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Mercedes Petit

6 de abril de 1781

La rebelión de Tupac Amaru

El cuerpo descuartizado del jefe de la última insurrección indígena simbolizan la ferocidad de la conquista española en América Latina. Aquella rebelión de los indios del Cuzco y todo el altiplano de Bolivia y el norte argentino, fue masacrada, pero dio un vigoroso impulso a la corriente emancipadora que abarcó poco después a todo el continente.

Grabado que ilustra el descuartizamiento

Grabado que ilustra el descuartizamiento

José Gabriel Condorcanqui, Tupac Amaru

José Gabriel Condorcanqui, Tupac Amaru

En un pueblo que se llamaba Surimana (en el Perú actual, al sur del Cuzco), a 4.000 metros de altura, el 24 de marzo de 1740, nació José Gabriel Condorcanqui Noguera*. Cuando creció dejó de lado los apellidos españoles. Pasó a la historia como Tupac Amaru (serpiente resplandeciente, en quechua), tataranieto de la coya Juana Pilcohuaco, hija del último inca, Felipe Tupac Amaru, asesinado en 1572 por el virrey Toledo.

Fue criado en el catolicismo (no existía otra opción…). Gracias a su ascendencia directa con los antiguos incas pudo aprender a leer y escribir. Se educó con dos curas jesuitas e ingresó a los 13 años al Colegio de San Francisco Borja en Cuzco. A los veinte años se casó con Micaela Bastidas Pucawaya, de 16 años, que le dio tres hijos, y lo acompañó como asesora y combatiente, hasta que fueron capturados y asesinados ambos en 1781.

El continente va entrando en rebelión

Al irse acercando el fin del siglo XVIII, en América se agitan oleadas independientistas y de rebelión. En 1776 las 13 colonias inglesas declaran su independencia y fundan los Estados unidos. Ese mismo año España establece el Virreinato del Río de la Plata , separándolo del Perú, cuya capital era Lima. La minería del oro y la plata, que venía enriqueciendo de manera fabulosa a la Corona, ha entrado en definitiva decadencia. El desarrollo económico de vastas regiones, sumado a las ideas de libertad e igualdad que anticipaban la Revolución Francesa de 1789, van creando creciente oposición al dominio colonial español entre los criollos. Aunque Tupac Amaru no logró su apoyo, tampoco ayudaron mayormente a las autoridades en la represión de los rebeldes. Los españoles americanos finalmente cerraron filas con la sanguinaria “madre patria”.

Tupac Amaru encabeza el descontento

La situación en el Virreinato del Perú y en toda la región se hacía día a día más insostenible para los indios. Para compensar las pérdidas de la minería, se agudizaba la ya agobiante explotación, que incluía primitivas manufacturas textiles, y se creaban nuevos y mayores impuestos. Tupac Amaru venía reclamando su reconocimiento como legítimo cacique de los pueblos de Surimana, Pampamarca y Tungasuca, y contra los abusos que sufrían los indios. Desde 1770 comenzaron a formarse núcleos de adherentes a su causa, que durante años fueron preparando la lucha. A escondidas, se robaban y almacenaban armas de fuego y munición, prohibidas entre los indios, y se preparaban flechas.

En esos momentos España estaba debilitada por la guerra con Gran Bretaña, y el descontento entre los criollos se alimentaba con el ejemplo de Estados Unidos. Hubo distintos levantamientos armados en centros urbanos de Hispanoamérica, como los Comuneros colombianos.

La insurrección

El 4 de noviembre de 1780 comenzó la rebelión de masas más grande desde el inicio de la conquista española, que abarcó desde Salta en el norte argentino, pasando por el altiplano boliviano, y llegó hasta las afueras de Cuzco en Perú. El 10 de noviembre fue ejecutado públicamente el odiado Antonio de Arriaga, gobernador de los territorios que encabezaba Tupac Amaru. El 18 de noviembre se enfrentaron en Sangará indios y tropas españolas, que fueron derrotadas. Para fin de ese año, el ejército indio acampó en las alturas vecinas al Cuzco.

Tupac Amaru proclamaba una sociedad igualitaria que incluía a los españoles americanos y a los criollos, y que la compatibilizaba con su educación cristiana. Reclamaba para sus hermanos indios la supresión de la mita (el trabajo forzado en las minas, obras públicas o agricultura), la eliminación de los obrajes, donde eran obligados a trabajar sin descanso, del reparto (endeudamiento forzoso que agudizaba la superexplotación) y todos los impuestos. También la liberación de los esclavos. Por donde pasaba el ejército liberador terminaba la esclavitud, la mita y la explotación. Unos 100.000 indios llegaron a sumarse, en una extensión de 1.500 kilómetros, de Salta al Cuzco. Tupac Amaru no entró a la ciudad, y en enero se retiró buscando una negociación de paz.

Los conquistadores concentraron todos sus esfuerzos y finalmente en la noche del 5 al 6 de abril derrotaron a Tupac Amaru. Lograron capturarlo, así como a su familia. El y su esposa, en presencia de su hijo Hipólito (que luego también fue asesinado) y del pequeño Fernando, fueron brutalmente torturados, hasta descuartizarlos, el 18 de mayo, en la plaza principal del Cuzco. Cada brazo y cada pierna deTupac Amaru fueron atados a cuatro caballos. Trozos de sus cuerpos, junto a los de otros cabecillas de la insurrección, fueron enviados a distintos pueblos del virreinato, como escarmiento. La rebelión siguió pese a todo. Finalmente, en septiembre de 1781 las autoridades españolas dieron un indulto general a todos los participantes y concesiones importantes a favor de los indios y en diciembre se firmó la paz. De todos modos, Diego Cristóbal Tupac Amaru, medio hermano de José Gabriel, que lo había sucedido al frente de la rebelión, fue detenido junto a su familia en 1873, y en agosto lo ejecutaron de manera más cruel aún. En el Alto Perú (Bolivia) la lucha siguió conducida por Tupac Catari, apresado en 1783 y torturado hasta morir.

Un arco iris brilla sobre los Andes

La lucha de Tupac Amaru fue un componente más de las tendencias cada vez más vigorosas hacia la emancipación de España, que se hizo imparable pocas décadas después. Pero el sistema capitalista que se desarrollaba en América significaría una nueva explotación para las poblaciones indígenas. La sociedad igualitaria por la que dio la vida Tupac Amaru aún no se ha logrado, para ninguno de los explotados y oprimidos, sean trabajadores o pueblos originarios. Pero una bandera con los colores vivos del arco iris, como aquellas mantas que las mujeres tejieron para los rebeldes, sigue flameando en las cumbres y los valles andinos.

 

* Datos de Tupac Amaru, por Boleslao Lewin, en Colección Los Hombres, Centro Editor de América Latina.


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