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Hagamos como VenezuelaREESTATIZAR Somisa, YPF y los ferrocarrilesLa nacionalización en Venezuela de dos empresas pertenecientes al grupo Techint desató una ola histérica de criticas desde todas las cámaras empresarias argentinas. Tanto el “peronismo opositor”, como el rejunte de radicales y Carrió, salieron a exigir que “se defienda el capital nacional amenazado”. Pero también desde el oficialismo se salió a defender a Techint. El pasado 21 de mayo, el gobierno venezolano de Hugo Chávez supuestamente “sorprendió” con sus declaraciones públicas: “El sector briquetero nacionalícese, la empresa Matesi nacionalícese, Comsigua nacionalícese, Orinoco Iron nacionalícese, Venprecar nacionalícese y la empresa de tubos Tavsa”. Las repercusiones sobre Argentina consisten en que dos de esas empresas pertenecen al grupo Techint: Matesi -controlada por Ternium (Grupo Techint) que posee el 50,2% de las acciones- y Tavsa (Techint 70% y CVG 30%). Inmediatamente se desató una ola de reclamos. Todas las entidades empresarias argentinas, sin excepción, salieron a repudiar el hecho y a exigirle al gobierno argentino que actuara “defendiendo los intereses del capital nacional”. Hugo Moyano, secretario general de la CGT, se puso del lado de Techint, oponiéndose a la estatización argumentando que “eso no es lo que nos enseño Perón”. Idéntico alineamiento tuvo Antonio Caló, dirigente de la UOM, gremio bajo cuya jurisdicción se encuentran los obreros de las empresas de Techint en la Argentina, quien exigió que Chávez debe “respetar los acuerdos bilaterales de protección de inversiones”, defendiendo a la multinacional, cuando ésta le debe a los trabajadores en Argentina 27 millones de dólares en premios no abonados. Los políticos de los dos agrupamientos principales de la oposición, el “peronismo disidente” de Macri-De Narváez-Solá y el “panradicalismo” de Carrió-Cobos-Ricardo Alfonsín, salieron a exigirle a Cristina que se pusiera incondicionalmente del lado de Techint. La presidenta, por su parte, tuvo una dura conversación telefónica con Hugo Chávez, reprochándole la falta de consideración hacia la seguridad de las inversiones argentinas en la república bolivariana, ante lo que aparecería como una “preferencia” venezolana por el capital brasileño. Mientras tanto, diversos voceros del oficialismo salían a poner paños fríos, asegurando que el gobierno argentino abogaría por “la máxima indemnización posible para Techint”. Reestatizar SOMISA y las privatizadas bajo control obrero Cuestionamos que la estatización de Sidor se haya realizado pagando más de 1.900 millones de dólares a Techint, y exigimos que las firmas nacionalizadas pasen a ser controladas por sus trabajadores, cosa que hoy no sucede en Venezuela (ver declaraciones de Orlando Chirino). Pero frente a los planteos de las patronales venezolanas y argentinas, defendemos incondicionalmente el derecho soberano del estado venezolano a hacerse de sus propios recursos económicos. Porque no hay ninguna posibilidad de independencia económica si no se recupera el petróleo, las industrias básicas, la banca, y el conjunto de la riqueza económica ferozmente saqueada durante décadas. Desde esta perspectiva, mientras se observa la lamentable “cola de críticos a las nacionalizaciones de Chávez”, o la no menos lamentable de los funcionarios del gobierno para que “Techint cobre lo más posible”, nos preguntamos: ¿Por qué en la Argentina no se hace lo mismo que en Venezuela? Si Techint, al igual que lo que pasó con Sidor en Venezuela, participó del festival de privatizaciones de los ´90 y se quedó con Somisa, y hoy amenaza con despedir a 700 trabajadores, ¿porqué no se la reestatiza? Si países mucho más vulnerables económica y políticamente, como Bolivia y Ecuador recuperaron parte de su renta petrolera, ¿qué esperamos en Argentina? ¿Que YPF Repsol agote hasta el último metro cúbico de nuestro gas y petróleo? ¿Por qué dejamos que la Barrick Gold saquee nuestras riquezas mineras y destruya nuestro acervo ecológico? Frente a la vergonzante defensa de “la propiedad privada” o “el capital argentino”, proponemos seguir el ejemplo de Venezuela y recuperar nuestro patrimonio nacional reestatizando todas las privatizadas, sin indemnización, y poniéndolas a funcionar bajo control de sus trabajadores. Algunos compañeros se preguntan si estatizar no significaría volver a las empresas estatales de la década de los 80, pasto de enriquecimiento de funcionarios corruptos, o de los mismos grupos económicos que se llenaban los bolsillos mientras las vaciaban. Por eso decimos que toda reestatización debe hacerse bajo estricto control de trabajadores y usuarios, no a través de la patota de Moreno o de la burocracia sindical. Sólo así, controladas y gestionadas por sus trabajadores, esas empresas estarán efectivamente al servicio de las mayorías populares. Techint no es argentinaTanto en el gobierno como en la oposición patronal, hay un frente único para defender al grupo Techint, que, según ellos, sería el más importante miembro de la “burguesía nacional”. Esa imaginaria burguesía nacional que supuestamente encarnaría proyectos de desarrollo, industrialización o independencia nacional no existe por ninguna parte. Si hay alguien a quien darle esa etiqueta requiere de un gran esfuerzo de imaginación, es justamente al Grupo Techint. No sólo porque la sede del grupo se encuentra en Luxemburgo (la nota