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Renunció Fidel¿Adónde va Cuba?Después de estar 49 años al frente del gobierno cubano, el 19 de febrero Fidel Castro renunció a su cargo de Presidente. Llamamos a repudiar al imperialismo yanqui, y a reafirmar la defensa de las conquistas del pueblo cubano, mientras seguimos con el debate que venimos sosteniendo hace años con Castro y el PC de Cuba.
El retiro definitivo del máximo dirigente de la revolución cubana, que estaba de licencia por su salud desde julio de 2006, agudiza las discusiones sobre las perspectivas de Cuba. La obsesión de Bush: volver al prostíbulo del 58 En la “pequeña Habana” de Miami, ese nido de gusanos despreciables y fascistoides, siguen festejando anticipadamente la muerte de Castro. El imperialismo yanqui nunca le perdonó a la Revolución Cubana que le arrancara su predilecta semicolonia tropical y prostibularia. Con su incondicional amigo, el dictador Batista, el pueblo cubano estaba sumido en una pobreza extrema. Las medidas revolucionarias que se fueron aplicando desde el triunfo de la revolución dieron “vuelta la tortilla”. Se expropiaron las empresas de los yanquis y la oligarquía. Así se erradicaron los flagelos capitalistas de alta mortalidad y desnutrición infantil, la desocupación, prostitución y analfabetismo. Bush sueña que una Cuba sin Fidel le permitirá recuperar su lujosa colonia. Nos sumamos al rechazo al bloqueo y a cualquier nuevo intento de agresión del imperialismo. Los interrogantes sobre el futuro El alejamiento definitivo de Fidel del mando (aunque retiene el cargo de primer secretario del Partido Comunista) estuvo precedido de más de un año y medio de interinato de su hermano Raúl. Los hechos transcurridos nos permiten seguir desarrollando el debate que viene de años atrás. Desde nuestro punto de vista, la conducción del Partido Comunista Cubano y el propio Fidel vienen implementando desde hace años una política que ha perjudicado al ascenso revolucionario latinoamericano, y ha sido decisiva para que no se lograran nuevos triunfos como los de Cuba en los 60 (ver recuadro). Y ha puesto en marcha dentro de la propia Cuba la restauración del capitalismo*. El régimen de partido único y la falta de libertades de expresión para los mismos trabajadores que están dispuestos a dar su vida en defensa de la revolución, es un mecanismo totalitario al servicio de esta política. Así, se viene minando las conquistas revolucionarias, los inmensos logros en el terreno de la salud y la educación del pueblo cubano. Estos “cambios estructurales”, como los denomina Raúl Castro, lo obligaron a reconocer que los salarios son insuficientes para satisfacer las necesidades básicas. Y a fin de año señaló como un problema el “exceso de prohibiciones”. A comienzos de febrero, el músico y miembro del Comité Central del PC Silvio Rodríguez hizo declaraciones sobre la necesidad de que se eliminaran prohibiciones para los cubanos y que no hubiera más restricciones para entrar y salir del país. Previamente, había trascendido un video en el cual un joven hacía duras críticas al presidente del Parlamento, Ricardo Alarcón. Desde hace varios años Fidel, el PC y Raúl Castro vienen implementando una creciente apertura a las inversiones extranjeras, mientras reiteran elogios al gobierno chino y su “modelo de socialismo”. Además de ser una espantosa dictadura, el gobierno del Partido Comunista en China ha restaurado el capitalismo con trabajo esclavo, y se ha ido transformando en un ayudante gigantesco para la primera potencia económica imperialista mundial, los EE.UU. El “modelo chino” no es salida El creciente ingreso de capitales a la isla, salvando las obvias e inmensas diferencias entre ambos países, ha seguido pautas parecidas a las chinas. Las fuerzas armadas, cuyo máximo jefe ha sido hasta ahora Raúl Castro, gerencian toda la economía, ya que administran las empresas estatales y su participación en las cada vez más numerosas empresas mixtas. La aviación comercial, la administración de aeropuertos y la empresa nacional Gaviota, relacionada con el turismo, actividad que es la principal fuente de ingresos, y las comunicaciones, son gerenciadas por el ejército cubano. La apertura a las multinacionales y la formación de empresas mixtas han sido justificadas por