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Se profundiza la crisis mundialObama sigue salvando a banqueros y multinacionales¿Cuál es el programa de Obama? Firma con la mano izquierda, pero eso no implica que exista ninguna coincidencia ideológica con la izquierda. Incluso cuando aparecen titulares en los diarios sobre “nacionalizaciones” de bancos, su programa es clarísimo: que el Estado los sanee (léase, se haga cargo de las pérdidas) para dejarlos “limpios” y devolverlos a la actividad privada para que sigan con sus negocios.
Todo parece un barril sin fondo. En setiembre pasado se nacionalizó la mayor aseguradora del mundo, AIG. El gobierno yanqui puso 152.000 millones de dólares. Pero ahora está a punto de quebrar de vuelta: reportó 60.000 millones de dólares de pérdidas en el cuarto trimestre de 2008 y anunció que, o le dan más fondos, o va a la quiebra. Lo mismo pasa con los grandes bancos yanquis. El City, el Bank of America y el JP Morgan iban quedando a fines de 2008 como los “ganadores” de un espectacular proceso de concentración de la banca norteamericana. Se “comieron” al Bear Stearns, Washington Mutual, Countrywide y Merrill Lynch. Pero el pescado de esa cena estaba podrido. Hoy el City y el Bank of America tienen pérdidas siderales y cada día suena más fuerte la “nacionalización” de uno o los dos gigantes. Nouriel Roubini, uno de los “economistas estrella” del momento, habla sin pelos en la lengua: se va a un programa parecido al de Suecia en los ´90: tomar el control de los bancos, hacerse cargo de las pérdidas y “devolverlos limpios” al sector privado. Claro que con economías del tamaño de la yanqui y la europea, muchas veces mayores que la escandinava. El problema aparece cuando nos preguntamos cuánta plata hay que inyectar para sanear a los bancos. Roubini estima que se necesitan 3,6 billones de dólares (corrigiendo su anterior estimación de 2 billones), de lo cual la mitad pertenece a bancos yanquis. El FMI es más “optimista”: dijo que las pérdidas potenciales llegarán a 2,2 billones. A veces resulta imposible hacerse una idea de los montos siderales en juego en estos rescates. El paquete de salvataje a los bancos propuesto por Bush en octubre (y votado conjuntamente por Demócratas y Republicanos) y el actual plan de “estímulo económico” -ya en la administración Obama- suman juntos 1,4 billones de dólares. En estos días aparecieron las ocurrencias: la pila de billetes de 100 dólares tendría 1.500 metros de altura y puestos al lado uno de otro darían la vuelta al mundo 78 veces. Dinero que va, en su inmensísima mayoría, a rescatar a los empresarios que fundieron sus bancos y empresas, siendo ínfima la plata que se destina, como un maquillaje demagógico, a “ayudar socialmente” a los que sufren las consecuencias. ¿Es posible que se sigan tirando sobre el sistema financiero esas sumas? ¿La Reserva Federal y el presupuesto yanqui, que ya suma un déficit récord de 1,2 billones de dólares, no tienen límites? Y cabe la misma pregunta para el Banco Central Europeo, el Banco de Inglaterra y los presupuestos de los demás países imperialistas. Debemos ser clarísimos: el capitalismo no marchará “inexorablemente” a su bancarrota, no se “derrumbará sólo”, producto de las quiebras. Podrán seguir poniendo plata, inventándola si es necesario, generando nuevas bicicletas que, al poco tiempo, generarán nuevas quiebras y crisis. Hay un solo “hasta cuando”: dependerá de cuál es el límite al cual les permita llegar la clase trabajadora y los pueblos del mundo. De cómo reaccionen frente a una crisis que se profundiza en los números “reales”. La caída de la economía en Estados Unidos, toda la zona Euro, el resto de los países europeos y Japón va alcanzando niveles récords a partir del último trimestre del año pasado. Y los pronósticos para 2009 son aterradores. Incluso China hoy se desacelera ferozmente, producto de algo tan simple como que la mayoría de sus exportaciones van a Estados Unidos y Europa. La debacle ya aterrizó en Latinoamérica, con la noticia de Brasil, que la semana pasada anunció un aumento de su tasa de desempleo del 6,8% al 8,2% en sólo un mes. Y en los propios Estados Unidos, ya hay 31 millones de personas que están dependiendo de la ayuda estatal para comer y los desempleados aumentan de a centenas de miles por mes. En las últimas semanas vimos las luchas en Grecia, Francia, Finlandia, Irlanda o ahora en las Antillas. La policía británica acaba de emitir un informe de inteligencia alertando un “verano de cólera” (en el hemisferio norte va de junio a setiembre) previendo movilizaciones de todos los que han perdido sus empleos, casas o ahorros. Mientras tanto, los gobiernos del mundo, empezando por el de Obama, siguen tirando billones para salvar a los bancos. Cuando hablan de “medidas” para la producción, es plata para los monopolios, como el caso de las automotrices yanquis. Nadie siquiera menciona prohibir por ley los despidos o nacionalizar empresas definitivamente y sin indemnización. ¡Que la crisis la paguen los que la provocaron: los banqueros y empresarios! Quizás la resistencia obrera y popular, en las próximas semanas o meses, ponga esa consigna a la orden del día en todo el mundo. |
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