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¿Qué hay detrás del “Operativo Emmanuel”?El rescate de las dos rehenes colombianas y la recuperación del niño Emmanuel replantea el carácter del conflicto de Colombia. La política belicista y pro Bush del gobierno de Uribe sufrió una derrota. ¿Cuál es el papel de las FARC? ¿Por qué sus acciones no ayudan al movimiento de masas? ¿Hacia dónde apuntan las propuestas de Chávez? ¿Puede haber una paz negociada? Pese a nuestras profundas diferencias con las FARC, reclamamos que sean reconocidas como fuerza beligerante.
Es evidente que Uribe y su gobierno hicieron lo imposible, con el apoyo de Bush y los EE.UU, para evitar el rescate humanitario de Clara Rojas y Consuelo González. Está claramente demostrado, por las declaraciones de las liberadas, que la zona que iban transitando hacia el lugar del rescate era permanentemente bombardeada por las Fuerzas Armadas colombianas poniendo en riesgo hasta la propia vida de las dos secuestradas, mientras Uribe hacía declaraciones de que todo estaba garantizado. Como también está demostrado que todo lo consultaba telefónicamente con Bush. Uribe y Bush no sólo querían evitar fortalecer la imagen de Chávez, que aparecía como el garante del operativo Emmanuel, sino que buscaban sostener su política belicista y de “tierra arrasada” para con las guerrilla y los movimientos de resistencia en Colombia. El gobierno de Uribe es aliado número uno de Bush en Sudamérica, para su política belicista y armamentista mundial. Uribe se llena la boca de “paz”, pero es un gobierno con métodos facistizantes y represores hacia el movimiento de masas, no solo hacia la guerrilla. Si bien el Plan Colombia, alentado por los EE.UU, ha fracasado como el intento de intervenir fuerzas yanquis directas, Uribe sigue fortaleciendo, con el argumento del combate al terrorismo, el armamentismo, la represión de los militares como la actuación de grupos paramilitares, ligados al narcotráfico. Uribe es un hombre estrechamente ligado a estos sectores. Uribe quiere ser el mejor garante de los intereses de las multinacionales, de los narcos y de la gran burguesía colombiana. En este marco, como lo señala el dirigente socialista venezolano Miguel Hernández, la liberación de las dos rehenes es “un triunfo democrático” (ver nota). Se derrota la maniobra del eje Uribe-Bush. Las FARC y el conflicto colombiano Pero también el llamado “Operativo Emmanuel” pone sobre el tapete el carácter del conflicto armado de Colombia, el rol de las FARC, su política y sus métodos, y cuál es la salida. Uribe y el imperialismo quieren mostrar que se trata de bandas terroristas ligadas al narcotráfico y “son simples delincuentes”. Los socialistas revolucionarios rechazamos categóricamente todo esto y denunciamos que Uribe y Bush quieren de esta forma justificar su política represora y de ingerencia de los yanquis en la región. Para nosotros la guerrilla colombiana es una expresión, con políticas y métodos que no compartimos, de la explotación y la represión capitalista que sufre Colombia, como el resto de los pueblos del mundo. En particular las FARC, que surgieron hace más de 40 años, reflejan distorsionadamente a los sectores explotados del campo, y por eso siempre han tenido gran peso en el campesinado. Desde su origen estuvieron ligados al PC y surgieron como parte de la autodefensa armada campesina contra los grupos armados por los terratenientes. Muchos compañeros pueden tener cierta simpatía con las FARC porque las ven actuar con las armas en la mano contra el nefasto Uribe y el imperialismo y tienen el apoyo de Chávez. Nosotros no cuestionamos la valentía o el heroísmo de los combatientes de las FARC, cuestionamos su política y su métodos de acción. Lamentablemente los hechos vienen mostrando que ese accionar no le sirve al movimiento obrero y de masas colombiano ni latinoamericano. Las FARC pasaron por varias etapas y fueron cambiando su accionar como su apoyo social. Desde los años 80, profundizaron, con el auge del narcotráfico, un accionar violento y de secuestros extorsivos que los fue alejando de la simpatía de las masas colombianas. Su preocupación no es unir la lucha campesina con la urbana y del movimiento obrero. Durante años hicieron tomas de poblaciones bombardeando sitios policiales o militares pero provocando devastaciones de cascos urbanos enteros matando a población civil. En las rutas hacían “pescas milagrosas” que eran secuestros de personas en autos para extorsionar, tipo secuestros express. En las zonas agrarias que dominan no hacen la reforma agraria (reparto de tierras) sino que le cobran impuestos a los terratenientes, a los narcos y a empresas multinacionales. No apoyan las huelgas sindicales. Y desde hace años tienen a decenas de civiles secuestrados como han sido los casos de las dirigentes políticas Clara Rojas, Consuelo González y la más emblemática, Ingrid Betancurt. Todo esto las ha ido desprestigiando en el pueblo colombiano, en donde han perdido peso. Y encima este accionar no ha hecho más que incentivar la represión de Uribe y de los