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Triunfo popular contra los KirchnerEl gobierno perdió en la Cáma ra de Senadores. Pero fundamentalmente en las calles. El masivo acto en Palermo terminó de enterrar su proyecto recaudador, de retenciones móviles sin diferenciar entre oligarcas y pequeños productores. Estuvo acorralado por más de cuatro meses de protesta, puebladas y movilizaciones masivas que desbordaron incluso a las entidades agrarias. Pelea que fue acompañada por la clase media y millones de trabajadores que mostraron simpatía y repudiaron la inflación, los bajos salarios, el autoritarismo y doble discurso oficial. Cobos y los senadores que votaron en contra no lo hicieron por ser “políticos honestos”, sino porque fueron víctimas de la “presión” popular. Al gobierno no le alcanzó la campaña mentirosa que se venía un golpe, ni las patotas, ni la billetera para comprar legisladores. El acto kirchnerista frente a Congreso “para defender la democracia” y “la mesa de los argentinos” fue tres veces menor al de Palermo. Puro aparato clientelar del PJ, burocracia sindical y viejos caudillos bonaerenses, donde los trabajadores fueron los grandes ausentes. Los grandes perdedores son Néstor Kirchner y su esposa. D´Elía, Moyano, Moreno, Scioli y Yasky. Fue dura la derrota. Dicen que Kirchner le dijo a Cristina que debía renunciar. Había fracasado estrepitosamente su plan del todo o nada. Se le dieron “vuelta” muchos gobernadores e intendentes y se dividió la CGT. La concertación con los radicales K quedó deshilachada con el voto contrario del vicepresidente. ¡Todo le salió mal!
¿Fue un triunfo popular o un triunfo de la derecha? Fue un claro triunfo popular porque fundamentalmente alejó el peligro de hacer desaparecer a miles y miles de pequeños y medianos productores, aunque la anulación de la resolución 125, al bajar las retenciones al 35% por igual para todos, benefició también a grandes grupos cerealeros. Dejando pendiente la pelea por retenciones segmentadas para que paguen más los que más tienen. Que no fue un triunfo de la derecha se comprobó con el festejo de pueblos enteros ante la derrota de la medida, con la simpatía de la amplia mayoría de la población. Que fue un triunfo popular, se muestra además con el cambio que ya se viene del patotero del Indek, Guillermo Moreno. Y quienes decían que ahora la derecha iba a imponer su agenda, con el llamado al Consejo del Salario Mínimo y los anuncios, aunque insuficientes, de cambios en el mínimo no imponible del impuesto a las ganancias y de aumento de las asignaciones familiares y jubilaciones, todo indica que el gobierno busca amortiguar su crisis, cediendo parcialmente a los reclamos más urgentes. Esto no quiere decir que va a cambiar de rumbo. Carrió, Macri, los “rebeldes” del PJ, la Iglesia, grandes empresarios, banqueros y el imperialismo, quieren que Cristina remonte y “gobierne” para que sigan los jugosos subsidios patronales al transporte y empresas de energía, los pagos de la deuda externa, el robo de las privatizaciones y que la brutal inflación se siga comiendo los salarios. Ninguno quiere distribuir la riqueza. Para eso van a intentar retomar el vapuleado Acuerdo del Bicentenario, un nuevo pacto social contra los trabajadores. Por eso ya hay resistencia a los impuestazos que intentan aplicar gobernadores como Schiaretti de Córdoba y otros, con la excusa que la crisis económica no les deja margen y por eso tienen que atacar a los sectores populares.
Nada va a ser igual después de este enorme triunfo popular. Hay un antes y un después en el país. Los trabajadores, estudiantes y demás sectores populares están más tonificados para seguir la pelea. Hay que seguir apoyando a los pequeños productores contra Cristina y la oligarquía. Porque no da lo mismo que gane el gobierno o que ganen los chicos del campo y pueblos del interior que motorizaron la protesta. La Federación Agraria debe diferenciarse de los oligarcas de la Sociedad Rural y otras entidades que defienden a los grandes patrones del campo que sólo buscan sacar tajada. Volver a la protesta por retenciones diferenciadas y contra la concentración de la tierra a manos de los pooles de siembra y los terratenientes. Y unir esas demandas a las del movimiento obrero. Por su parte, los trabajadores tienen que aprovechar este nuevo momento para salir a pelear por un aumento salarial de emergencia que incluya a los peones rurales, contra el trabajo en negro, las suspensiones y despidos. Denunciando el rol traidor de las CGTs y la CTA. Lucha que debe seguir hasta derrotar el modelo económico e imponer otro para que haya salarios dignos, trabajo, salud y educación en base al no pago de la deuda externa. Lucha que debe seguir hasta derrotar el modelo económico e imponer otro para que haya salarios dignos, trabajo, salud y educación en base al no pago de la deuda externa. Mientras damos pasos en ese sentido, tenemos que aprovechar esta derrota del gobierno para salir a luchar por los reclamos pendientes. Este triunfo, gestado fundamentalmente por los pequeños productores, nos deja una clara enseñanza: al gobierno y a las patronales se les puede ganar con planes de lucha y democracia en la toma de decisiones. Con ese ejemplo hay que unir a trabajadores, pequeños productores y demás afectados hasta derrotar el modelo de los Kirchner. |
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