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Mercedes Petit

7 de mayo de 1919

A 90 años del nacimiento de Evita

Todo se discute sobre María Eva Duarte de Perón, incluso su lugar y fecha de nacimiento. Pero no hay dudas de que ha sido la mujer de mayor influencia, que aún perdura, en la historia de la clase obrera y las luchas políticas de la Argentina.

Evita en el balcón de la Casa Rosada

Evita en el balcón de la Casa Rosada

Evita habría nacido en Los Toldos, provincia de Buenos Aires. Su padre fue Juan Duarte, un político conservador y estanciero de Chivilcoy, quien tuvo cinco hijos no reconocidos -“ilegítimos”- con la cocinera Juana Ibarguren. Su padre falleció en 1926. En 1930, junto a su madre y sus hermanos, se radicó en Junín. Allí concluyó sus estudios primarios.

Con apenas 15 años, en 1935 se trasladó a Buenos Aires, donde ya vivía su hermano Juan, cinco años mayor. Con perseverancia y audacia, y muchas privaciones, se fue haciendo un camino en el teatro, la radio y luego el cine. En 1942 pudo abandonar las pensiones y comprarse su propio departamento, frente a los estudios de Radio Belgrano, en Recoleta, en la calle Posadas. En agosto de 1943 fue una de las fundadoras de la Asociación Radial Argentina (ARA), primer sindicato de los trabajadores de la radio.

Primera dama

En enero de 1944 su vida cambiará para siempre. Un terremoto destruyó prácticamente la ciudad de San Juan. Desde la Secretaría de Trabajo y Previsión, el poderoso coronel Juan Domingo Perón (viudo desde 1938), impulsó una campaña de solidaridad. El 22 de enero de 1944 en un acto realizado en el estadio Luna Park, se condecoró a las actrices que más fondos habían recaudado en la colecta, encabezadas por Niní Marshall y Libertad Lamarque. Allí Eva, de 24 años, conoció a Perón. Y ya no se separaron más. En febrero ya estaban viviendo juntos en la Recoleta.

Eva siguió su trabajo cotidiano en la radio. Junto a dos radioteatros, trabajaba en un programa matutino que difundía las conquistas sociales y laborales de la Secretaría de Trabajo y actuó en la película «La cabalgata del circo», con Hugo del Carril y Libertad Lamarque. Ese año también resultó elegida presidenta de la ARA.

En octubre de 1945 se produjo la crisis política que llevó al encarcelamiento de Perón y su posterior liberación luego de la movilización hacia Plaza de Mayo. Cinco días después, el 22 de octubre de 1945, se casó con Eva. Al año siguiente asumió su primera presidencia.

“Esa mujer”

Al unir su destino al de Perón, Evita pudo desarrollar una enorme capacidad de trabajo y se transformó en una dirigente de masas. Su esposo encabezaba un movimiento nacionalista burgués que se apoyó en los trabajadores y los sectores populares. Ya desde la Secretaria de Trabajo y Previsión en 1944, Perón impulsó una larga lista de conquistas sociales (aguinaldo, jubilación, fuero sindical, vacaciones pagas, beneficios para los peones rurales, entre otras). Una coyuntura económica muy favorable para la Argentina le permitió al peronismo desarrollar desde el gobierno una política que se tradujo en un mejoramiento del nivel de vida obrero y popular. La contracara de esas conquistas fue la liquidación de la independencia de clase, la sumisión del movimiento obrero a una conducción burguesa y a la conciliación con los patrones, y el creciente dominio de una burocracia sindical totalitaria.

Evita se dedicó a la relación con los gremios y a una amplia labor asistencial para los sectores más pobres (ver recuadro). Desde 1948 funcionó, en lo que es actualmente la Facultad de Ingeniería en Paseo Colon, la Fundación Eva Perón. Desde allí se repartieron millones de juguetes, pelotas, alimentos, pensiones y realizaron obras benéficas como hogares de tránsito, colegios, escuelas de enfermería, asilos, policlínicas, colonias de vacaciones, etcétera. Así se fue ganando la adoración popular, tanto por su trabajo cotidiano en la Fundación, como por su discurso antioligárquico y de reivindicación de los pobres, los “grasitas”.

