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2008 con CristinaEl año en que cayó el doble discursoLa crisis mundial ya llegó. Cristina la aprovecha para simular que los males sólo “vienen de afuera”. Mientras tanto salva a patronales y evasores. Su modelo no fue nunca, menos ahora, de redistribución de la riqueza. La CGT y CTA mantienen el pacto con el gobierno. La burocracia quiere acallar los reclamos y eliminar las paritarias. Hay despidos y suspensiones y el país se sigue desangrando con los pagos de la deuda externa. A caballo de la crisis mundial que estalló en el corazón del imperialismo yanqui e irrumpió en la vida nacional, son millones quienes debaten sobre su futuro. En EE.UU. hubo 533.000 despidos en noviembre. Ya hay 3 millones de desocupados en España y otros tantos en el resto de Europa. Recesión, desaceleración, crisis, son las palabras más escuchadas. Se teme que se instale con fuerza en el país lo que ya empezó con despidos y suspensiones. Nos decían que el capitalismo y la globalización eran sinónimo de opulencia y bienestar, pero gran parte de la humanidad ve azorada que este sistema es sinónimo de pobreza, guerras y destrucción del planeta. Los poderosos vinieron hablando de “crecimientos record”, y ahora todo se desplomó. En el país del norte salvaron con 700.000 millones de dólares a bancos y multinacionales. Otras cifras siderales se destinaron con el mismo fin en Europa, Gran Bretaña y otras partes del mundo. El capitalismo privatiza las ganancias y socializa las pérdidas. Bush y Obama -con otro discurso-, acordaron que en la transición la crisis la paguen los trabajadores con despidos, suspensiones y rebajas salariales, mientras acaban de darle 15.000 millones de dólares a la General Motors. Y los gobiernos, como Cristina, le hacen de comparsa, salvando a las automotrices, patronales y evasores. Y destinando plata para la deuda que va a engrosar las arcas de los usureros y capitalistas imperialistas. 2008: primer año de Cristina y 25 de democracia Cristina acaba de cumplir su primer año de gobierno. Parece mucho más que doce meses, si se suman, con razón, los cuatro años anteriores de kirchnerismo. Un lustro que se asemeja a un siglo. También este año coincidió con los “25 años de democracia”. Democracia para ricos y corruptos, por supuesto. Con Alfonsín, Menem, De la Rúa, Duhalde y los Kirchner, se fue tejiendo un modelo de impunidad y entrega que persiste hasta nuestros días. Por eso existió Semana Santa en el 87 y el Rosariazo del 89 contra la impunidad e hiperinflación de Alfonsín. Los paros contra las privatizaciones de Menem y la gran movilización contra los indultos del riojano. Hasta llegar al Argentinazo, entre otros hitos populares, una semiinsurrección que tiró con la fuerza de la movilización a un gobierno que traicionó las expectativas populares. Después que la maldita policía de Duhalde asesinara a Kosteki y Santillán, el repudio lo obligó a anticipar las elecciones. El kirchnerismo asumió con un discurso “progresista”, pero al paso de los años quedó claro que gobierna para el FMI, el imperialismo, Repsol, Techint, los pooles de siembra, grandes empresarios y banqueros. Lo prueban el pago de contado al FMI, la permanencia de las privatizadas, el reciente subsidio de 8.750 millones de dólares a las petroleras, las retenciones sin diferenciar, el veto a la ley de glaciares en beneficio de la Barrick Gold, la entrega del petróleo, el gas y los minerales, la designación de Débora Giorgi como ministra de la Producción, quien viene del gabinete de De la Rúa y es del riñón de los industriales, sólo por mencionar algunos botones de muestra que no alcanzarían estas páginas si quisiéramos enumerar a todos. La derrota sufrida en la protesta agraria, sumada a la lucha salarial que venía de años anteriores, generó un antes y un después en el país. Nada ya será como antes. De la gloria Cristina pasó al ocaso. En un par de meses se hundieron las expectativas populares. Se dividió la patronal en el apoyo al modelo económico kirchnerista. Se le rebelaron dirigentes del PJ. Se fracturó la CGT y millones empezaron a ver que el doble discurso es pura mentira con que el kirchnerismo los estuvo engañando durante años. “Ya nadie le cree”, se escucha decir en referencia a la presidenta. Las encuestas le dan 25-30% de aceptación popular. Millones vieron que dos personas quieren manejar el país como patrones de estancia, resolviendo entre cuatro paredes decisiones que le corresponden al pueblo. De la transversalidad y concertación política se pasó a las patotas, pactos con la CGT y vuelta a los rediles del más mafioso y corrupto PJ. Hasta Aldo Rico volvió al ruedo como fervoroso kirchnerista. El autoritarismo, la arrogancia y el lujo de la primera mandataria se ganó el repudio de las masas populares. Ahora, intenta remontar, pero le cuesta, como barrilete acosado por fuertes vientos. Medidas fruto de la crisis, como la estatización de las AFJP o la expropiación de Aerolíneas, en vez de generar simpatía