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1918: los estudiantes sacudieron Argentina y América LatinaA 90 años de la Reforma Universitaria“La Asamblea de todos los estudiantes de la Universidad de Córdoba decreta la huelga general. Junio 15 de 1918”. Así decía el acta que un estudiante redactó desde el escritorio del rectorado. La represión policial inició la insurrección estudiantil. Las banderas de libertad académica y democracia que instalaron los “reformistas” de 1918, siguen siendo parte de las luchas estudiantiles en todo el mundo.
La Reforma Universitaria ha sido reivindicada por corrientes tan diversas, de la burguesía o de la izquierda, que los hechos ocurridos, sus reivindicaciones, el papel de radicales y oligarcas, así como el choque de las distintas posiciones que intervinieron, casi se han ido esfumando. La Argentina de entonces Desde 1917, por varios años, una oleada de luchas sacudió al mundo, provocadas por los sufrimientos inflingidos a las masas por laguerra interimperialista iniciada en 1914. En Argentina, por primera vez en 1916 se eligió el colegio electoral para nombrar la presidencia por el voto secreto, universal y obligatorio (ley Saenz Peña de 1912). Eso sí, sólo para hombres (era según el empadronamiento militar). Ganó la Unión Cívica Radical. El 12 de octubre, poco después de culminados los festejos por el Centenario, asumió Hipólito Yrigoyen. El ascenso obrero dio lugar a la huelga general en Buenos Aires (la Semana Trágica) en enero de 1919, y las huelgas de la Patagonia en 1921. Los estudiantes comenzaron a movilizarse desde 1917. El 11 de abril de 1918 se fundó la Federación Universitaria Argentina (FUA), formada por dos delegados por cada una de las cinco universidades que había: tres nacionales (Córdoba, Buenos Aires y La Plata) y dos provinciales (Tucumán y Santa Fe). El levantamiento estudiantil El foco central se dio en la Universidad de Córdoba, con una violenta insurrección estudiantil en respuesta a la irrupción de la policía, en junio. El movimiento se extendió a Buenos Aires (donde había lucha estudiantil y se venían logrando cambios desde 1906), y luego a La Plata, donde también fue violento. El radicalismo ha mantenido desde entonces una reivindicación de “la reforma”, acomodándola a sus propios intereses. Por ejemplo, la justifican como una respuesta al oscurantismo religioso. Esto sólo es parcialmente cierto, y fundamentalmente para la Universidad de Córdoba, donde tenían bastante peso las autoridades, profesores e ideas católicas y ultraoligárquicas, nucleadas en el pequeño grupo denominado la Corda Frates. Pero los levantamientos de la universidad de La Plata y la de Buenos Aires fueron contra universidades en las que ya a fin del Siglo XIX predominaban concepciones burguesas modernizantes más que religiosas, donde se formaban profesionales “modernos”, claro que de y para la elite dominante. Los estudiantes exigieron el fin del autoritarismo y el dogmatismo católico, pero también del elitismo, reclamando la autonomía, la participación en los organismos de conducción, los concursos y la periodicidad de cátedra (que hasta ese entonces se entregaban “de por vida” a los amigos del poder), la cátedra libre y la asistencia libre a las clases. Agosto y setiembre transcurrieron con movilizaciones, actos, sumarios, cárceles y allanamientos. La Iglesia atacaba a los estudiantes desde sus púlpitos. Hacia fines de julio se realizó el primer Congreso Nacional de Estudiantes Universitarios. En sus declaraciones se incorporó la necesidad de la enseñanza gratuita y el libre ingreso. Alrededor de la consigna de extensión universitaria se expresaron dos alas en el movimiento. Un sector enfatizó el vínculo hacia la clase obrera. Otro, mayoritario, hacia los pueblos de Latinoamérica (ver recuadros). En 1932, durante el Segundo Congreso de la FUA, se votó “contra el apoliticismo, por el derecho a agitar la revolución social en el ámbito universitario”. El 10 de setiembre, la Federación Universitaria de Córdoba dio un paso decisivo: asumió la conducción de la universidad. Nombró decanos y levantó la huelga, para reiniciar las clases. Las autoridades repudiadas acusaron el golpe y renunciaron. Los presos fueron liberados y llegó el triunfo: se lograron casi todas las demandas del movimiento. La contrarreforma radical Será otro gobierno de la UCR, el de Marcelo T. de Alvear, quien en 1922 comenzó la contrarreforma, interviniendo las universidades, eliminando la autonomía, el gobierno