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Propuestas SocialistasSistema carcelario: violación sistemática de los derechos humanosDice la Constitución Nacional: “Las cárceles de la Nación serán sanas y limpias, para seguridad y no para castigo de los reos detenidos en ellas, y toda medida que a pretexto de precaución conduzca a mortificarlos más allá de lo que aquélla exija, hará responsable al juez que la autorice”. Como muchos otros artículos, esto es letra muerta para la clase dominante. Ratas, explotación, mala y escasa comida, violencia sexual, física y psíquica, requisas denigrantes, hacinamiento, aislamiento, homicidios, es lo que surge dentro de los altos muros que se han erigido para ocultar este drama frente al resto de la sociedad. Hay informes que indican que hay un 50% más de suicidios en la población carcelaria que en la general. Las cárceles son, además, uno más de los lugares donde la policía y el Servicio Penitenciario Federal hacen negocios, comandando y armando bandas con los presos. Es enviada a la cárcel más gente que antes. La población carcelaria en Argentina se duplicó en los últimos diez años, disparándose la tasa de encarcelamiento en relación a la tasa de delito. En los dos últimos años, esta tasa es mayor a la de EEUU y Rusia, países que aplican una estricta política de mano dura. El endurecimiento de leyes sólo empeoró las cosas: acentuó el hacinamiento y demostró que más presos no resuelve las cosas. Así, sin haber números precisos de los detenidos existentes en la Argentina, encontramos situaciones dramáticas. Por ejemplo: en el pabellón 12 de Devoto, hay 400 internos en un lugar pensado para 80. Y en el pabellón de Ingreso del CPI de Ezeiza hay presos que no tiene lugar para dormir... allí se los conoce como ‘los sin techo’ y se acomodan en los patios. Otro punto crítico: cerca del 80% de los presos bonaerenses son procesados, lo que deja por el suelo el principio de inocencia. Aproximadamente un 25% de éstos terminan sobreseídos, pasando muchos de ellos varios años encarcelados hasta ser declarados inocentes. Las estadísticas indican que más del 80% de los detenidos en las cárceles pertenecen al sector de trabajadores precarizados y desocupados, donde el 95% de ellos no terminó el secundario y más del 90% no tiene profesión. Los datos añaden que el 70% de los detenidos tienen entre 18 y 34 años. O sea, el grueso de la población carcelaria son jóvenes pobres y desocupados, con bajo nivel educativo, sin capacitación o profesión, que caen en la delincuencia producto de la descomposición y la miseria a la que los lleva este modelo económico. Es que el gobierno de los Kirchner y el resto de la clase dominante, sostienen un sistema que empobrece a los más pobres y enriquece a los ricos, haciendo que la brecha sea de 30 veces entre unos y otros, lo que genera que las cárceles se llenen de ladrones de gallinas. Mientras los denominados ladrones de guante blanco, algunos, muy pocos, los que algo purgan, lo hacen en cárceles de lujo, entre televisores y visitas, ricas comidas y salidas. Sólo un sistema que elimine las causas económicas que producen el empobrecimiento del pueblo, que genere trabajo y educación, que acabe con esta justicia para ricos y con toda forma de impunidad, puede darle una solución al drama que son las cárceles argentinas, verdaderos depósitos infrahumanos. |
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