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Cristina 2009Lipotimia, más endeudamiento y nuevo techo salarialLa presidenta tuvo que postergar su viaje a Cuba. Le diagnosticaron lipotimia y deshidratación a causa del estrés. Con reposo, dicen que ya estaría recuperada. Su esposo señaló: “eso le pasa a los pingüinos”, haciendo referencia a que la familia presidencial, donde tiene una gran fortuna en el sureño El Calafate, no está acostumbrada a las altas temperaturas de la Capital. Pero es el gobierno kirchnerista el que sufre de lipotimia. Su decaimiento obedece a que millones ya no creen en su doble discurso. El verso oficial de que los trabajadores y el pueblo iban a gozar por muchos años del “crecimiento sostenido más grande de los últimos 200 años”, como vaticinaban los Kirchner, quedó en letra muerta. Hoy lo que existe en el país es aumento del costo de vida, bajos salarios, menos consumo, más pobreza. Y la presidenta quiere que la crisis de su “modelo” económico, al compás de la crisis económica del capitalismo mundial, la paguen los sectores populares. Por eso su “plan” apunta a salvar a las automotrices, pagar deuda externa a los usureros internacionales e implementar un nuevo techo salarial por debajo de la inflación, de la mano de la CGT. La estatización de las AFJP, si bien dio marcha atrás con los negociados que hacían los bancos con plata de los jubilados, lejos está de ser una medida destinada a beneficiarlos. El dinero de la ANSeS se sigue destinando para pagar deuda externa. “El Gobierno estudia recurrir a las reservas del Banco Central para afrontar los vencimientos 2009 por 6.400 millones de dólares... recurriendo al flujo de recursos que están ingresando al ANSeS por el traspaso de los fondos de las AFJP al ahora único sistema jubilatorio de reparto” (Clarín, 12-01). Más claro, echarle agua. Por eso cuando se debatió la estatización de la jubilación privada, desde Izquierda Socialista planteamos que debían expropiarse las AFJP sin indemnización y que había que impedir que ese dinero se use para pagar deuda externa, cosa que está haciendo la presidenta. Por eso aquella medida, en vez de causar simpatía en la población, generó grandes dudas sobre el destino del dinero, que hoy se disipan, en perjuicio de los jubilados. Si a eso agregamos que el gobierno, a pesar de la crisis mundial, sigue negociando un nuevo canje con los bonistas que compraron títulos a Cavallo en 2001, lo que endeudará aún más al país, pinta de cuerpo entero que Cristina quiere recuperarse cuanto antes para seguir gobernando para los de arriba.
El 18% de aumento anunciado en dos cuotas y con mucha anticipación para los jubilados, no hace más que, además de consolidar sus ingresos de pobreza, actua como un nuevo “techo salarial” para los futuros aumentos en las próximas negociaciones salariales. “El tope deseado estaría en el 15 por ciento... un punto intermedio entre el 10 a que aspiran los empresarios y el 30 que deja trascender la CGT” (Clarín, 12-01). La conocida telenovela de siempre: llegar a una salida salomónica entre lo que dicen los empresarios y los gremios, para terminar otorgándo un aumento inferior a lo que necesita un trabajador para vivir dignamente. El propio Recalde, abogado de la CGT y diputado kirchnerista, reconoció que “en 2007 hubo empresas que tuvieron márgenes de rentabilidad superiores al 50 por ciento y la industria automotriz tiene un enorme colchón para aguantar la crisis” (Idem). ¿Por qué, como representante legal de Moyano, no lo aconseja a reclamar un aumento de emergencia para todos los trabajadores de $ 1000 como mínimo, en el camino de alcanzar la canasta familiar que ya supera los 4.000 pesos, en vez de pactar un nuevo techo salarial a espalda de los trabajadores?
En un año electoral, el gobierno teñirá todos sus anuncios con bombos y platillos: 0 kilómetros, heladeras, obras públicas.... Pero cada vez menos podrán ocultar que su objetivo es intentar descargar la crisis nacional y mundial sobre las espaldas del pueblo. Medidas con las que, mas allá de sus críticas electoralistas, coinciden Reutemann, Solá, Carrió, Binner... Los trabajadores, los luchadores y la izquierda deben tener claras metas. Apoyar las luchas en curso enfrentando los despidos y suspensiones, el boletazo, y reclamando un aumento salarial de emergencia y jubilaciones dignas. En el marco de levantar un modelo económico alternativo que parta del no pago de la deuda extrerna, reestatización de las privatizadas y un plan de obras públicas para dar trabajo genuino. Exigiendo que la crisis la paguen los de arriba y enfrentando desde ya el nuevo techo salarial que está pactando el gobierno de la mano de las patronales y la CGT. |
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