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Propuestas SocialistasSeguridad laboral: trabajar para morirEn el mundo mueren cada día unas 5 mil personas (2 millones al año) a causa de accidentes laborales o enfermedades relacionadas con el trabajo. Estas cifras reflejan el estado de desprotección, de falta de previsión y control en que se encuentran los trabajadores en todo el mundo. Por ejemplo, en América Latina, el 37 % de los mineros padece silicosis, una enfermedad mortal que afecta los pulmones. Según datos de la OIT, el 80 por ciento de los casos de accidentes y muertes podrían prevenirse. Mientras tanto, en una tendencia en aumento, en nuestro país se estima que, en promedio, se producen unos 35 mil accidentes laborales por mes, pero en realidad serían muchos más por la gran cantidad de empleo no registrado, donde no existen estadísticas. Mientras que la mortalidad sería de unos mil trabajadores muertos por año, un verdadero genocidio cotidiano.La mayor cantidad de accidentes y fallecimientos se registra en la industria de la construcción, donde las deficiencias en materia de seguridad están tan extendidas que un operativo de control oficial en el Gran Buenos Aires arrojó como resultado que sobre 74 obras inspeccionadas, hubo 72 clausuradas. No se cumplen las condiciones básicas de seguridad, la gran mayoría no tiene idea de cómo se debería armar un andamio, el personal no tiene los EPP (elementos de protección personal) mínimos: cascos, zapatos, ropa de trabajo y arnés de seguridad para los trabajos en altura. Además, diez mil personas mueren cada año en Argentina por enfermedades del trabajo no diagnosticadas como tales. Así lo denunció la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria –según la cual 3000 de estas muertes podrían deberse a dolencias de ese tipo–. Estas enfermedades –entre ellas, el cáncer y el asma– afectan a todos los trabajadores: desde el empleado de oficina que recibe emanaciones tóxicas del aire acondicionado, hasta el trabajador rural afectado por los insecticidas. Las enfermedades de tipo ocupacional toman cada vez más importancia. Hace seis años, se detectaban cien sustancias tóxicas en los lugares de trabajo; hoy se conocen más de 400. Por otro lado, las ART, sistema privado creado en los ’90 para la prevención de accidentes y enfermedades laborales, realizan un masivo incumplimiento del control médico obligatorio a los trabajadores como marca la ley y no se cumplen las resoluciones por las cuales, según los riesgos a que estén expuestos, los trabajadores deben ser revisados una o dos veces cada año. Por lo que muchas enfermedades laborales no se detectan. En este sistema capitalista, el trabajador es considerado sólo como una variable económica más para la patronal, por lo que su salud o su vida no tienen ninguna consideración. Los empresarios cuentan con la complicidad de la burocracia sindical que deja que esta situación se mantenga de esta manera y la de los gobiernos de turno y el Estado, que en su rol de defender los intereses de los patrones, no hacen cumplir siquiera las insuficientes normas existentes, dejando desprotegidos a los trabajadores. Sólo con otro modelo económico y un gobierno de los trabajadores y el pueblo, se invertirá esta lógica asesina de anteponer las ganancias materiales por encima de la salud y la vida de los trabajadores. |
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