grupos paramilitares. Similar a lo que sucedía en Argentina en los 70 con la guerrilla urbana y la Triple A. La aberración en sus métodos se vio claramente en el “Operativo Emmanuel” cuando se descubrió que en realidad no tenían al niño y pusieron todo al borde del fracaso. Y encima le sirvieron en bandeja argumentos a Uribe y Bush que intentaron capitalizar ante el mundo. Sus métodos tienen que ver con su proyecto político. Las FARC no son una guerrilla que tenga el objetivo de tomar el poder junto al movimiento obrero y campesino. Todo su accionar tiene como estrategia buscar una salida negociada para integrar un gobierno amplio, pluralista y de centroizquierda, o sea un gobierno con fuerzas patronales. El comandante Reyes, en un reportaje a Clarín, dijo que “dejarían las armas” si surge un “gobierno de centroizquierda” en Colombia. Unidad contra Uribe y por el reconocimiento de las FARC como fuerza beligerante Más allá de las diferencias con las FARC, sabemos que los enemigos fundamentales de los trabajadores y el pueblo colombiano son el gobierno de Uribe, los grupos paramilitares y el imperialismo yanqui. Por eso llamamos a la más amplia unidad para repudiar a Uribe, a su gobierno, y a Bush; para apoyar las luchas obreras y populares del pueblo de Colombia contra el estado represivo, contra el plan del FMI y por la libertad de los presos políticos. Somos parte de los que reclamamos, desde hace años, que las FARC y el ELN sean reconocidas como fuerzas beligerantes con todos los derechos del Tratado de Ginebra y que cese todo accionar militar contra la guerrilla. Y nos pronunciamos por la libertad del dirigente de las FARC Simón Trinidad, deportado por Uribe y preso en EE.UU. Necesitamos una amplia unidad de acción por todos estos puntos. Por otro lado, le reclamamos a las FARC que terminen con el secuestro de civiles y liberen en forma unilateral a Ingrid Bentancurt y a todos los rehenes civiles. Y que se unan a la lucha obrera y popular, que dejen de hacer acciones aisladas y se subordinen a las decisiones del movimiento obrero y popular de Colombia. “La liberación de Clara y Consuelo es un triunfo democrático” Como un “importante triunfo democrático del pueblo colombiano frente a la política guerrerista del gobierno paramilitar de Uribe”, calificó el dirigente nacional del Movimiento por un Partido de los Trabajadores de Venezuela, Miguel Angel Hernández, la liberación de Clara Rojas y Consuelo González, retenidas por más de seis años por las FARC-EP en las montañas colombianas. Reproducimos partes de sus declaraciones (versión completa en www.aporrea.org) Hernández, especialista en relaciones colombo-venezolanas, fue miembro del Grupo Académico Binacional Colombia-Venezuela, promovido por la UCV y la Universidad Nacional de Colombia, y en la actualidad, se desempeña como jefe del departamento de Estudios Latinoamericanos de la escuela de Sociología, además de ser uno de los promotores de la construcción de un Partido de los Trabajadores en Venezuela junto a otros dirigentes políticos y sindicales, como Orlando Chirino, José Bodas, Emilio Bastidas y Armando Guerra, entre otros. “Sin duda que las imágenes mostradas por la televisión fueron de un gran impacto humano. Todos vimos con mucha emoción la liberación de Clara Rojas y Consuelo González y el reencuentro con sus familiares, por supuesto que este hecho debe tener inmediatas repercusiones políticas”. Refiriéndose a este último aspecto, específicamente en relación al gobierno de Uribe y a las FARC, la libertad de las dos civiles, -una dirigente de un partido de la burguesía y la otra de una agrupación política de clase media-, el docente universitario y dirigente socialista expresó que: “se ha derrotado la política reaccionaria del gobierno paramilitar de Uribe, quien recibiendo órdenes desde Washington se negó en forma permanente a garantizar las condiciones mínimas para la libertad de las retenidas. Desde un principio el gobierno colombiano interpuso toda clase de obstáculos para que el operativo humanitario se pudiera concretar, y la decisión de concluir con el papel de mediadores que jugaron el presidente Chávez y la senadora liberal Piedad Córdoba, puso en grave riesgo la liberación de las secuestradas.” “Pero, por otra parte, también queda cuestionada la política y los métodos de las FARC-EP, quienes con sus acciones aisladas del movimiento de masas y de las luchas populares en Colombia, terminan favoreciendo a los enemigos del pueblo. No podemos perder de vista que los guerrilleros que entregaron a ambas rehenes a la Cruz Roja y al gobierno, eran sus captores y secuestradores por más de 6 años, una atrocidad cometida contra civiles no involucrados en la guerra.” (...) “Creemos que la liberación de Clara Rojas y Consuelo González abre la posibilidad de que se concrete la liberación de todos los secuestrados por la guerrilla, en tal sentido planteamos que las FARC-EP deben liberar en forma unilateral e inmediata a todos los civiles secuestrados, sin ningún tipo de condición. Por otra parte, la liberación de Clara y Consuelo, pone