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FranciaHuelga general y tres millones de manifestantesPor segunda vez en este año, Francia fue conmovida por una huelga general que abarcó a estatales y privados y sacó a la calle a millones de personas. Los trabajadores piden medidas contra los despidos, en defensa de su salario y van contra las reducciones presupuestarias en salud y educación pública. Se trata, como en todo el mundo, de la lucha para que la crisis la paguen los ricos y no el pueblo trabajador.
La movilización en Francia fue la más importante de la última semana, pero no la única. En Nueva York manifestaron 75.000 trabajadores de la salud y la educación, algo nunca visto desde hace muchas décadas. En Lisboa (Portugal) fueron 200.000. En Barcelona los estudiantes se enfrentaron a la policía en defensa de la universidad pública. En Madrid, los policías, por el contrario, se movilizaron por su salario. En nuestro país están parando centenares de miles de docentes. En Venezuela están saliendo a la lucha gremios tan poderosos socialmente como los petroleros, los empleados públicos y los trabajadores del metro. En Francia, y en todas partes, los capitalistas dicen que la crisis no se soluciona con movilizaciones y huelgas. Lógico, porque así corren el riesgo de que sean ellos los que tengan que pagar los platos rotos. Y además, luchando los trabajadores van avanzando hacia imponer la verdadera solución, liquidar al capitalismo e implantar un orden socialista. El poder La movilización francesa, como toda gran huelga general, cuestiona el poder. Algunos trabajadores pasaron a medidas más radicales, como los obreros del laboratorio Glaxo, que ocuparon la fábrica, o como los obreros de Sony, que ocuparon la empresa con su gerente adentro detenido por los trabajadores hasta que diese una respuesta satisfactoria. Los trabajadores de baterías Exide Technologies impidieron el vaciamiento de la fábrica, con guardia obrera y movilizando a toda la población de la localidad. Los obreros de la empresa de neumáticos Continental levantaron una simbólica horca con muñecos representando a los patrones (al gerente solo le tiraron algunos huevazos). O los trabajadores portuarios que corrieron a trajeados directivos por todo el puerto, con ganas de pegarle algo más que un huevazo. Estos hechos, aunque confusamente, comienzan a tener un correlato político. La huelga tuvo el apoyo récord del 80%. La credibilidad de Sarkozy se hunde en proporción inversa. Una encuesta reciente indica que Olivier Besancenot, el cartero dirigente del Nuevo Partido Anticapitalista, tiene un 43% de los franceses, que dicen que es el que “mejor se ocupa de Francia”. Todo esto sin que los dirigentes sindicales y políticos que hablan en nombre de los trabajadores digan y hagan lo que tendrían que decir y hacer, y lo que gritan los trabajadores en la calle: ¡Aumento salarial inmediato! ¡Que se vaya Sarkozy! ¡Abajo su plan económico! ¡Ni un despido! ¡Abajo los ajustes! ¿Huelga general hasta echar a Sarkozy? Durante febrero, la huelga general en Guadalupe y Martinica, colonias francesas, fue muy comentada en Francia. Mientras la dirección sindical dejó aisladas a las huelgas en las islas antillanas, muchos trabajadores decían que habría que hacer lo mismo: huelga general por tiempo indefinido hasta que se satisfagan las reivindicaciones o se vaya el gobierno. Y hubo manifestaciones en París en solidaridad. Este ejemplo de las islas se fortaleció con el triunfo de la huelga y la obtención de sus principales reclamos. En Francia, desde la huelga general del 29 de enero, hubo huelga de universidades, con profesores y estudiantes formando sus comités de huelga y coordinándolos a nivel nacional. También de los trabajadores del correo. Pero la burocracia sindical de la CGT, CFDT y demás centrales, se limita a lo que llaman “jornadas de lucha”, lo más separadas posibles entre sí (desde el 29 de enero pasaron casi dos meses hasta el 18 de marzo, la nueva “jornada”). Mientras, el gobierno reafirma su plan económico. Y ahora dicen que van a hacer una marcha… el 1º de mayo. El izquierdista NPA, que como queda dicho es un punto de referencia político nacional, afirmó que está por la huelga general por tiempo indefinido. Sin embargo, su dirección no está impulsando la organización desde las bases para enfrentar a la burocracia sindical e imponer la huelga. Cada día más, no sólo en Francia, los trabajadores necesitan nuevos dirigentes que, como lo dice Orlando Chirino en Venezuela, estén dispuestos a ponerse al frente de su lucha hasta el final. |
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