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El modelo de Cristina no va másMillones desaprueban la gestión del gobierno. Todos los sectores sociales -no sólo la clase media-, consideran que Cristina los está llevando por un camino equivocado. “Ha perdido la brújula”, se dice de la presidenta en los lugares de trabajo. “No resuelve ningún problema”, “Hay descontrol”, “Cristina miente”, son algunos de los tantos comentarios que circulan por ahí. Las encuestas le dan muy mal. En cinco meses dilapidó un enorme apoyo popular. Del 45% de los votos con que ganó las elecciones, hoy sólo cuenta con un magro 26% de imagen positiva, la cual ha caído 20 puntos en los últimos dos meses, y 30 en lo que va del año. Desde la Casa Rosada han diseñado un plan llamado “nueva Cristina”. Quieren remontar la imagen presidencial bajo el slogan publicitario, “Argentina somos todos”, donde la presidenta buscará resaltar “el orgullo de ser argentino”. Sus asesores íntimos quieren seguir los consejos que alguna vez le diera Mirtha Legrand, de que “baje los decibeles en sus discursos”. Pero las razones de la caída presidencial son mucho más profundas como para que una mera campaña publicitaria la salve. La única verdad es la realidad. Cristina, antes Kirchner, y ahora juntos, están gobernando para unos pocos. Amplios sectores populares lo empiezan a ver. Esta es la verdadera crisis actual del matrimonio presidencial.
La pelea de los pequeños productores ha mostrado que el modelo del peronismo que gobierna, es sólo para algunos ricachones del campo y la ciudad. El gobierno no le ha dado respuesta a los chacareros, por eso se viene ganando el repudio popular. Miles de trabajadores y demás sectores populares se han ido incorporando a las movilizaciones de los pueblos del interior. A esto hay que sumarle la bronca por la inflación; las mentiras y manipulación del INDEK; los bajos salarios; el verso de la distribución de la riqueza; los proyectos faraónicos como el tren bala. Indignación por la pobreza, indigencia y desocupación. Hay bronca por las patotas de Moyano y D´Elía, la persecución a los que luchan, el autoritarismo y la soberbia gubernamental. Con el campo, el gobierno creía que “poniéndose duro”, éste iba a aflojar. Pero no se percató que esta vez, los gestores centrales de las protestas eran los pequeños productores, no los cogotudos de la Rural. Salieron para no quedar esquilmados a manos de los grandes burgueses del campo, las grandes exportadoras de alimentos, y los pooles de siembra, que apuestan, de la mano de Cristina, a una mayor y depredadora concentración de la tierra. Por eso esta lucha sigue creciendo, a pesar de que D´Elía diga, al igual que la cúpula del PJ, que los discursos del acto en Rosario “fueron preparativos de un golpe”!! (sic). La vuelta a la protesta agraria es apoyada por un 70% de la gente, según una encuesta de Clarín.com de este miércoles 28 de mayo.
El acto en Rosario fue un duro revés al gobierno, que quedó desconcertado, y huye hacia adelante. Los Kirchner y los Fernández creen que esto es como las marchas de Blumberg, que crecieron, luego bajaron, el ingeniero se hundió como candidato, y todo volvió a la normalidad. Se equivocan de punta a punta. El tema de la inseguridad callejera es real. Pero la que afecta a millones, es la inseguridad de poder perder todo, como les va a pasar a los pequeños productores si se aplican las retenciones sin diferenciar. La inseguridad que genera la inflación que come los salarios y jubilaciones. La inseguridad de miles de familias de no tener un plato de comida en la mesa. El campo tiene lazos muy grandes con pueblos y ciudades enteras, que viven de la producción de carne, trigo o leche. Son miles y miles de familias que logran la subsistencia diaria con las economías regionales. Creer que porque hay números superavitarios en las arcas del Banco Central, el Nación y la AFIP, el país debería vivir en “piloto automático”, es un gran equívoco. Más cuando ese dinero no se destina para redistribuir la riqueza, sino para pagar la deuda y subsidiar a grandes empresarios y privatizadas. La presidenta llama a que la ayuden para “ablandar el corazón de quienes no quieren redistribuir la riqueza”, pero para gobernar se apoya en quienes han venido apropiándose de todo y hundiendo al país desde hace décadas. Los amigos del poder son la UIA, los bancos, la Bolsa de Comercio, las Cámaras de la Construcción y los gobiernos imperialistas de Estados Unidos, Francia y otras potencias. Cristina hace actos de la mano de burócratas como Andrés Rodríguez, de UPCN. Pacta con Moyano, D´Elía, Cavalieri, Barrionuevo. En sus actos la secundan intendentes repudiables y gobernadores ex duhaldistas y menemistas. Por eso su doble discurso está en picada. Eso es lo que empezaron a descubrir millones, y por eso crece el repudio popular.
Izquierda Socialista llama a seguir apoyando a los pequeños productores en esta nueva reedición de su protesta, ante la soberbia del gobierno, contra Cristina y la oligarquía, levantando un claro programa para terminar con la concentración de la tierra y los alimentos, como señalamos en páginas centrales. Nuestro partido llama a darle todo el apoyo a las luchas salariales en curso. A los petroleros de Río Gallegos, a los trabajadores de Arcor que tomaron las instalaciones de esa alimenticia en Salto, provincia de Buenos Aires. A los estatales y docentes que en varias provincias repudian el magro 19% de aumento. Ya los metalúrgicos de la UOM lograron un 32%, mucho más que el techo aconsejado por la CGT y CTA. Todo en el camino de romper ese techo de la burocracia, gobierno y patronales. Trabajamos para unificar esos reclamos contra el modelo económico de Cristina que está al servicio del imperialismo, multinacionales y grandes empresarios de la ciudad y el campo. Por eso decimos que hay que luchar por otro modelo económico que destine la plata para salario, trabajo, salud, educación, y no para la deuda externa. Reestatice las privatizadas. Nacionalice la banca y el comercio exterior. Imponga la reforma agraria. También Izquierda Socialista plantea que hay que enfrentar al modelo político del kirchnerismo, al PJ, y a los falsos opositores como la UCR, Carrió o Macri. Todos critican, pero a la hora de los bifes, están con los de arriba. Tampoco son salida las variantes de centroizquierda que fracasaron con Chacho Alvarez.
Hay que unir a los luchadores y a la izquierda anti-Kirchner y antioligárquica consecuente, para sumar esfuerzos en coordinar las luchas contra el modelo. E ir preparando una salida de fondo en beneficio del pueblo trabajador, de los pequeños productores y demás aliados de la clase obrera. |
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