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Rescate de Ingrid BetancourtUna mala película con pésimos actoresLa liberación de Ingrid Betancourt es una buena noticia como hecho individual, dado que la colombiana estaba injustamente detenida por la guerrilla desde hace 6 años. Estuvimos entre los que reclamamos a las FARC su libertad y la de todos los rehenes civiles. Pero a esta altura, caben pocas dudas de que el supuesto “rescate” de Betancourt y otros 15 prisioneros (entre ellos 3 agentes policías yanquis), sin un herido ni una bala, fue un show mediático con actores bastante malos. Los supuestos “héroes libertadores” son en realidad asesinos seriales, comenzando por el general Mario Montoya (el que apareció abrazando a Betancourt en TV). Según un documento desclasificado de la embajada estadounidense, Montoya organizó un grupo paramilitar en 1978, llamado Alianza Anticomunista Americana (¡igual que las Tres A de López Rega!), que asesinó a centenares de disidentes colombianos después de torturarlos ferozmente. Una radio del gobierno suizo indicó que el gobierno de Uribe pagó un rescate de 20 millones de dólares y las FARC denunciaron una traición de los guerrilleros que estaban a cargo de los prisioneros. Por otra parte, Betancourt salió haciendo sus primeras declaraciones a favor de la reelección de Uribe. Algo también insólito, dado que ella era, hasta donde se conocía, opositora. Estos hechos muestran que todo el operativo tuvo un evidente objetivo de reforzar la pretensión de reelección de Uribe en Colombia (el Tribunal Supremo lo enjuicia por sobornar a senadores para forzar su reelección anterior) y la intervención yanqui. El régimen colombiano es una semidictadura genocida. No sólo mantiene en condiciones inhumanas a 500 presos de la guerrilla, sino que permite la actuación impune de los “paracos” (paramilitares), que sólo en los 6 primeros meses de este año asesinaron a 24 dirigentes sindicales. Abrió el país al libre comercio, impuso la flexibilización laboral, y, con la intervención militar imperialista, en el marco del “Plan Colombia”, armó un enorme ejército, con el que amenaza a Ecuador, Venezuela, Nicaragua y demás países latinoamericanos. Uribe logró acorralar a las FARC y darle golpes muy duros. Las FARC tienen una historia de lucha de más de medio siglo y responden a una profunda raíz social: la resistencia campesina contra la violencia permanente de la oligarquía que ya causó el desplazamiento de 4 millones de campesinos de sus tierras. Por eso consideramos que las FARC son una fuerza beligerante y no un “grupo terrorista”. Sin embargo, su política de acciones militares al margen de las masas y especialmente el secuestro de rehenes civiles, provocó el repudio de gran parte del pueblo colombiano y ayudó a Uribe a engañar a millones, diciendo que es el quien “va a acabar con las FARC y la violencia” (cuando es el protector de los paramilitares). Llamamos a la solidaridad con el pueblo colombiano, a desenmascarar a Uribe, denunciando sus crímenes, exigiendo la libertad de los presos políticos y el desmantelamiento y castigo de los grupos paramilitares. |
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