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Juicio a los genocidasEx represor teme que lo maten como a FebresLa confirmación de que Héctor Febres fue asesinado por sus pares ante la posibilidad de que revele datos concretos sobre desaparecidos y el destino de muchos bebés apropiados, y las recientes declaraciones de otro represor, Eduardo Costanzo, confesando su temor a que le suceda lo mismo, ponen de manifiesto hasta qué punto continúan actuando las bandas de asesinos nostálgicos de la dictadura, bajo la inconcebible (e increíble) “ceguera” del gobierno que nada hace para impedirlo, ocupándose sólo de mostrar sus inclinaciones “justicieras” con actos meramente superficiales y mediáticos.
Eduardo Costanzo es un ex agente de inteligencia y de la represión que cumple arresto domiciliario en Rosario por su participación en delitos de privación ilegítima de la libertad, torturas y asesinatos, perpetrados durante la última dictadura en la tristemente célebre «Quinta de Funes». Tiene mucho miedo de que sus ex compañeros lo manden a matar si lo trasladan a una cárcel común, del mismo modo que le sucedió al ex prefecto de la ESMA Héctor Febres. Así lo declaró ante las emisoras LT8 y Rosario 3 de esa ciudad, ante las cuales aseguró que si la justicia adopta esa medida será «asesinado peor que Febres», ya que sus ex compañeros pretenden callarlo de cualquier manera, para que “no llegue al juicio oral» al que será sometido próximamente junto a otros tres represores «y no hable lo que tengo que hablar» (Clarín, 13/01). Dice que en los últimos años reveló detalles de «cómo han matado, dónde los han matado y a cuántos», y que tiene aún más para contar. Más allá de que apele a este recurso para proteger su condición de “preso” privilegiado con “prisión” domiciliaria, chantajeando con la supuesta información que tiene para dar, sus temores no son infundados. Costanzo sabe que esta posibilidad existe, ya que conoce también cómo y por qué siguen actuando las bandas fascistas de los genocidas y sus cómplices. La complicidad “K” La muerte de Febres y el temor de Costanzo vienen a sumar pruebas que corroboran la afirmación de que las bandas de asesinos continúan actuando, como asimismo que muchos de sus integrantes lo hacen encubiertos dentro de las cárceles en las que se encuentran. Los elementos que salieron a la luz con la muerte de Febres son espeluznantes. Como tantos otros, gozaba de una “celda” especial con teléfonos de línea, celulares, computadora con Internet, aire acondicionado, televisor, DVD, y hasta la llave de su “celda”, con permiso para desplazarse por el edificio de la Prefectura en el que se encontraba. Podía recibir visitas libremente sin que a éstas se les efectuara revisación alguna, ni queden registros formales de las mismas, del mismo modo que hace unos meses se comprobó que sucedía en la cárcel de Marcos Paz en la que se encuentran la mayor parte de los escasos detenidos por sus crímenes de lesa humanidad. Obviamente, en condiciones como éstas, nada les impide continuar actuando con total libertad. El gobierno lo sabe, pero sin embargo no hace nada para impedir este accionar, ni siquiera el de adentro de las cárceles. Todos los “ p r e s o s ” por genocidio cont i n ú a n gozando de estos privilegios. Y mucho menos hace para proveer medidas de seguridad ante la posibilidad, bastante lejana por cierto, de que alguna que otra información de valor pudiera arrancársele a alguno de los asesinos. Tampoco hace nada concreto para desactivar estas bandas, muchos de cuyos integrantes forman parte de las actuales fuerzas militares y policiales. Sólo se ocupa de esporádicos actos mediáticos, con más discursos que acciones, para intentar hacernos creer que tiene intenciones de hacer justicia. Junto a muchas organizaciones de derechos humanos, seguiremos repitiendo que no habrá justicia efectiva, ni se impedirán más casos como los de Julio López, mientras no estén en cárceles comunes y a buen resguardo todos los asesinos de la dictadura que aún viven. Mientras no se eliminen todos los privilegios que siguen gozando. Mientras no se anulen todos los indultos a los genocidas. Mientras no se realice una verdadera y efectiva investigación dentro de las fuerzas armadas y policiales para hallar, enjuiciar y encarcelar a todos los asesinos que aún se encuentran dentro de ellas. Parece mentira que 25 años después del fin de la dictadura, todavía tengamos que seguir peleando por esto, cuando décadas de lucha de nuestro pueblo han demostrado que millones exigen en las calles rejas para los asesinos. Por eso debemos prepararnos para movilizarnos el próximo 24 de marzo en todo el país. Porque con Cristina sigue la impunidad. |
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