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Mercedes Petit

China: Deng Xiaoping y la restauración capitalista

Hace 30 comenzaban las reformas en el campo chino

En octubre de 1978, se iniciaron una serie de modificaciones en la agricultura. Eran las primeras medidas de la burocracia china hacia la apertura del mercado, la restauración de la propiedad privada capitalista y la penetración del imperialismo

Las reformas de Deng agravaron la miseria de la vida rural

Las reformas de Deng agravaron la miseria de la vida rural

Deng Xiaoping

Deng Xiaoping

En la década del setenta, en todos los países donde se había expropiado a la burguesía y eran dominados por las burocracias de los partidos comunistas (el así llamado “socialismo real”), se iniciaron aperturas económicas hacia la inversión de las multinacionales, el incremento del intercambio comercial y el endeudamiento con el FMI.

En vida de Mao Zedong la burocracia china fue vanguardia en el establecimiento de relaciones políticas y económicas con los EE.UU. En 1972, el presidente Nixon visitó Pekín. Al año siguiente, se produjo la “rehabilitación” del máximo representante de la derecha procapitalista, Deng Xiaoping (1904-1997), que identificaba su pragmatismo en los 60 con la frase “no importa que el gato sea blanco o negro, sólo que cace ratones”.

Los logros de la revolución

Aunque la conducción del Partido Comunista Chino tuvo desde siempre un programa reformista y un régimen burocrático (propio del partido- ejército campesino que tomó el poder), desde 1949 se desarrollaron profundos cambios, que significaron la unificación del país, la eliminación de la burguesía china y la expulsión del imperialismo.

Una inmensa revolución campesina acabó con los terratenientes y se fueron imponiendo medidas socialistas, dando surgimiento a lo que denominamos un estado obrero burocrático. Se comenzaba a dejar atrás una pobreza “difícil de imaginar”, según el historiador Eric Hobsbawm. Al comienzo de los cincuenta, un chino medio vivía con medio kilo de arroz o cereales al día, menos de 80 gramos de té al año, y adquiría nuevos zapatos cada cinco años*. En el campo, donde vivía la inmensa mayoría, las condiciones eran mucho peores. La liquidación de los terratenientes, la toma de las tierras por los campesinos y el inicio de la planificación permitieron ir mejorando notablemente las condiciones de vida. La agricultura entre 1950 y 1952 tuvo un crecimiento del 15% anual, y en años siguientes se mantuvo casi siempre por encima de los dos dígitos**.

Más allá del régimen burocrático del maoísmo y de su política de conciliación, no solo con el imperialismo y gobiernos burgueses, sino con dictadores como Pinochet, a fines de los 70 había grandes logros. También según Hobsbawm, el consumo medio de alimentos, en calorías, estaba un poco por encima de la media mundial, superando a 14 países latinoamericanos y 38 africanos. Si en 1949 la esperanza de vida al nacer era de 35 años, había subido a 68, con un espectacular descenso del índice de mortalidad. El número de niños escolarizados era del 96%, contra menos del 50% a comienzos de los 50. De todos modos, China no era una excepción en el proceso de estancamiento económico que iba produciendo la burocracia en los países que dominaba, y que la fue llevando a echarse por completo en brazos del imperialismo, restaurando el capitalismo.

Las reformas de Deng

En 1975, un año antes de la muerte de Mao, se aprobó una nueva Constitución en la cual se reconocía formalmente el derecho de los campesinos a la posesión de la tierra y garantías a la propiedad privada. En 1978 se pusieron en marcha los grandes cambios. En el mes de octubre comenzó la privatización en la agricultura, sector decisivo donde vivía el 80% de la población, y la liberalización del comercio exterior. En el mes de diciembre de 1978, el Pleno del Comité Central del PCCh aprobó un conjunto de medidas que Deng denominó las “cuatro modernizaciones, económica, agrícola, la científica y tecnológica y la de la defensa nacional”. Posteriormente comenzaron las reformas en la industria y el ingreso creciente de las multinacionales.

