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Triple crimen, narcos mexicanos, efedrina…Cristina y los empresarios mafiososCristina Kirchner, y antes Néstor, han realizado innumerables declaraciones a favor de la “transparencia política” y de mejorar la “calidad institucional” del país. Son parte de su doble discurso. A partir del triple crimen ocurrido en General Rodríguez, va apareciendo el estrecho vínculo que el kirchnerismo ha mantenido y mantiene con grandes empresarios mafiosos.
Salió a la luz pública que uno de los empresarios de la industria farmacéutica asesinado -Sebastián Forzahabía aportado una cuantiosa suma para la campaña electoral de Cristina. Pero esto sería una práctica habitual de los Kirchner. Incluso en los últimos días se ha conocido que el grupo Marsans, responsable del vaciamiento de Aerolíneas, realizó uno de los mayores aportes a la campaña de Cristina, con 398 mil pesos. Favor con favor se paga… Dime quién te financia y te diré para quién gobiernas Claro está que ningún empresario financiaría al gobierno de no existir a cambio ningún tipo de beneficio. Si lo hacen es porque están convencidos que el modelo kirchnerista les dará vía libre -cuando no complicidad- para continuar con sus grandes negociados. Si bien el financiamiento por parte de grandes empresarios es una práctica habitual de los principales partidos patronales, en el caso de Cristina se agrava dado los antecedentes penales de sus aportantes. Se sabe que más de la mitad de los fondos aportados para su campaña provienen de empresarios ligados a la industria farmacéutica, todos ellos investigados por distintos tipos de delitos, que van desde la venta de medicamentos adulterados y sobreprecios en negocios con el Estado, hasta el lavado de dinero proveniente del narcotráfico. El nexo entre el mundo de la industria farmacéutica y el de los aportes a las campañas oficiales estaría personificado en Héctor Capaccioli, hombre del riñón de Alberto Fernández, Superintendente de Servicios de Salud y, desde 2003, recaudador oficial de los fondos para las campañas del kirchnerismo. De hecho, se rumorea que la renuncia de Fernández habría tenido por finalidad desligarse de algo que se sabía, más tarde o más temprano, iba a salir a la luz. Sin embargo, no es Capaccioli el único funcionario K vinculado a las mafias de la industria farmacéutica. El galpón que utilizaban los narcos mexicanos vinculados al triple asesinato para almacenar la efedrina -que se supone les proveía Sebastián Forza-,habría sido alquilado por Manuel Poggi, director de Desarrollo Industrial del municipio de General Rodríguez, quien hoy se encuentra prófugo. Incluso se presume que habría algún tipo de contacto entre el propio intendente y su esposa -diputada provincial por el kirchnerismo- con los narcos. Pese a que no son pocos los indicios que reflejan algún vínculo entre estas mafias y la Rosada, el gobierno hasta ahora ha respondido con el silencio. Actitud que no sorprende viniendo del matrimonio presidencial, quién siempre se ha caracterizado por negar aquellos problemas que lo involucran de manera directa, tal como hasta ahora lo ha venido haciendo con la inflación. Ayer Duhalde, hoy los Kirchner: una práctica que se repite Se sabe que en el conurbano los casos de delito y corrupción que involucran a la propia policía y a los políticos de turno son moneda corriente. Incluso se habla del dinero proveniente del narcotráfico como parte de la caja sucia con la que se financia la vieja política. Ayer era el duhaldismo, hoy los Kirchner. Sin embargo, no es sólo una cuestión de nombres. Tanto el PJ -en todas sus variantes- como el radicalismo y demás partidos patronales, han gobernado históricamente para los grandes empresarios. Por eso no resulta extraña la complicidad de estos partidos, ya sea con la patronal tradicional, o con estos empresarios mafiosos vinculados al tráfico de drogas. Los trabajadores no tenemos nada que esperar de estos gobiernos ni del peronismo. Por eso es que, desde Izquierda Socialista, bregamos por la unidad de los trabajadores y la izquierda, para terminar de una vez por todas con este modelo corrupto y mafioso al servicio de las grandes patronales. La burocracia sindical cómpliceAdemás de negociar con funcionarios del gobierno, los empresarios de la industria farmacéutica también lo hacían con las obras sociales de los sindicatos. “En su carta de referencias comerciales, Forza afirmó haber tenido de clientes a las obras sociales del personal de Sanidad, Corte Suprema de Justicia de la Nación, Panaderías, Yacimientos Carboníferos, Prensa de Tucumán, Trabajadores de la Carne, mutual de empleados bancarios y UOM.”(Clarín, 31/8/08). La modalidad con la que realizaban los negocios era la siguiente: los empresarios entregaban a las obras sociales los medicamentos por un precio superior al de su valor real, o directamente falseaban las entregas, que luego eran pagadas por la Administración de Programas Especiales (APE), cuyos fondos son manejados por la Superintendencia de Servicios y Salud, la cual, antes de que asumiera Capaccioli, estuvo presidida por los burócratas Luis Lingeri y Luis Barrionuevo. |
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