El
Socialista es una publicación de Izquierda Socialista
Escribe:
Atilio Salusso
La “reforma política” es proscriptiva
En estos días el gobierno ha enviado al Parlamento distintos proyectos de ley para cercenar a los partidos chicos, en especial a los de izquierda, bajo el verso de la “reforma política”. Fuerzas opositoras han conformado un “Foro” para tratar de maquillar el tema, con medidas cosméticas. Hay que oponerse a este sistema proscriptivo que ataca las garantías democráticas y de representación.
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El gobierno de Cristina se apres- ta a seguir gobernando al servicio de grupos económicos y multinacio- nales, cercenando los reclamos po- pulares, derechos laborales, socia- les y democráticos. Para ello quiere marginar a la oposición, en especial a los partidos que defendemos a la clase trabajadora, participamos de sus luchas, y bregamos para que surjan nuevos dirigentes sindicales y políticos al servicio de las mayo- rías populares.
Desde el Argentinazo de 2001, los partidos tradicionales, ahora de la mano del gobierno, empezaron a plantearse la necesidad de reformar el sistema político para dificultar la obtención y mantenimiento de la per- sonería jurídica por parte de los lla- mados partidos “chicos”. Apuntan centralmente a marginar a los parti- dos de izquierda, y disciplinar a los sectores disidentes de los propios partidos patronales, con el fin de que no se presenten por fuera de las vie- jas estructuras partidarias. De esta manera quieren evitar que se expre- se la bronca contra los políticos tra- dicionales.
La oposición ¿busca más “transparencia”?
El Foro motorizado por Carrió, junto a la derecha de Macri y De Narváez, donde participaron Luis Juez, la UCR, la “nueva izquierda” de Vilma Ripoll-MSTy el piquetero Raúl Castells, quieren “consensuar con el gobierno una serie de medi- das que transparenten las eleccio- nes, eviten el fraude y le devuelvan a la gente la confianza en las eleccio- nes”. Entre otras medidas hablan de “boleta única, voto electrónico, de- puración de padrones, fin de listas colectoras” (Infobae, 05-05).
Referentes de centroizquierda como Lozano, Solanas y Macaluse no participaron del mismo, plantean- do este último, por ejemplo, que “no se puede denunciar lo fraudulento del proceso electoral culpando sólo al oficialismo coyuntural, ya que este sistema lo hicieron muchos que aho- ra se presentan como opositores y que incluso gobiernan provincias” (La Nación, 04-05). ¿Quién puede creer que Macri, Juez, De Narváez o la UCR darán más transparencia que los Kirchner? El propio Luis Juez en Córdoba fue el que llevó al extremo la sumatoria de votos, una ley de lemas encubierta.
Un régimen antidemocrático y antipopular
Todo el régimen político y electoral es un gran fraude antidemocrático y antipopular. Los candidatos prometen de todo y cuando asumen hacen lo opuesto. No hay leyes de revocabilidad de los mandatos por estafa pública, por ejemplo. “Con la democracia se come, se cura y se educa”, “salariazo”, “romper con el FMI”, y un enorme etcétera, son algunas de los recordadas promesas electorales incumplidas. Los partidos tradicionales, fundamentalmente el Partido Justicialista, son financiados por el propio Estado y por las grandes empresas, pudiendo gastar millonadas en publicidad sin control. En cambio, los partidos de izquierda, sostenidos por trabajadores, no pueden competir a esos niveles, quedando marginados del conocimiento masivo. Ahora el kirchnerismo aumenta los aportes estatales a los partidos con diputados y los recorta para los más chicos, que no los tienen por ser víctimas de leyes frau- dulentas y padrones inflados que impiden acceder al Parlamento, aunque saquen miles de votos. Así ocurrió con nuestro compañero Juan Carlos Giordano, quien en 2001, con Izquierda Unida, sacó 300.000 votos en provincia de Buenos Aires, pero fraude de por medio, no pudo acceder como diputado nacional cuando le correspondían a aquella fuerza por lo menos dos bancas.
Si bien todos vemos con asco a “los políticos” y sus negociados, en realidad no es a ellos a quienes busca atacar la reforma del gobierno, sino a los partidos de izquierda y de trabajadores. El kirchnerismo reflotó disposiciones como la que quita la legalidad a quienes no lleguen al 2% en dos elecciones consecutivas. Y se reinterpretan leyes, con el objeti- vo de hacerlas más restrictivas. AIz- quierda Socialista ya lo están perju- dicando, pues con un enorme esfuer- zo logramos el reconocimiento legal y la personería nacional, pero ahora la justicia electoral nos obliga a que volvamos a realizar miles de afilia- ciones, cambiando los requisitos para nuestros afiliados, con nuevas nor- mas, nunca antes requeridas, con el único objetivo de perjudicarnos.
Hace falta una Asamblea Constituyente Libre y Soberana
No existe en el gobierno ni en la falsa oposición interés alguno en transparentar la política de los parti- dos tradicionales, terminar con las colectoras, ley de lemas, entre otras argucias fraudulentas con las que se mantienen en el poder. Bajo el argu- mento de que hay “muchos parti- dos”, quieren que corran sólo los caballos de los comisarios.
El objetivo de Cristina y el kirch- nerismo es concentrar cada vez más poder para hacer tranquilos sus ne- gocios, profundizar leyes contrarias a las necesidades populares y a fa- vor de los grandes empresarios y multinacionales. Las “reformas polí- ticas” que ofrecen buscan consoli- dar a los partidos tradicionales y proscribir a los partidos de izquierda y de los trabajadores.
Hay que disolver el antidemocrá- tico sistema electoral, convocando a una Asamblea Constituyente Libre y Soberana, para reemplazarlo por otro, donde todos los trabajadores tengan derecho a organizarse, a de- batir y presentar propuestas y can- didatos. Se acaben las listas “colec- toras”; se elimine la antidemocrática Cámara de Senadores; los diputados ganen lo mismo que una maestra de jornada doble, y se elijan represen- tantes proporcionalmente a través de un distrito electoral único en todo el país, sin piso electoral, depurando los padrones inflados, para garanti- zar la representación de las minorías.
Te pedimos un aporte para seguir apoyando las luchas de los trabajadores.
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