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Editorial
¡Qué la crisis del modelo la paguen los de arriba!
Ante la crisis de la economía capitalista mundial, con epicentro en Estados Unidos -tras el estallido de la burbuja inmobiliaria y la quiebra de grandes bancos-, el gobierno siempre dijo que “no nos iba a afectar”, que Argentina “estaba blindada”, que había mucha plata en las reservas del Banco Central, y que al haber reestructurado la deuda externa y pagado de contado al FMI, nos habíamos liberado de sus condicionamientos. Pero la realidad es otra, y muy distinta.
Como siempre, los grandes banqueros internacionales y multinacionales que provocan las crisis, de la mano de sus gobiernos imperialistas, quieren, luego de llevarse sus dividendos, que la paguen los trabajadores y los pueblos del mundo. Hay despidos, remates de viviendas e inflación en Estados Unidos. En Europa hay desempleo y bajos salarios. Y, mientras al “crecimiento” lo usufructuó una minoría capitalista parasitaria mundial, ahora la “desaceleración” la quieren descargar sobre millones.
El gobierno kirchnerista del PJ y los políticos “opositores” dentro del peronismo, la UCR, PRO y ARI, hablan de la “oportunidad” que tiene Argentina ante la demanda mundial de alimentos. Pero como éstos son un negocio en manos de las multinacionales y pulpos exportadores, la oportunidad es sólo para ellos. Prueba de esto es que Argentina produce alimentos para dar de comer a diez veces más que sus habitantes, mientras un tercio vive en la pobreza, grandes sectores en la indigencia, y la carne, la leche y el pan se han transformado en artículos de lujo para las amplias mayorías.
El modelo de Cristina, continuidad del implementado por su esposo y todo el PJ (incluido Duhalde y Lavagna), siempre estuvo ligado a los vaivenes de la economía mundial, dependiendo de las “inversiones” extranjeras y, esencialmente, de los precios internacionales de la soja, el petróleo y demás materias primas.
Con la devaluación, se ofreció al país como paraíso de grandes negocios, dando lugar a los más impresionantes saqueos del petróleo, gas y minerales, de la mano de Repsol y otras multinacionales. Kirchner y el PJ, al mantener la dependencia del país vía los pagos de la deuda, la ligazón a las multinacionales con las privatizaciones y aplicando el modelo aconsejado por los yanquis de concentración de la tierra, es el culpable de que hoy seamos víctima de la crisis mundial.
El modelo económico kirchnerista está cuestionado. Cuando la billetera de la Rosada alcanzó para repartir entre las distintas patronales, todo estaba bárbaro para éstas. Pero ahora, cuando se achicó el reparto de la torta, muchos sectores que pedían un “service”, ahora quieren cambios. La crisis mundial ha cerrado el crédito para el país. La compra de bonos por parte de Chávez ha sido un “salvavidas de plomo” (ver páginas centrales). La economía se está enfriando, hay una clara desaceleración y baja del consumo. Hasta la soja cotizó un 25% menos y las materias primas que Argentina exporta empezaron a descender. Mientras, las cuentas públicas y el superávit siguen destinándose para grandes subsidios empresariales y a los pagos de una deuda externa que se parece a la de 2001, no a la del Bicentenario que nos estaría “desendeudando”.
Ante ello, distintos sectores patronales vienen abandonando “la unidad” que mantenían con el modelo económico oficial. Primero fue la Mesa de Enlace de las entidades agropecuarias que desafiaron al kirchnerismo. Ahora es la UIA -vieja aliada del gobierno-, la que pide aumentar el dólar (para beneficiar sus exportaciones), bajar las tasas de interés (que están enfriando la economía) y reformular el INDEC.
Dicen que la caída del dólar, el aumento de las tarifas y la suba de las tasas de interés, está produciendo un corrimiento en los beneficiarios del modelo: desde la industria, a las compañías energéticas, financieras y de servicios. ¡Pero todas están ganando! ¡Las multinacionales, privatizadas, agroexportadores, terratenientes, automotrices y acreedores externos!
En estos días se publicaron las ganancias de 40 firmas durante el primer semestre del año, de las cuales, 34 registraron fuertes subas. Como siempre, a la cabeza está Repsol-YPF (ver columna) con una ganancia de 2.254 millones de pesos. Le siguen Ternium Siderar (Techint), Telecom, Telefónica, varios bancos y privatizadas. El Banco Galicia aumentó sus ganancias en un 369%; Molino Juan Semino en un 358%; las telefónicas un 193%; Metrogas 103% y Petrobrás duplicó las que ya gozaba. Son éstas las mismas patronales que se niegan a dar salarios dignos.
En cambio, para el pueblo empezó el ajuste. El gobierno acaba de anunciar un tarifazo en la luz y aumentos en el gas. Schiaretti, en Córdoba, redujo las jubilaciones y está aplicando un impuestazo. Scioli aumentó un 23% las tarifas de electricidad. Binner va a subir los impuestos, y su intendente de Rosario llevó el boleto de colectivo a $1,60, el más caro del país.
Hay que frenar el ajuste y luchar por aumento de salarios. En Córdoba, los trabajadores estatales preparan una marcha provincial para el próximo miércoles 20. Luchan los docentes de varias provincias. Los trabajadores del neumático enfrentan los despidos y reclaman 35% de aumento de salario, entre otros conflictos que surcan el país. Luchas que deben estar ligadas a la necesidad de imponer medidas de emergencia al servicio del pueblo trabajador
En primer lugar, empezando por arrancar un aumento salarial y de jubilaciones hasta equiparar la canasta familiar, con dinero que provenga de la inmediata suspensión de los pagos de la deuda externa. Segundo, poniendo freno al descontrolado aumento de la inflación, con precios máximos, eliminación del IVA de la canasta familiar y aplicación de la Ley de Abastecimiento para combatir a los monopolios formadores de precios. Para contar con combustible y gas oil barato, hay que reestatizar sin indemnización a Repsol-YPF y a todas las privatizadas, para terminar con los curros como el de Aerolíneas, para que el sistema ferroviario vuelva a servir al pueblo, y dejemos de subsidiar las ganancias de las telefónicas, empresas de agua y electricidad, entre otras medidas. Las cuales no vendrán de la mano del peronismo de los Kirchner, ni del PJ de Duhalde, Solá o Schiaretti. Tampoco de la oligarquía, ni de las falsas opciones como Carrió, Binner, Macri o Juez. Sólo se lograrán con una dura lucha unitaria entre trabajadores, pequeños productores, estudiantes y la izquierda.
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