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De la rebelión estudiantil a la huelga generalLanzamos la campaña por los 40 años del “Mayo Francés”La Unidad Internacional de los Trabajadores - Cuarta Internacional (UIT-CI) está impulsando una campaña política mundial en el 40º aniversario del “Mayo Francés”, para seguir la lucha por la revolución socialista internacional. Desde Izquierda Socialista estaremos impulsando seminarios, charlas y debates para sacar las conclusiones de aquella gigantesca oleada revolucionaria. Todo cambió en mayo de 1968. Las calles y avenidas de París volvieron, repentinamente a vestirse de Revolución. Las barricadas se volvieron a alzar, como en 1830, en 1848 o en la Gloriosa Comuna Obrera de 1871. París se vistió de revolución, como en la ya lejana 1789 y en la mucho más cercana reconquista de la ciudad a los nazis en 1944. Fueron los estudiantes de Nanterre y la Sorbona en un comienzo, y luego se derramó hacia la clase obrera. Las tomas de fábricas, centenares de miles marchando por los Champs Eliseé cantando “la Internacional”, los durísimos enfrentamientos contra la policía de De Gaulle. Fueron muchos, muchísimos: trotskistas, maoístas, anarquistas, “situacionistas”. Toda la Francia oficial y “bienpensante” se puso en contra. Incluso, y principalmente, gente que era o decía ser “de izquierda”. A la cabeza del repudio a la rebelión estaba el Partido Comunista Francés, que lanzaba diatribas todos los días desde su diario, Le Humanité. De todo el viejo establishment sólo mantuvo la dignidad Jean Paul Sartre, que, ya muy viejo, se puso a disposición de las marchas y tomas. ¿Qué se pedía? Todo. Pero, por sobre todas las cosas, “abajo el capitalismo”, “que los obreros encabecen la lucha”. Mayo del 68 no fue un rayo en cielo sereno. Fue precedido, en los años previos, por la lucha por los derechos civiles en los Estados Unidos, donde la población afroamericana logró un claro triunfo sobre el racismo blanco; por las rebeliones de los estudiantes de Berkeley, que ya preanunciaban las inmensas manifestaciones contra la guerra de Vietnam y, en nuestro continente, por las inmensas esperanzas que abría la revolución cubana y la lucha del Che Guevara. El propio 1968 se había abierto con la ofensiva del Tet, que marcó la primera derrota militar yanqui en Vietnam. Daba sus pasos la Primavera de Praga en Checoslovaquia, que iba a terminar ahogada por los tanques soviéticos en agosto. Luego de mayo, le seguirían los levantamientos obreros y estudiantiles en Italia (el “agosto caliente”), las movilizaciones universitarias en Alemania, la matanza de la plaza de Tlatelolco en México y el Cordobazo argentino. Pasaron 40 años. Los pueblos siguieron rebelándose. Ganó Vietnam en 1975, Nicaragua e Irán en 1979. Cayeron las dictaduras del Cono Sur de América Latina durante los 80. Se acabó el Apartheid en Sudáfrica. Luego las masas derribaron el Muro de Berlín y a las dictaduras estalinistas en Rusia y Europa del Este. Y durante los 90, mientras los agoreros pronosticaban el “fin de la historia”, surgieron la rebelión zapatista y el movimiento antiglobalización. Y en nuestro continente, rebeliones populares tumbaron gobiernos que implementaban ajustes como en Ecuador, Bolivia, o en nuestro Argentinazo del 2001, o la derrota del golpe proyanqui en Venezuela en 2002. ¿Qué el capitalismo no cayó? ¿Qué muchas de esas revoluciones reciclaron el poder con políticos burgueses y burócratas? Por supuesto. Por eso es más actual que nunca el espíritu de rebeldía del 68. Porque la revolución no sólo es posible. Es necesaria y urgente. Ceux qui font les révolutions à moitié ne font que se creuser un tombeau. Ce n’est qu’un début, continuons le combat Cátedra Libre “LEÓN TROTSKY” presenta Seminario 2008MAYO FRANCES Reflexiones a 40 años |
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