía y el imperialismo por parte de la conducción del PCUS fue minando aquellas conquistas, aquel “comienzo de la revolución socialista mundial”. Esa burocracia, finalmente echada del poder por los propios trabajadores, permitió el retorno al capitalismo. Pero las enseñanzas de aquellos primeros años siguen siendo imprescindibles actualmente para orientar la lucha contra el capitalismo imperialista, hasta lograr, como lo decía Lenin, la “victoria completa del socialismo” en todo el mundo. |
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