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Editorial

¡Aumento salarial ya!

Los hechos de esta semana muestran que hay dos Argentinas. Una, la que el gobierno le tiene reservada a los grandes inversores extranjeros, acreedores externos y el imperialismo yanqui. La otra, la Argentina que lucha por salarios dignos y en defensa de la educación y salud públicas. Veamos.

 

Este miércoles, todo el gabinete nacional se apresta a recibir con los brazos abiertos al enviado de Bush, el Subsecretario de Estado para América Latina, Tom Shannon. Viene en representación del gobierno genocida y mayor violador de los derechos humanos del mundo.

El mismo disertará en la reunión anual del Council of the Américas, a celebrarse en el hotel Alvear, donde se dará cita lo más granado de los inversores extranjeros, llamados a hacer negocios - mejor dicho, negociados-, en el país.

Uno de los objetivos de su visita, además de que Argentina siga siendo un paraíso para los inversores extranjeros, es apoyar al gobierno nacional en el plan de pago que está diseñando para pagar la deuda externa al Club de París, de 6.500 millones de dólares. Además, el apoyo es para que el gobierno de Cristina siga pagando puntualmente la deuda externa global, que ya llega a cifras exorbitantes.

Los Kirchner han reconocido -sin autorización del pueblo argentino- una deuda que al día de hoy asciende a 149.847 millones de dólares, sin contar los 30.612 millones de los bonistas que no se presentaron al canje. Deuda que supera en 4.500 millones de dólares a la registrada en el fin de la convertibilidad.

Pero estas no son cifras frías. Con lo que Argentina tiene que pagar en lo que resta del año y en 2009 (28.795 millones de dólares), se podrían construir 2.900.000 viviendas populares dando trabajo a todos los desocupados; 870 hospitales plenamente equipados, o 29.000 escuelas. Cifra que alcanzaría para otorgar, por ejemplo, $600 pesos de emergencia por un año y medio a todos los trabajadores del país.

 

Pero hay otra Argentina, digna, que con la frente en alto defiende lo suyo. Miles y miles de docentes, estatales y profesionales de la salud están reclamando salarios dignos. El gobierno se los niega, porque para Cristina es prioridad destinar el dinero a subsidiar a grandes empresarios, salvar a los que vaciaron Aerolíneas o cumplir con los acreedores externos. No puede ser que quienes brindan cotidianamente educación a nuestros hijos, sostienen el aparato estatal, o salvan vidas como los médicos y enfermeros, tengan que vivir con salarios de pobreza.

El gobierno mintió cuando dijo que si votaban su proyecto de retenciones móviles, una parte iba a destinarse a construir escuelas y hospitales. ¿Por qué no lo hace con el enorme superávit fiscal? ¿O las enormes reservas del Banco Central?

Cristina habla de recomponer el rol del Estado, pero queda claro que, en lo que menos piensa la presidenta, es en dignificar a la salud y educación públicas. Sólo le preocupan que se garanticen los 180 días de clases, diciendo que peligran por los paros docentes, cuando la principal razón por la que no se cumplen radica en los graves problemas de infraestructura escolar. Hasta el ministro de Educación, Juan Carlos Tedesco, llegó a amenazar con no enviar a once provincias los fondos de la garantía nacional del salario docente, si no se llega a tal objetivo. ¡Una vergüenza!

La otra vergüenza la dan los dirigentes sindicales de la CGT y CTA, dándole la espalda a las luchas en curso. Se han transformado en un gran obstáculo para luchar, siendo cómplices directos del gobierno y las patronales. Ahora la CGT, a cambio de frenar cualquier reclamo de reabrir las paritarias, está negociando con el gobierno algunas migajas en las asignaciones familiares y privilegios para las Obras Sociales. Y Yasky se niega a llamar a un paro nacional a pesar de que los docentes y estatales (gremios nucleados en la CTA que encabeza), luchan en varias provincias.

Llamamos a apoyar a los docentes, estatales y demás trabajadores en lucha. A reclamar una suma de emergencia de aumento salarial, en el camino de llegar a la canasta familiar y a impulsar la campaña de un millón de firmas en defensa del INDEC. A luchar para que la plata se destine a salario, salud y educación, en base al no pago de la deuda externa. A que se reabran las paritarias. Repudiando a los dirigentes de la CGT y CTA, exigiéndoles que rompan con el gobierno y las patronales, y tomen alguna medida de apoyo. Porque está claro que con lucha y coordinación, se puede ganar esta gran pulseada por el salario, contra el gobierno nacional y los gobernadores cómplices, mas allá del color político que tengan.


Te pedimos un aporte para seguir apoyando las luchas de los trabajadores.

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