en el tapete la factibilidad de que se produzca el canje entre los guerrilleros que actualmente son presos políticos del gobierno de Uribe, y los policías y militares en poder de las FARC. (...) “Por otra parte, consideramos que como parte de este proceso la guerrilla debe incorporarse a las luchas políticas, obreras y populares contra el gobierno de Uribe; por nuestra parte, como revolucionarios mantenemos nuestro compromiso de seguir luchando a nivel internacional para que a las FARC se les reconozca el status de fuerza beligerante, porque sin duda, más allá de su política y de sus métodos que no compartimos, esta organización de alguna manera refleja los graves problemas que se viven en las zonas rurales, en las que los campesinos son despojados de sus tierras, pisoteados sus derechos o directamente caen asesinados víctimas de la acción de las bandas paramilitares sostenidas por el gobierno del presidente Uribe.” Para finalizar, Miguel Angel Hernández planteó que: “al igual que en Venezuela, en Colombia también apoyamos a todos aquellos luchadores políticos y sociales que se proponen la construcción de un partido socialista revolucionario que incorpore en sus filas a los trabajadores, a los campesinos y los sectores populares, en la perspectiva de tomar el poder y gobernar el país en forma independiente del imperialismo, de las multinacionales, los empresarios, los terratenientes y demás explotadores. Tenemos claro que una verdadera paz sin explotación del trabajo humano, sin violación de los derechos humanos y cercenamiento de las libertades democráticas, sin desplazados, sin paramilitares ni injerencia imperialista, sólo será posible en el marco del establecimiento de un gobierno de los trabajadores y el pueblo en lucha por el socialismo.” Movimiento por un Partido de los Trabajadores Chávez y las FARC Chávez ha tenido un rol central en la negociación con las FARC para la liberación de las dos rehenes. En eso ha tenido el apoyo de Kirchner, de Lula y del imperialismo francés, con el gobierno de Sarkozy, que a diferencia de Bush estaría por buscar una solución negociada a los rehenes de las FARC. ¿Qué hay detrás de la postura de Chávez? ¿Qué proyecto político tiene? Es indudable que Chávez necesitaba salir airoso de este canje después de su derrota política en el referendo constitucional. El error garrafal de las FARC sobre la tenencia de Emmanuel, lo pusieron al borde de otro desastre del cual logró salir airoso. Chávez ahora ha salido con la propuesta correcta de que las FARC sean reconocidas como fuerza beligerante. A su vez llama a una negociación por la paz que también podría contar con el apoyo de los gobiernos de Francia, Argentina y Brasil. ¿A qué apunta dicha negociación? Nosotros coincidimos con el reclamo de fuerza beligerante pero discrepamos con la política de paz negociada y con el proyecto político que une a Chávez con las FARC, más allá de que tenga diferencias con ellas en la cuestión de los secuestros u otras. Chávez tiene la política de lograr una salida negociada para las FARC, para ver si se instala en Colombia otro gobierno al estilo “bolivariano”. Según él, las FARC “tienen un proyecto político, un proyecto bolivariano que aquí es respetado” (Clarín, 12-1). O sea, “un gobierno de centroizquierda”, de colaboración de clases como lo señalara la comandancia de la guerrilla en reiteradas oportunidades. Sobre las posibles negociaciones de paz discrepamos no porque estemos en contra de toda negociación. En una huelga o en cualquier lucha hay negociaciones, más en situaciones de retroceso o derrota. En primer lugar, no vemos que sea el caso de las FARC. En segundo lugar, lo que rechazamos es qué se quiere negociar. Ya tenemos antecedentes en esto. Como fueron los de Nicaragua y El Salvador en los 80. Las direcciones de la guerrilla en el acuerdo de Contadora -con el apoyo de Cuba-, pactaron no ir al socialismo, ni a gobiernos obreros y campesinos y aceptar ser parte del régimen democrático burgués. Así se perdieron esas inmensas luchas revolucionarias. Hoy Chávez, Lula o Kirchner como sectores de la propia burguesía colombiana, buscan algo similar para el caso Colombia. Los socialistas revolucionarios seguimos creyendo que la única paz real que se puede lograr en Colombia es si se derrota al imperialismo, al gobierno de Uribe y se impone una salida obrera, campesina y popular. No es fácil, pero es el único camino para una verdadera paz. El otro, es el de la continuidad de la explotación y la miseria, como ocurrió en Nicaragua y El Salvador. M.S. Otro error de Hebe de Bonafin“Estamos con los compañeros de las FARC, estamos con Chávez. Estamos con nuestro presidente (por Nestor Kirchner)”-dijo Bonafini ante el primer fracaso del operativo Emmanuel. Y no se quedó ahí, sino que calificó de “invento, porquería” (Clarín, 5-1), la hipótesis según la cual Emmanuel estaría desde el 2005 en un hogar sustituto. Por su equivocado apoyo político a Chávez y al gobierno de Cristina, lamentablemente Hebe Bonafini volvió a errar feo. |
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