Al mismo tiempo crecía el odio que le tenían la oligarquía y la clase media gorila. No podían soportar su origen plebeyo, su profesión de actriz y su nuevo papel en el gobierno. “Esa mujer” (los contras y conspiradores no la llamaban por su nombre, y la cubrían de epítetos) podía codearse con sindicalistas, trabajadores y humildes desposeídos con la misma naturalidad con que aparecía junto al presidente en las funciones de gala, elegante, enjoyada y hermosa, o hacía una gira triunfal por Europa, recibida hasta por el Papa Pío XII.

En 1947 impulsó la Ley 13.010, de equiparación de derechos políticos de hombres y mujeres, el “voto femenino”. En 1949, ante la reforma constitucional, impulsó que se introdujese la igualdad jurídica de ambos cónyuges en el matrimonio, así como de todos los hijos reconocidos, y que la patria potestad fuera compartida por ambos progenitores. Estas medidas fueron dejadas sin efecto junto a todas las reformas constitucionales de 1949, en el año 1955. La patria potestad compartida recién se recuperó en el año 1985.

En 1950, cuando fue operada de apendicitis, le detectaron un avanzado cáncer de útero. Al año siguiente, la conducción de la CGT propuso que acompañara a Perón como candidata a la vicepresidencia. Ya estaba muy debilitada por la enfermedad. Los militares la vetaron. La fórmula finalmente fue Perón-Quijano.

Mientras Perón comenzaba su segunda presidencia, su agonía iba dando lugar a masivas expresiones de dolor. El 26 de julio de 1952, una transmisión radial en cadena informó: “A las 20.25, la jefa espiritual de la Nación ha entrado en la inmortalidad”. Evita tenía 33 años.


El peronismo y el control totalitario del movimiento obrero

En los años que estuvo al lado de Perón, Evita cumplió un papel fundamental en la formación de un aparato sindical burocrático que impuso un verticialismo totalitario sobre el movimiento obrero. La central obrera funcionaba en los hechos como un ministerio más. Entre 1947 y 1952 encabezó la CGT un sanjuanino prácticamente desconocido, José Gerónimo Espejo, un “empleado” de Evita. Cumpliendo con las tareas que le adjudicó Perón, ella era quien manejaba férreamente a los burócratas que se habían instalado en los sindicatos. Así lo analizaba nuestra corriente*:

“En todo este proceso [de verticalismo burocrático] jugó un papel importante Evita. […] Nosotros coincidimos con Perón cuando dijo lo siguiente en un reportaje que le hicieron en 1970: «Vea, le voy a decir yo: Eva Perón era un producto mío. Yo la he preparado. Indudablemente que yo la necesitaba a ella en el sector en que yo veía la debilidad de nuestro sistema social.» (Panorama, abril 1970).

“Pero creemos necesario agregar algo más. Evita fue parte del engranaje de control cegetista. Ministra sin cartera, a través de su dominio del aparato burocrático de la Fundación Evita y de la Secretaría de Trabajo y Previsión controlaba no sólo a los Espejo, sino a los dirigentes de los gremios más importantes. Por eso creemos que la descripción que hicimos de Evita en 1973 hoy sigue siendo válida. «Evita jugó un papel importante en este engranaje; su carácter plebeyo, por el cual era odiada por toda la oligarquía y la pequeña burguesía, y su paternalismo hacia los sectores más atrasados del proletariado, estuvieron al servicio del control totalitario del movimiento obrero. Fue el aspecto emotivo, demagógico, de ese proceso de degeneración que reemplazó la lucha de clases por las concesiones otorgadas desde arriba.”

 

* Ernesto González: Ascenso y caída del peronismo. Antídoto, Buenos Aires, 1986.


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