las dificultades posteriores a la caída de la URSS y al aislamiento. Dejando de lado los procesos y debates previos a los 90, es un hecho que el camino adoptado es una creciente restauración del capitalismo. Esto no sólo lo muestra la presencia de multinacionales como Repsol en el petróleo, sino la creciente desigualdad social, la aparición de sectores minoritarios de alto poder adquisitivo, el mercado negro, la prostitución, en fin, el aumento de la pobreza en el pueblo. Instituciones como el PC y las fuerzas armadas han constituido una sólida burocracia que, además de brindarse privilegios, está impulsando esa “economía mixta” que mina los avances revolucionarios. Raúl Castro es el gerente máximo de los negocios que las empresas multinacionales están haciendo en la isla, en perjuicio del pueblo cubano. Son hechos irrefutables que en Cuba han reaparecido la diferenciación social, la corrupción y otros flagelos capitalistas. Abrir el país a los negocios de las grandes multinacionales del turismo o del petróleo, como se viene haciendo, es el camino opuesto al que llevó a los grandes logros de las décadas anteriores. Por ejemplo, Lula ya ha pactado con Raúl Castro inversiones, en su mayor parte privadas, por 1000 millones de dólares. Hoy como ayer, la mejor defensa de Cuba pasa por terminar con el régimen de partido único, otorgar legalidad para los partidos y organizaciones que defiendan la revolución y plenas libertades para que su pueblo discuta y decida libre y democráticamente sobre todos los problemas, unido a una auténtica integración antiimperialista y anticapitalista de todo el continente, para avanzar hacia nuevos triunfos socialistas latinoamericanos.
* Véase el artículo de José Castillo “Cuba en la encrucijada: ¿vía china al capitalismo?” en Correspondencia Internacional Nº 24, junio-septiembre 2007. Fidel: mal ejemplo y peor consejeroSin duda, alrededor de Fidel Castro se han venido desarrollando algunos de los debates más acalorados entre los revolucionarios y las fuerzas de izquierda y antiimperialistas. Nuestra corriente, además de la defensa incondicional y temprana de la Revolución Cubana, ha sido y sigue siendo muy crítica de la política del Partido Comunista cubano y de Fidel Castro. Recordamos, por ejemplo, el apoyo dado hace 40 años por Fidel Castro a la invasión de las tropas de la burocracia soviética que masacraron la revolución checoslovaca en 1968. Recordamos su apoyo a la “vía pacífica al socialismo” y la “economía mixta” aplicada por socialistas y comunistas en Chile. La política del gobierno de Allende fue la conciliación con la burguesía chilena y con la cúpula militar más reaccionaria, que impidió que los trabajadores pudieran derrotar a Pinochet en 1973. Los consejos de Fidel para la revolución centroamericana fueron decisivos para su derrota. Cuando los sandinistas tomaron el poder, aplastando a la Guardia Nacional de Batista, Castro aconsejó “no hacer de Nicaragua otra Cuba”. Aconsejó a los sandinistas no romper con la burguesía nicaragüense ni con el imperialismo, no repetir el camino de Cuba revolucionaria. Avaló la economía mixta capitalista, y la presencia en el gobierno de los burgueses Chamorro y Robelo. En la década de los 80 fue apoyando los distintos pactos que minaron la revolución y fueron hundiendo a Nicaragua en una pobreza espantosa, superior a la de Haití. Desde hace años, Castro viene aconsejando en sus discursos y conferencias que ya no es necesario hacer revoluciones, que se debe evitarlas. Ha dado todo tipo de argumentaciones para insistir en que no se debe transitar el camino revolucionario de movilización y ruptura con el imperialismo y la burguesía que él mismo encabezó. Fidel apoya a gobiernos patronales y proyanquis como el de Lula en Brasil o de Kirchner en Argentina. Viene aconsejando a Chávez a mantener el capitalismo venezolano. Pero la vieja frase del Che mantiene su validez: “revolución socialista o caricatura de revolución”. El mejor apoyo que recibiría el pueblo cubano sería el triunfo de una Venezuela Socialista. Y para no perder los logros conquistados con la revolución, el pueblo cubano tendrá que ir rechazando la explotación y el retorno al capitalismo que viene impulsando la dirección del PC cubano. |
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