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Desaparición de López

“Esta causa es un fracaso”

Así sentenció Rubén López, hijo de Jorge Julio López, ante las fallas en la investigación reconocidas por el juez de la causa, y el casi año y medio que lleva desaparecido su padre.

La Bonaerense borró pruebas para proteger a sus secuestradores

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El juez Federal Corazza, quien tiene a su cargo la investigación por la desaparición de López, reconoció públicamente lo que los organismos de derechos humanos y la izquierda veníamos denunciando desde que aconteció este terrible hecho: “la investigación del caso tuvo fallas groseras e irregularidades en las actuaciones de la Policía Bonaerense” (Clarín).

Se realizó un careo entre los agentes que realizaron un rastrillaje en septiembre de 2006 y el dueño de la casa donde se habría encontrado ropa que los perros de la policía identificaron como perteneciente a Julio López. Los policías llegaron hasta una finca en Atalaya, supuestamente guiados por los perros. El problema es que el lugar queda a 40 km. de La Plata, así que no se sabe como es que siguieron una pista desde tan lejos. Luego, una vez ahí, los perros habrían detectado en un colchón y una toalla, el olor de López. Sin embargo, “en lugar de confeccionar un acta, los uniformados se quedaron a ‘tomar mate’ invitados por el dueño” (Idem). Así, la policía estuvo por más de dos horas, hasta que reiniciaron el rastrillaje. Pero los perros ya no identificaron rastros de López. Entonces el Capitán Eduardo Zafinno ordenó suspender la búsqueda por falta de luz y la “abundante vegetación” que había en el lugar. Esta reconstrucción del rastrillaje hecha por el juez, fue constantemente pedida por “Justicia Ya” desde hace siete meses.

Desde el primer momento, de este grave hecho, en las páginas de este semanario planteábamos la necesidad de una comisión investigadora independiente conformada por organismos de derechos humanos y la familia de López para que se llegue a la verdad. López fue el testigo clave para condenar al ex jefe de la Policía Bonaerense Miguel Etchecolatz. Por lo tanto dejar en manos de la Bonaerense y la SIDE la búsqueda, no tenía otro destino que la impunidad. Esto se debe a que en dicha fuerza de “seguridad” todavía se alberga y protege a más de 9.000 oficiales que actuaron durante la última dictadura militar. Lo irónico es que justamente éstos serían los supuestos encargados de encontrarlo.

En estos días el Gobernador Scioli pidió más policía, argumentando que esta es la única forma de detener la delincuencia. Las fuerzas represivas siguen casi intactas desde la dictadura, están detrás de los casos de gatillo fácil, se sabe que las bandas que realizaban los famosos “secuestros express” estaban conformadas por policías, como así también que hay policías detrás de los desarmaderos de autos, las redes de prostitución y un largo etcétera. Cabe preguntarse: ¿es más policía lo que necesitamos?

A casi un año y medio de su desaparición, hay que seguir reclamando por la aparición con vida de Julio López, el desmantelamiento del aparato represivo, por una comisión independiente que investigue hasta el final, y el castigo a todos sus responsables.


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