formal de “protesta” ante las estatizaciones en Venezuela salieron de esa sede). Mucho más importante es saber que la primera cuota del dinero que Techint acaba de cobrar del propio gobierno venezolano por la estatización de Sidor (400 de un total de 1970 millones de dólares), realizada el año pasado, fue directamente depositada… en Alemania. Techint es un grupo multinacional, extranjero por la composición de la inmensa mayoría de los que controlan su paquete accionario (en su mayoría italianos) y con inversiones en la Argentina que, medidas, sea en producción o en trabajadores empleados, no llega al 30% del total. Pero quizá lo más importante es que Techint forma parte de la triste historia de saqueos de las privatizaciones de los ´90. En el año 1992 la acería Somisa, la más grande del país, fue privatizada y entregada a la multinacional. El valor de mercado de la firma oscilaba entre los 400 y los 700 millones de dólares. Pero los “interventores” de la empresa encargados de la privatización (primero Jorge Triaca y después María Julia Alsogaray), decidieron que se pagaran 100 millones de dólares en efectivo, 40 en pagarés y 12,5 millones en títulos de la deuda externa. Así terminó naciendo Siderar, la misma empresa que, a pesar de las ganancias que reconoce ella misma en sus balances públicos presentados en la Bolsa de Comercio de Buenos Aires, amenaza hoy con despedir a 700 trabajadores “por la crisis”. Orlando Chirino (UNT-USI), sobre las estatizaciones en Venezuela: “Son triunfos obreros, no una dádiva del gobierno”
Ante los anuncios de nuevas nacionalizaciones de empresas como Matesi, Comsigua, Orinoco Iron, Venprecar, Tavsa y Cerámicas Carabobo; Orlando Chirino, coordinador nacional de la Unión Nacional de Trabajadores (UNT) y dirigente de la USI (Unidad Socialista de Izquierda), señaló: “Los anuncios de nuevas nacionalizaciones de empresas en Guayana son un claro triunfo de los trabajadores. Este era un reclamo que se venía haciendo desde hace años, frente al cual el gobierno había hecho oídos sordos. Gracias a la lucha, la persistencia y el abnegado sacrificio de la clase trabajadora guayanesa se ha logrado esta conquista histórica.” (ver www.laclase.info) Por Sidor se pagaron 1.970 millones de dólares, un verdadero negocio para la multinacional Techint, que vio al día siguiente del acuerdo sobre el pago de este monto subir astronómicamente sus acciones en todas las bolsas del mundo. ¿Se volverán a repetir estas indemnizaciones? Sobre esto también se pronunció Chirino. “Estos anuncios no pueden terminar en nuevas compras del gobierno a precios de mercado que favorecen a los empresarios, como recientemente sucedió con la multinacional Techint, o en su momento con los propietarios de Electricidad de Caracas y CANTV.” Chávez dijo que las empresas nacionalizadas pasarían a estar “bajo control obrero”. ¿Qué es exactamente ese control para el chavismo y qué para los dirigentes sindicales clasistas? Chirino lo aclaró: “Para evitar que estas empresas tengan perspectivas y no sigan siendo empresas capitalistas en manos del Estado, es urgente que mantengamos la batalla para que ellas sean controladas directamente por los trabajadores. El control obrero no se reduce a que los trabajadores participen en la elección de los gerentes. Ese procedimiento se hizo en Alcasa (empresa de aluminio), pero la misma no cambió su esencia capitalista. La única posibilidad de avanzar, es que la administración de la empresa, el control de la producción y el manejo de sus excedentes estén en manos de los trabajadores y sus organizaciones genuinas. Cualquier fórmula de cogestión entre Estado capitalista y los trabajadores llevará inevitablemente al fracaso, como ha sucedió hasta ahora con todas las empresas nacionalizadas. En ninguna de ellas existe control obrero y por eso subsiste el capitalismo y cada vez se atropellan más los derechos de los trabajadores a nombre de un supuesto socialismo que no existe”. Finalmente Chirino recordó. “Hace pocos meses, en Puerto Ordaz, el Presidente utilizó un tono amenazante contra los trabajadores de las empresas básicas, porque solicitaban mejoras salariales, la destitución de los gerentes ineptos que estaban llevando a la quiebra a las empresas con su mala administración y denunciaban a la mafias existentes en la región. El Presidente creyó que los trabajadores iban a dar marcha atrás o se iban a atemorizar, pero no fue así, ya que los trabajadores siguieron luchando con más vehemencia para mejorar sus condiciones económicas y salvar las empresas. Hoy el Presidente tuvo que guardarse sus amenazas, autocriticarse, homologar el contrato de los compañeros de ferrominera y nacionalizar varias empresas como lo venían reclamando los trabajadores con su lucha. Esta es una prueba evidente que la única forma de avanzar, de profundizar la revolución, de romper con el capitalismo es luchar con todas nuestras fuerzas, no atemorizarnos por las amenazas, estar dispuestos a enfrentar la represión como sucedió en Sidor y resistir a las terribles campañas de desprestigio político e ideológico que se inventan los burócratas de gobierno para acorralar a los dirigentes sindicales que luchamos en forma honesta por avanzar hacia el socialismo de verdad, con democracia obrera, sin burócratas, sin corruptos y sin boliburgueses que nos quieren imponer a la fuerza su proyecto burgués desarrollista.” |
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