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Escribe:
Nelso Vigo
Las causas de la crisis
El recrudecimiento de la crisis financiera internacional y sus consecuencias sobre la economía real, ya presenta señales de graves recesiones en los Estados Unidos y Europa. Además, abre peligrosos interrogantes sobre el resto del planeta ¿Se trata sólo de las consecuencias de un capitalismo “salvaje”, que se podría evitar con algunas medidas de mayor intervención? ¿O, por el contrario, asistimos a una manifestación más de una de las características estructurales del capitalismo imperialista?
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Ganancias en la Bolsa para unos pocos. Pobreza para millones. Eso es el capitalismo |
En los últimos 35 años, hubo crisis o estallidos en 1973, 1979, 1982, 1987, 1989, 1994, 1997, 1998 y el hundimiento argentino en el 2001… La crisis actual empezó hace un año con epicentro en los Estados Unidos. Siembre hubo gravísimas consecuencias no sólo para los países en donde comenzó, sino que se expandieron a escala planetaria. Y siempre los gobiernos actuaron salvando a los pulpos especuladores que generaron el desastre, a costa de hundir en la miseria a los trabajadores y los pueblos del mundo.
Ciertos economistas “heterodoxos”, celosos defensores del capitalismo imperialista y con mucha prensa en ciertos medios, como Paul Krugman o Joseph Stiglitz, suelen criticar “la falta de regulaciones” en el mercado financiero mundial. Hay quienes acusan directamente a Alan Greenspan, ex presidente de la Reserva Federal yanqui, por haber dejado “crecer” una burbuja especulativa, permitiendo que creciera el negocio de los créditos hipotecarios sin respaldo. O ahora, a Ben Bernanke, actual jefe de la Reserva, por no haber actuado “a tiempo” o “con la suficiente energía”. Obama y los economistas demócratas de campaña, le echan la culpa a los neoconservadores de Bush.
Obviamente, cada uno de estos personajes tiene “su parte” en la responsabilidad, incluso Joseph Stiglitz por su gestión como presidente del Banco Mundial. Pero el problema de fondo es el sistema económico vigente.
¿“Crisis del neoliberalismo” o así es el capitalismo?
Lo que está en juego no se trata de neoliberales o neoconservadores malos versus regulacionistas o keynesianos buenos. De gobiernos “corruptos” u “honestos”. Todos, bajo una u otra etiqueta, han demostrado estar al servicio de garantizarles la ganancia a los pulpos de las multinacionales.
Así funciona básicamente el propio sistema capitalista imperialista. Su mecanismo se rige por la lógica de las ganancias multimillonarias para el puñado de grandes multinacionales que dominan la producción y el comercio mundiales. Para obtenerlas, va despilfarrando la riqueza que producimos todos los días, destruyendo la naturaleza y, por sobre todo, incrementando la miseria y la marginación día a día. La fuente de los desastres y las crisis son esos monopolios multinacionales. Este año existieron las denuncias contra las grandes cerealeras que dominan el mercado mundial, tipo Dreyfuss y Cargill, enriqueciéndose mientras millones no tenían que comer. Las petroleras o mineras saquean el planeta y se llenan los bolsillos a costa de la carestía para la inmensa mayoría de los pueblos.
Este sistema irracional, que, ausente de cualquier tipo de planificación que no sea la de los propios monopolios para sus superganancias, crea bicicletas financieras (“burbujas especulativas”, como está de Este sistema irracional, que, ausente de cualquier tipo de planificación que no sea la de los propios monopolios para sus superganancias, crea bicicletas financieras (“burbujas especulativas”, como está de
El balance del capitalismo, en todas sus variantes, “neoliberales” o “intervencionistas” es claro: ninguna pudo evitar estos tsunamis financieros, que arrasaron con todo. Y todos salieron a salvar, en nombre de la “estabilidad”, a los grandes empresarios, en cuya cúpula 200 multinacionales concentran una fortuna mayor que las poblaciones de los 48 países más pobres. Mientras tanto, 1.300 millones de personas sobreviven con menos de un dólar diario, 850 millones sufren hambre, 1.000 millones son analfabetas y el 41% de la población del planeta no tiene acceso ni siquiera a cloacas. La única salida pasa por el gobierno de los trabajadores, la expropiación de las multinacionales y los grandes grupos empresarios, y el comienzo de la construcción de un nuevo tipo de sociedad, racional, planificada y realmente solidaria: el socialismo con democracia obrera.
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