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Para los dirigentes “nunca es cuándo”Con miles de participantes se realizó en Jujuy la llamada “Constituyente Social”. Convocada por la conducción de la CTA, estuvieron De Gennaro, Yasky, Pino Solanas, Baradel, Sabatella y Claudio Lozano. Pese a la riqueza de los debates y centralmente por el rol de su conducción, el encuentro, bajo la consigna “ahora es cuando”, terminó sin ninguna resolución que apunte a fortalecer las luchas obreras y populares y a una salida política de los trabajadores.
Miles de participantes se dieron cita, llegados de varios puntos del país. Con 20 comisiones de 200 a 300 participantes cada una, alrededor de 5000 compañeros protagonizaron importantes debates. Entre los presentes hubo propuestas sobre la necesidad de apoyar las luchas en curso; priorizar un programa alternativo al kirchnerismo, como el no pago de la deuda y recuperar el patrimonio nacional; se habló mucho sobre si conformar un movimiento, partido o un frente político, remarcándose la necesidad de que tenga un “perfil de clase”, no de centroizquierda. Pero nada de eso se recogió en las resoluciones finales. Nuestro partido, aunque no fue convocante, participó con una delegación llevando en las comisiones propuestas de plan de lucha, un programa de fondo ante la crisis y la necesidad de conformar un Frente de los Trabajadores y la izquierda, repartiendo miles de volantes. Sin plan de lucha ni programa alternativo Todo el evento estuvo marcado por la unidad entre los dirigentes de la CTA abiertamente prokirchneristas, como Hugo Yasky, y los que practican un discurso más crítico, como De Gennaro. A ambos dirigentes se los vio juntos y sin fisuras. No asistió Eduardo Buzzi, de la Federación Agraria. “Están acá las distintas versiones del campo popular y no tenemos presencias que nos causen contradicciones”, señaló satisfecho Yasky (Página 12, 25-10). Miembros docentes de algunos SUTEBA criticaron a éste por su actuación en los conflictos educativos. Recordemos que muchos dirigentes de la CTA han tenido una actuación nefasta en peleas heroicas, como la del Neumático, o la de docentes de Provincia de Buenos Aires con Roberto Baradel a la cabeza. Tampoco se hizo centro en respaldar las huelgas de los docentes en curso. El evento culminó sin delinear ningún plan de lucha. La única medida resuelta fue una “marcha nacional” para diciembre, con un programa abstracto de “soberanía, democracia y redistribución de la riqueza”, con las que hasta adorna sus discursos Cristina Kirchner. Levantan correctos reclamos parciales como un seguro universal por hijo, contra los despidos o contra el hambre y la pobreza, pero sin responsabilizar de ello al actual gobierno, ni impulsar un programa de fondo para lograrlo. Hugo Yasky apoyó la estatización de las AFJP, sin alertar sobre las intenciones del gobierno de utilizar los fondos para pagar la deuda. De Gennaro dijo que es una medida “espectacular”. Pino Solanas (Proyecto Sur), quien participó de la comisión que presidió Claudio Lozano, habló de “recuperar los recursos petroleros, gasíferos y minerales”, pero nada de ello fue recogido. No se resolvió exigir la reestatización de YPF, los ferrocarriles, la estatización de la minería. Menos se decidió impulsar una gran campaña por el no pago de la deuda externa, ni por fuertes impuestos a los grandes empresarios, multinacionales, banqueros y exportadores. ¿Y el movimiento político? Hubiera sido un gran paso adelante que la conducción de la CTA convocara a conformar un frente político de los trabajadores y la izquierda para enfrentar al modelo, al peronismo, UCR y centroderecha. Pero una vez más los luchadores presentes fueron decepcionados. Las presencias de Martín Sabatella, intendente de Morón, Roy Cortina, presidente del Partido Socialista porteño y Marta Maffei, dirigente del SI, confirmaron una dirección opuesta, la de recrear una nueva variante de centroizquierda que ya fracasó. Lamentablemente, sin estas propuestas de fondo, no puede existir ninguna alternativa al actual gobierno, al servicio de saldar las graves y urgentes demandas para los trabajadores y el pueblo. “Ahora es cuándo” reclamaron los participantes desde abajo. Pero parece ser que para los dirigentes, el cuándo es nunca. |
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