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InseguridadCayó el muro de la vergüenzaEl intendente Gustavo Posse - ex “radical K”, hoy aliado a Cobos- impulsó la construcción de un muro que separaría a Villa Jardín, humilde territorio de San Fernando, Provincia de Buenos Aires, del acaudalado barrio La Horqueta, San Isidro. Según dijo, pretendía con esto defender la seguridad de los vecinos, convirtiendo a todos los habitantes de San Fernando en potenciales sospechosos, e incluso negándoles su derecho a transitar por un lugar que sería de paso obligado para quienes a diario van a sus trabajos o escuelas. La bronca no se hizo esperar y los vecinos arremetieron a mazazos, derrumbando el muro de la vergüenza. Esta medida no es novedosa. Hay antecedentes, como los proyectos alentados por Macri y por el “progresista” de Ibarra, quien en 2003 había intentado construir una muralla entre la Villa 31 bis y Barrio Norte. Incluso Posee había intentado antes avanzar con una muralla en Villa La Cava, pero fue también impedido por los vecinos. Lo mismo ocurre con el zanjón construido por el intendente de Ensenada, el kirchnersita Mario de Secco, cuyo objetivo es similar al del muro de San Isidro. La medida adoptada por Posse es la expresión más burda y obscena de las políticas de segregación social, discriminación y marginación que, en distintos grados, aplican el conjunto de los políticos patronales. El hecho de que todo el arco político-patronal, opositor y oficialista, haya salido a criticarlo, no significa que presenten posiciones muy distintas. De hecho, todos ellos salieron sólo cuando el levantamiento de los vecinos puso en evidencia lo escandaloso que era el proyecto. Hasta el propio Cobos, aliado político del intendente, tuvo que salir a decir que no estaba de acuerdo con la construcción del muro. Sin duda, los ataques más virulentos vinieron del lado del kirchnerismo. Desde Scioli hasta Cristina, pasando por el ministro de Seguridad bonaerense, Carlos Stornelli, y el intendente de San Fernando, todos condenaron la medida, posicionándose a la “izquierda” del intendente cobista. Sin embargo, todos ellos, ante el creciente flagelo de la inseguridad, confluyen con la derecha, apelando al endurecimiento de las penas o al incremento de policías en las calles, como lo anunció Scioli hace unas pocas semanas. La misma policía que alberga en sus cúpulas a los principales socios y generadores del delito. Además, son estos mismos políticos quienes apoyan un modelo económico que expulsa y margina a millones de habitantes, condenándolos al hambre y la miseria, generando las condiciones necesarias para la proliferación del delito. Muchos de los vecinos de San Fernando salieron a responder a los argumentos de Posse, diciendo que no eran ellos quienes generaban inseguridad, sino quienes la padecían. Sin duda la inseguridad golpea, incluso con mayor fuerza que al resto, a los sectores más desfavorecidos. Sin embargo, ni los impulsores del muro ni la oposición kirchnerista son respuesta a sus necesidades. Todos ellos responden a la inseguridad de la misma manera: con más policía en las calles y segregando a los pobres, ya sea con muros de concreto, con la judicialización de la pobreza o con políticas de hambre. Por eso es que los vecinos deben autoorganizarse en sus barrios, decidiendo en asambleas cuáles son las medidas más efectivas para hacer frente a estos problemas y sin depositar ningún tipo de confianza en los políticos patronales. |
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