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Propustas socialistas:Trabajo infantil: la explotación de los más débiles“Día tras día, se niega el derecho a los niños a ser niños. El mundo trata a los niños ricos como si fueran dinero, para que se acostumbren a actuar como el dinero actúa. El mundo trata a los niños pobres como si fuera basura, para que se conviertan en basura. Y a los del medio, los tiene atados a la pata del televisor, para que desde muy temprano acepten, como destino, la vida prisionera. Mucha magia y mucha suerte tienen los niños que consiguen ser niños.” (Eduardo Galeano, “Patas arriba”) Según un estudio reciente del Ministerio de Trabajo de la Nación, en la Encuesta de Actividades de Niños, Niñas y Adolescentes (Eanna), que abarca distintas áreas geográficas del país, se señala que la Argentina es el país de América Latina donde el trabajo infantil ha crecido de forma más alarmante, al aumentar seis veces en pocos años, como consecuencia de la crisis económica. Esta encuesta reveló también que el 6,5% de los niños de entre 5 y 13 años cumplen alguna tarea, y que trabaja el 20,1% de los adolescentes de entre 14 y 17. Lo que da que alrededor de 1.900.000 niños menores de 14 años trabajan en todo el país. Así es la “redistribución de la riqueza” que proponen los Kirchner y todos sus acólitos. Pero esta realidad no sólo es de nuestro país. Según datos de la UNICEF, se calcula que en el mundo, 250 millones de niños y niñas de entre 5 y 17 años son víctimas del trabajo infantil. Cerca de un 70% (171 millones) de éstos trabajan en condiciones peligrosas, que incluyen la minería, labores agrícolas con productos sometidos a químicos y pesticidas o el manejo de maquinaria peligrosa. Del total, 73 millones son menores de 10 años. Y sigue en aumento la cifra de niños explotados laboralmente, quienes ganan hasta diez veces menos que un adulto. Estos niños y niñas se encuentran en todas partes, pero son invisibles; trabajan como sirvientes domésticos en casas, están ocultos tras las paredes de talleres o se encuentran fuera de la vista del público en plantaciones. La gran mayoría de los que trabajan –alrededor del 70%– lo hacen en el sector agrícola. Este drama trae innumerables consecuencias, puesto que las largas jornadas y las penosas condiciones en que realizan su trabajo impiden su acceso a la educación, los agota física e intelectualmente. El capitalismo en crisis es cada vez más despiadado con los más débiles. Y tanto las leyes nacionales como los tratados internacionales de protección a la infancia se convierten en letra muerta para jueces y gobiernos. Sólo la lucha de los trabajadores puede terminar con esta inhumana explotación capitalista a la infancia, peleando desde sus organizaciones por prohibir efectivamente la explotación infantil, por denunciar y encarcelar a los explotadores de niños y autoridades responsables que sean cómplices por acción u omisión, por efectiva protección estatal a la infancia con hogares escuela, y alimentos gratuitos y suficientes para todos los niños que lo necesiten. |
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