tripartito, la periodicidad de cátedra y así sucesivamente… El movimiento estudiantil argentino atravesó muy distintos períodos, acompañando la historia nacional. Desde el cerrado gorilismo antiobrero y proyanqui del 46-55 hasta grandes movilizaciones antiimperialistas, por el presupuesto universitario, contra la enseñanza privada, la resistencia a las dictaduras, y tantas otras luchas. En ese largo proceso, las consignas centrales de la Reforma de 1918 están siempre presentes en todo programa revolucionario o de izquierda. Aunque ha habido importantes conquistas, muchas no se han logrado, otras se han ido perdiendo. El acceso a la universidad sigue estando fuera del alcance de los hijos de los trabajadores y amplios sectores populares. En un país capitalista semicolonial como el nuestro, la educación estatal y gratuita en todos sus niveles está cada vez más atacada por el imperialismo, las multinacionales, sus organismos regionales como el FMI o el Banco Mundial, y los gobiernos de turno. Será el triunfo de un gobierno obrero y popular, en una Argentina Socialista, el que podrá llevar a la práctica en su totalidad y consecuentemente las banderas de aquellos estudiantes “torpes, vandálicos e incultos en extremo”, como los calificó en 1918 el obispo de Córdoba, fray Zenón Bustos y Ferreira. El Manifiesto Liminar y América LatinaEste valioso texto fue elaborado el 21 de junio de 1918 en Córdoba, por la mesa directiva de la FUC. Su título era “La juventud universitaria de Córdoba a los hombres libres de Sudamérica”. En él denunciaba el “arcaico y bárbaro concepto de autoridad”, el dogmatismo y el “derecho divino del profesorado”. Presentaba sus reclamos y la exigencia de participar en el gobierno de la universidad. Finalizaba diciendo que “saluda a los compañeros de la América toda y les incita a colaborar con la obra de libertad que inicia”. Tuvo una repercusión latinoamericana, que se expresó, entre otros procesos en la realización en México en 1921, de un Congreso Estudiantil Continental. En Perú, el reformismo estudiantil fue muy fuerte. Uno de sus dirigentes, Víctor Raúl Haya de la Torre, exiliado luego en México, fundó el APRA (Alianza Popular Revolucionaria Americana), el gran movimiento nacionalista burgués. Se extendió también a Chile, Paraguay y Cuba. En esta última, el movimiento estudiantil se radicalizó hacia el proletariado, influido por el triunfo de la primera revolución socialista, obrera y campesina, en Rusia, en octubre de 1917. El dirigente estudiantil Julio Antonio Mella fundó el Partido Comunista de Cuba en 1925. En 1929, cuando tenía apenas 25 años, Mella fue asesinado en México por esbirros del dictador Gerardo Machado. Nahuel Moreno sobre la Reforma Universitaria y sus contradicciones*Si bajo el yrigoyenismo se produjo un gran ascenso del movimiento obrero, lo mismo puede decirse del estudiantado. En realidad, el primero proporcionó la base material sobre la que pudo asentarse y desenvolverse la famosa Reforma Universitaria de 1918. La misma cuestionó programas y sistemas de enseñanza caducos de las universidades argentinas. El gobierno de los radicales miró con simpatía el movimiento que transformó las estructuras de la enseñanza superior y que, incluso, tuvo repercusión en toda Latinoamérica. Con una plataforma de lucha contra el poder de la Iglesia y los resabios feudales existentes en la Universidad, se nucleó la clase media ilustrada que aportó a la vida estudiantil un conjunto de ideas progresistas que estaban tomando cuerpo en la sociedad argentina como resultado de los cambios que se producían a nivel nacional e internacional. No pasó mucho tiempo antes que los dirigentes reformistas incorporaran postulaciones sentidas por los trabajadores. Sin embargo, la historia del movimiento ha sido magnificada o, directamente, falsificada, en lo que hace a la relación entre la Reforma y el movimiento obrero. En los hechos de la Semana Trágica [enero 1919], por ejemplo, el papel de los reformistas fue el de represor de los obreros anarquistas que se habían apoderado de las calles de Buenos Aires. Muchos dirigentes de primera línea, además, participaron en la campaña desatada por la reacción contra Yrigoyen y celebraron la caída de los radicales. En 1930, Raúl Uranga, presidente de la FUA, calificó al presidente, en un acto público, de “caudillo senil y bárbaro”.
* Método de interpretación de la historia argentina. Pluma, Buenos Aires, 1975. |
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