popular generan desconfianza. Por más que Madonna o Ingrid Betencourt visiten la Rosada, sus residentes verán cada vez menos muchedumbres aplaudiéndolos, salvo sus adulones y directos beneficiarios. El oficialismo puede perder las elecciones de 2009. Esto sumado a la crisis y los problemas de fondo no resueltos, pueden hacer muy difícil la gobernabilidad en vistas al 2011. La oposición burguesa hace críticas electoralistas pero no son solución para los graves problemas que aquejan a los trabajadores y el pueblo. Los trabajadores y la izquierda deben presentar una alternativa. Moyano-Yasky: abogados de las patronales La CGT viene sosteniendo un pacto pro gobierno y pro patronal a espalda de los trabajadores, del cual también participa la CTA. Moyano y Yasky participan directamente de los actos de Cristina. Lo hicieron ante la lucha agraria poniéndose al lado de un supuesto “gobierno nacional y popular”. Ahora, defendiendo medidas que tomó el gobierno obligado por la crisis, como la estatización de las AFJP. Esconden que es para oxigenar al Ejecutivo, en un año electoral, hacer caja para pagar los próximos vencimientos de deuda externa, intentar “controlar” parcialmente los despidos y suspensiones aunque sea por algunos meses con fuerte subsidios a las automotrices y delinear un plan de obras públicas, mirando las legislativas de 2009. No es su objetivo dar empleo genuino. Una muestra del rol de la burocracia es el acuerdo firmado en Petroleros. En la primera audiencia de las paritarias los dirigentes acordaron no discutir salario, a cambio de no hacer paros y promesas de “mantener el empleo”. Incluso, si fuese necesario, no descartaron reducir la jornada laboral con un 30 % menos de salario. Acuerdo que se hizo con las petroleras Repsol, Chevrón y Petrobrás, quienes nos vienen dejando sin petróleo y haciendo fabulosas ganancias. Quieren promocionarlo como caso testigo para todo el movimiento obrero. Por eso el pacto fue anunciado ante la presencia del ministro de Trabajo Carlos Tomada, De Vido, los burócratas de la Federación de Petroleros Privados y el SUPE, y las mencionadas multinacionales. Una alegría para Cristina y un ejemplo para reimpulsar el Pacto del Bicentenario. Pacto antiobrero que, cuando lo idearon, era para que el crecimiento beneficiara sólo a los de arriba. Ahora, para que la crisis la paguen los trabajadores. Los burócratas sindicales parecen voceros de las patronales. En Córdoba el SMATA, justifica las suspensiones y despidos como si fuera el abogado de las empresas. En Rosario dicen, ante el conflicto en GM, que la crisis la tienen que pagar “todos los trabajadores”, en vez de esa multinacional negrera. Desde ahora y en 2009 será decisivo sortear las trabas de los burócratas, que quieren cambiar salario por “empleo”, cuando no hacen nada por la estabilidad laboral y menos por salarios dignos. Apoyar todo reclamo obrero y popular contra los despidos, suspensiones y por salario, y exigir que los gremios se pongan al frente, será la tarea número uno de los luchadores. 2009: los desafíos que se vienen Cristina gobernará en los próximos meses en medio de la crisis mundial, la de su modelo económico, los aprietes del imperialismo, la pelea de las patronales por el reparto de la torta, inmersa en reclamos obreros y populares contra los despidos, las suspensiones y en defensa del salario. Contra los aumentos de las tarifas, los impuestos, la inseguridad y en repudio a las privatizadas. A la lucha de los trabajadores, este año se incorporó con fuerza la de las clases medias de la ciudad y el interior, la de los pequeños productores, los estudiantes. Luchas que son parte de las que se libran en nuestro continente. En Bolivia, Ecuador, Perú y Venezuela. Contra las multinacionales, repudiando las deudas externas, la entrega del patrimonio nacional y recursos naturales, o directamente contra el hambre, como se expresó crudamente en Haití. Ya está en curso la pelea por la estabilidad laboral y el salario. Bush, Obama, Lula, Cristina, quieren que la crisis la paguen los trabajadores. ¡Que la crisis la paguen los de arriba, las patronales, los capitalistas, los banqueros! ¡No a los despidos y suspensiones! ¡Aumento salarial de emergencia!, son las consignas fundamentales para enfrentar lo que se viene, en el camino de un modelo económico y político al servicio de los trabajadores. Los trabajadores, los luchadores y la izquierda tienen el desafío de encabezar esos reclamos. Izquierda Socialista seguirá impulsando la unidad para apoyar las luchas, al nuevo sindicalismo combativo y la unidad política con un Frente de los Trabajadores y la Izquierda para enfrentar al kirchnerismo, duhaldismo, Carrió, la UCR, Macri, Cobos, López Murphy en 2009. Hacer más fuerte a Izquierda Socialista es para fortalecer esa pelea. En lucha por una nueva conducción sindical y política, de independencia de clase, de los trabajadores. Llamamos a los luchadores a sumarse para darla juntos. |
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