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Escribe:
Pablo Delverde
Dengue
La epidemia de los Kirchner
El dengue se extiende por el país con una velocidad incendiaria. Queda al desnudo la pobreza, la imprevisión, la desidia oficial y el total y completo colapso sanitario, que sigue ocasionando muertes. El esfuerzo del gobierno nacional se concentra en ocultar las verdaderas cantidades de infectados. Pretende minimizar el tema para que no le complique más aún la campaña electoral.
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Los integrantes argentinos de la red internacional Médicos del Mundo denunciaron “que la epidemia ya afectó a 40 mil personas y que existe evidente manipulación y/o ocultamiento de la información epidemiológica en las provincias, por lo que exigieron que se declare la Emergencia Nacional.” (Clarín, 13/4/09). Los intentos de encubrimiento de la verdadera magnitud de la epidemia por parte del gobierno peronista de los Kirchner son escandalosos. Se intenta ocultar, no sólo la crisis producida hoy por el brote del dengue, sino también la inacción oficial, la precariedad del sistema sanitario y las pésimas condiciones de vida de millones en nuestro país.
Como denuncia la misma organización, la epidemia puso al descubierto “la opacidad, fragmentación y manipulación” del Sistema de Información Epidemiológica en Argentina. También remarcan que el programa dependiente del Ministerio de Salud de la Nación, responsable de combatir enfermedades de transmisión vectorial como el dengue, “se mantuvo durante los últimos años y actualmente sin recursos, con falta de personal y con nula presencia en los territorios donde abunda el mosquito Aedes aegypti” (Clarín, 13/4/09).
Al ritmo del crecimiento alarmante de la epidemia, suben descaradamente los precios de todos los productos asociados con la prevención y cura de la enfermedad. Repelentes familiares, insecticidas, servicios de fumigación, mosquiteros, tules y hasta el paracetamol, único analgésico que sirve para combatir los síntomas, vieron subir sus precios en forma exponencial. Frente a esta escandalosa situación, ¿qué hizo el gobierno a través del Ministerio de Salud y del Secretario de Comercio Guillermo Moreno? Absolutamente nada.
“Prohibido hablar de epidemia, estamos de campaña”
Ese es el lema de Néstor Kirchner, principal ideólogo de las acciones de gobierno de su esposa Cristina. Con la tozudez de quien cree que puede tapar el sol con la mano, el presidente del PJ pretende que la manipulación de las cifras evite que la epidemia de la pobreza se cuele en la campaña electoral. Pero la bronca popular en las zonas más afectadas parece hacerle poco caso a los deseos del ex presidente. El peronista y kirchnerista Capitanich, gobernador del Chaco, ya tuvo que salir a aclarar que no será parte del operativo de las candidaturas testimoniales que impulsa Néstor. ¿Lo hace porque está muy preocupado por combatir el dengue? Para nada. Se baja porque sabe que los votos van a expresar un profundo rechazo a su gobierno en una de las provincias donde más viene castigando la epidemia.
Kirchner y los suyos no son los únicos que pretenden hacer caso omiso del dengue para seguir intentando recolectar votos. Catamarca fue, hace poco más de un mes, escenario de una de las contiendas electorales anticipadas donde ganó la UCR. Allí, mientras disputaban con los mismos métodos clientelares y discursos encendidos los votos entre las listas del PJ impulsadas por Kirchner y las del gobernador Brizuela del Moral, el dengue se expandía aprovechando la absoluta imprevisión e inacción oficial. Hoy, esa provincia es una de las más afectadas con más de 7 mil casos, algunos de los cuales terminaron en muertes.
Todos los especialistas coinciden en que para combatir la epidemia y evitar futuras oleadas es necesario un plan de emergencia, pero también combatir las causas de fondo. Como denunció Gonzalo Basile, presidente de Médicos del Mundo Argentina: “Esta situación tiene que ver en gran medida con las propias condiciones de vida de más de 15 millones de personas que padecen la falta de cloacas, de acceso a agua potable y sufren basurales a cielo abierto” (Clarín, 13/4/09).
Para evitar que estas enfermedades de la pobreza se sigan expandiendo hay que terminar con el doble discurso de los Kirchner y compañía, que se pasaron cinco años hablando de redistribución de la riqueza mientras miles de millones de dólares iban a parar a los pagos de la deuda y a los subsidios de las grandes patronales. Hacen falta cambios de fondo, para que la plata no se la lleven los mismos de siempre y se destine a terminar de una vez por todas con la miseria y la pobreza, empezando por garantizar la salud y condiciones de vida dignas para el pueblo. Así se podrá derrotar al dengue y a los políticos socios del mosquito de la muerte.
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