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Plebiscito en EcuadorTriunfó con 64% la nueva ConstituciónLa nueva Constitución, respaldada por el presidente Rafael Correa, fue votada este último domingo en un plebiscito con el voto favorable de dos tercios de los ecuatorianos. Esta elección confirma el repudio del pueblo ecuatoriano a los partidos tradicionales, que llamaron al voto NO, y la fuerza existente para exigir cambios de fondo. Teniendo algunos puntos positivos, la nueva Constitución no rompe con las multinacionales y reafirma el régimen capitalista.
Los trabajadores, indígenas, campesinos y sectores populares ecuatorianos vienen luchando duramente desde hace años contra el neoliberalismo. Con grandes huelgas impidieron las privatizaciones y derrocaron a tres presidentes, Bucaram, Mahuad y Lucio Gutiérrez. En el año 2000 los indígenas, organizados en la CONAIE (Confederación de Organizaciones Indígenas), trabajadores urbanos, obreros petroleros y oficiales de las Fuerzas Armadas, tomaron el poder por 24 horas y reemplazaron el Congreso por la Asamblea de los Pueblos. Por la política de la dirección de la CONAIE, se terminó devolviendo el gobierno al vicepresidente, que restauró al viejo Parlamento. Los viejos partidos se derrumbaron, repudiados por la población. También allá se escuchó en las calles el “¡que se vayan todos!”. En el 2006 surgió el movimiento de Correa, Alianza País, que ganó por paliza las elecciones presidenciales de noviembre de ese año, contra una alianza de todos los partidos tradicionales que llevaban de candidato al magnate bananero Alvaro Novoa, abiertamente proyanqui. Correa se presentó como un émulo de Chávez, habló del “socialismo del siglo XXI”, de no pagar la deuda externa ilegítima, de anular la base militar yanqui de Manta y de convocar a una constituyente soberana. Aunque ganó las presidenciales, Alianza País quedó sin diputados porque no tenía estructura para presentar lista al Congreso, que quedó en manos de la derecha. La Constituyente soberana Pese a la fuerte oposición y al Parlamento en contra, Correa, respaldado por grandes movilizaciones populares, llamó a un plebiscito en el 2007 que convocó a la Constituyente soberana. Es decir, con poder de resolver por sobre todos los poderes. Las elecciones a diputados constituyentes las ganó ampliamente Alianza País. La Constituyente inició sus sesiones el 29 de noviembre de 2007. Ese mismo día disolvió el congreso derechista. La medida fue festejada por miles de manifestantes en las calles. Posteriormente, reafirmó como presidente a Correa que había puesto su cargo a disposición. La Constituyente sesionó en medio de fuertes presiones de los empresarios, la Iglesia, los medios de comunicación, el imperialismo y también de sectores populares. También se produjo la invasión militar colombiana para masacrar guerrilleros de las FARC en territorio ecuatoriano, acción apoyada por los militares yanquis de la base de Manta. A fines de julio y después de una crisis que llevó a la renuncia de su presidente, la Constituyente aprobó la nueva Constitución, que entra en vigencia con el plebiscito de este domingo. La nueva Constitución Establece la prohibición de bases militares extranjeras, prohíbe latifundios y habla de “ilegitimidad” e “ilegalidad” de la deuda externa. Todos reclamos populares. Pero sostiene la propiedad privada capitalista y las empresas mixtas, una vía para profundizar la privatización petrolera en beneficio de Repsol y Petrobrás, con una presencia creciente en el país. Y sobre la propia deuda externa es ambigua, dejando abierta la puerta para pagarla aunque supuestamente sea “legítima”. La CONAIE llamó a votar por el SI, pero afirma que permanecerá en la oposición al gobierno y formuló críticas porque no contempla derechos indígenas y por las concesiones mineras a multinacionales. La nueva constitución no termina de romper con las multinacionales y el imperialismo y mantiene el capitalismo. Correa, al igual que Chávez o Evo Morales, son gobiernos que mantienen cierta independencia y son atacados por el imperialismo, que intentan otorgar algunas mejoras a las masas e incluso que hablan de socialismo. Pero pretenden gobernar con sectores patronales, aceptando a las multinacionales, manteniendo el capitalismo. Es una aguda contradicción, no solo de su lenguaje, sino sobre todo de la realidad. Sin iniciar la construcción del socialismo, liquidando a multinacionales, terratenientes, bancos y grandes empresas capitalistas, es imposible emancipar a nuestros países y lograr una real y duradera mejora de la situación del pueblo trabajador. |
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