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Recesión y olas de despidos¿Quién paga la crisis mundial?Políticos y economistas del establishment coinciden en que “lo primero es salvar a los bancos”. Pero la crisis ya llegó a la “economía real”: una ola impresionante de despidos empieza a recorrer el mundo. Los países imperialistas se ven obligados, uno a uno, a reconocer que ya entraron en recesión. La clase trabajadora y los pueblos sometidos tienen que salir a pelear para no ser quienes paguen los platos rotos
Alan Greespan, ex presidente de la Reserva Federal de los Estados Unidos, ahora se hace el “filósofo”: “se me reveló una laguna en la ideología capitalista en la que siempre creí. Mi opinión era que los mercados libres y competitivos son de lejos la mejor manera de organizar la economía. A lo mejor cometí un error al confiar en que los mercados podían regularse a sí mismos” (Wall Street Journal, 23/10/08). Paul Volcker, ex presidente de la Reserva Federal con Reagan, uno de los padres del neoliberalismo, reaparece como asesor estrella de Obama, y dice: “Se ha creado una crisis financiera sin precedentes que necesita ser reparada reconstruyendo el sistema bancario”. Todos, los “ortodoxos” y los “heterodoxos” del establishment económico debaten sobre “las faltas de regulaciones” que llevaron a la crisis. Y coinciden en su única receta: salvar a los banqueros. La “economía real” Mientras tanto, afuera de los bancos, en la calle, está la realidad: siguen llegando miles de inmigrantes desesperados a una España, en recesión, con 11,5% de desempleo. Sólo podían, antes de la crisis, aspirar a ser empleados en la construcción. Ahora, ni siquiera eso: la construcción se paralizó en tal nivel que nuevas urbanizaciones, como Valdeluz, a 60 km de Madrid, se transforman en ciudades fantasmas (Ieco, Clarín, 26/10/08.). La realidad española es, cada vez más, la de toda Europa. El 16% de los habitantes de la Unión Europea están bajo la línea de pobreza. Irlanda, Francia, Dinamarca y Gran Bretaña ya se declararon en recesión. La industria automovilística se hunde a pasos agigantados: Daimler anunció 3.500 despidos. En Suecia, Scania anuncia despidos que afectarán al 20% del personal. Similares noticias llegan de Francia e Italia. Gran Bretaña está a punto de tener 2 millones de desocupados (5%). Cruzando el Atlántico, en los Estados Unidos, la industria ya perdió 750.000 puestos de trabajo. Sólo en setiembre se produjeron 159.000 nuevos desempleados. En el sector bancario de Nueva York se perderán 35.000 puestos. Incluso Yahoo, empresa estrella de “las nuevas tecnologías”, pronostica eliminar un 10% de sus 15.000 empleos. El drama de la vivienda crece implacablemente. Surgen las ciudadescarpa en muchas localidades, o gente viviendo dentro de sus automóviles por haber perdido su casa. Un estudio de la ONU alertó que varias ciudades europeas y norteamericanas corren el riesgo de una “favelización” (rodearse de villas de emergencia). Roma, París, Londres, Madrid y Los Angeles, pobladas por miles de inmigrantes, aparecen como las primeras. Es que la crisis inmobiliaria ya dejó sin hogar a dos millones de personas y otras dos millones lo perderán en el 2009 (Raquel Rolkin, a O Estado de S.Paulo, 22/10/08). La crisis se extiende por todo el planeta: ya llegan reportes de que la recesión ha alcanzado a Asia, donde la japonesa Sony está recortando puestos de trabajo; a China y la India, que pronostican una fuerte baja en su crecimiento económico; e incluso a Europa del Este, donde los más afectados parecen ser Hungría y Ucrania. Latinoamérica no escapa a esta ola recesiva: en Brasil, Honda dio “vacaciones forzadas” a 2.300 de sus 10.000 trabajadores; y otras dos empresas del grupo, Honda Componentes y Honda Lock, hicieron lo propio con otros 3.000. En Volkswagen, se adelantaron vacaciones a 900 trabajadores y en General Motors a 8.600. En nuestro país, ya estamos viviendo los primeros coletazos de esta ola de suspensiones y despidos. Las consecuencias globales de todo esto serán terribles. Actualmente, según la OIT, el desempleo mundial está en el 6,1%. Pero esta crisis creará 20 millones de nuevos desocupados en el 2009, pasando, por primera vez en la historia, el número de 210 millones. ¿Cuál es la salida? Bush, los presidentes europeos y los popes económicos de los países imperialistas buscan parar la crisis financiera. Hablan de “construir una nueva arquitectura económica mundial”. No sabemos en que terminará, ni siquiera si podrán detener la bancarrota financiera y bursátil. Una cosa es segura: sólo piensan en el salvataje de los banqueros. ¿Quién va a pagar la crisis? Los trabajadores, perdiendo sus puestos de trabajo, con menos salarios, y quedándose sin viviendas. Y los pueblos del mundo, a los que se les planteará que tienen que ajustarse porque llegó la crisis. Por eso ahora, más que nunca, tenemos que organizarnos para pelear: ¡o ellos o nosotros! No hay que dejar pasar ni un despido ni suspensión, en ningún lugar del planeta. Hay que reclamarles a los gobiernos que, en el marco de la crisis, los prohíban por ley. En vez de salvar a los banqueros, hay que salvar a los deudores hipotecarios que se quedan sin casa, prohibiendo cualquier desalojo. Y hay que nacionalizar la banca, sí, pero de verdad, expropiando a los multimillonarios que las hundieron, y tomando el control de sus directorios, para poner los ahorros del mundo al servicio de alimentación, educación, salud y vivienda para todos. Y, en nuestros pueblos del Tercer Mundo, además de esto, se impone dejar de pagar, hoy más que nunca, la ilegítima e inmoral deuda externa, el vehículo que más “nos ata” a la crisis mundial. |
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