En el campo, los 800 millones de campesinos hasta entonces estaban organizados en un régimen de explotación colectiva, llamado “comunas”. Aunque se mantuvo formalmente la propiedad estatal, se desmantelaron las comunas y se dio la tierra en arriendo a las familias para su explotación individual, con plazos que se fueron alargando hasta llegar a los 30 años. En caso de fallecimiento del titular, la parcela pasaba a la descendencia. Se permitió la contratación de mano de obra. El nuevo régimen se denominó “sistema de responsabilidad por contratos”. Así se establecían las compras de productos agrícolas por parte de las agencias estatales a los campesinos individuales, con cantidades y precios pactados de antemano, y se autorizaba la venta libre del resto de la producción, en el mercado o también a las agencias estatales. Estas modificaciones hacia la restauración de la propiedad privada en la agricultura en los primeros años permitieron incrementar los niveles de producción, que en 1985 tocaron el 10% anual. Desde entonces fueron cayendo año a año. Las parcelas se fueron haciendo de tamaño muy reducido y empeorando las condiciones de la vida rural. Desde 1984, China es el primer importador mundial de granos

La “modernización” fue el regreso de la explotación capitalista

Las medidas de privatización y apertura a las multinacionales imperialistas que puso en marcha la burocracia china en los setenta han ido produciendo una superexplotación y desigualdad social crecientes. La penuria rural se fue agravando año a año, alimentando el éxodo de millones de campesinos a las ciudades. Allí se transformaron en mano de obra esclava, que enriqueció a la nueva burguesía china y a las grandes multinacionales imperialistas que se han instalado masivamente.

El periodista que envió Clarín estos días dice gráficamente que China es una “máquina de producir dinero y también pobres” (19/10/08). Según sus observaciones, unas cien familias disponen de más de mil millones de dólares, gracias a la pobreza de 800 millones de campesinos y de 360 millones de miserables. El PBI per cápita en las ciudades es de u$s 1.500, y en el campo es tres veces menos, apenas supera los 400 dólares per cápita (en Argentina en 2006 fue de 5.954). El “socialismo a la china” es puro capitalismo feroz y represivo.

La restauración capitalista se realizó con apelaciones a un supuesto “socialismo”, al cual se le sumaba un poco de mercado. Por ejemplo, en 1985, comentando las reformas de Deng, Fidel Castro decía: “Yo no pienso que los chinos hayan renunciado a sus objetivos socialistas, e incluso diría que, a mi entender, muchas de esas reformas son compatibles con una concepción socialista” (Le Monde Diplomatique, 9/85). Hoy día, tanto el PC cubano como el presidente Chávez siguen defendiendo un supuesto “socialismo a la china”. Sin embargo, el avance y consolidación de las medidas procapitalistas que motorizó Deng Xiaoping, han dado lugar a que hoy el país más poblado del planeta esté en manos de una feroz dictadura capitalista.

 

* Historia del Siglo XX. Grijalbo Mondadori, 1998.
** Enrique Fanjul: Revolución en la revolución. Alianza, 1994.


Más capitalismo y más miseria: Nuevas e históricas modificaciones en el campo

El presidente Hu Jintao encabezó el 12 de octubre pasado la cumbre anual del Comité Central del PCCh, reunida al cumplirse los 30 años del inicio de las reformas. Allí se decidieron dos medidas que harán pegar un salto a la penetración de la gran propiedad burguesa y de las multinacionales en el campo. A partir de ahora, los campesinos podrán transferir libremente los derechos sobre las tierras que utilizan sus unidades productivas, ya sea vendiéndolas, alquilándolas o sometiéndolas a hipoteca. En segundo lugar, algo más importante en una perspectiva estratégica de la explotación capitalista e imperialista de la agricultura, podrán hacerlo no sólo a otros campesinos individuales, sino también a grandes corporaciones agroalimentarias de alto nivel de capitalización y elevada tecnología, que reciban inversión extranjera o sean directamente empresas multinacionales. Hasta ahora, más de la mitad de la población china vive en el campo. Sus ingresos son muy inferiores a los muy mal pagos trabajadores urbanos y hay total insuficiencia en servicios básicos. Con estas medidas, se va a profundizar esa miseria, dando un nuevo impulso al éxodo hacia las ciudades de millones y millones de campesinos. Huyendo del bajo rendimiento de sus pequeñas parcelas, caerán en la esclavitud fabril. Al mismo tiempo, se desarrollará la concentración de la tierra en manos de grandes empresarios chinos y extranjeros.


Facsímil de Correo Internacional Nº13, octubre de 1985. Nahuel Moreno y sus colaboradores denunciaban en un largo artículo los avances de la restauración capitalista.

Facsímil de Correo Internacional Nº13, octubre de 1985. Nahuel Moreno y sus colaboradores denunciaban en un largo artículo los avances de la restauración capitalista.


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